|Despertar así|
El sonido del llanto de un bebé sonó a lo lejos, como si viniera de otra galaxia, pero pronto se apagó. El silencio volvió a reinar en esa casa de los suburbios que todavía dormía, esperando la llegada del amanecer.
Pero ya era tarde, el daño estaba hecho. Camila ya no podría dormir. A diferencia de otras veces, agradeció la interrupción y pestañeó varias veces hasta que sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, convenciéndose a sí misma de que el sueño, con visos de pesadilla, ya había terminado, despertando en su humana realidad.
Movió su mano derecha hasta su propia mejilla y reconoció la humedad en ella. Una lágrima, una sola... la única que se permitía liberar, en complicidad del silencio y la oscuridad. El lazo entre la realidad, el sueño y el secreto.
No importa que parte se recreara en el sueño, en cada una de las 753 noches en que aparecía, en la pantalla grande de su mente, entre la bruma de Morfeo, mitad castigo, mitad deseo, el final era siempre el mismo, la imagen era una sola, siempre en blanco y negro:
Ella la miraba sin sonreír. No necesitaba de color en el sueño para reconocer el color en ellos. Sus dedos llegaban a su mejilla y trazaban el mismo camino de la lágrima, y su caricia, tan ligera y húmeda como esa gota, efímera y desgarradora, apenas rozaba su piel en un segundo que duraba una eternidad, sus ojos clavados en ella, se despedían en un mudo adiós. Y después giraba sobre sí para subir una escalera por la que desaparecía a través de las nubes.
Podía despertar cuando recién subía, estaba llegando a la mitad, o cuando ya nada de su imagen quedaba por discernir a través del humo. La sensación era siempre la misma, ella había partido para siempre, llevando sólo una cosa como equipaje: Su alma.
Sin embargo, esa noche no se marchaba sola. En sus brazos, todavía dormida, la figura de una niña castaña descansaba en su hombro y desaparecía junto a ella. Su alma y su vida.
Camila inspiró y rompió el silencio con la nariz húmeda, parte en culpa por el sueño y otro mucho por los resabios de la maldita gripe que la había volteado en cama una semana completa. Se sentó en el borde y esperó que el equilibrio volviera a ella. Todavía estaba débil por la enfermedad y el efecto de los antibióticos en dosis que aniquilarían a un caballo y que aún no había terminado. ¿Era eso o el abrupto cambio en su sueño?
Se puso de pie despacio y miró al otro costado de la cama, ocupada por su marido. David debía haber regresado entrada la madrugada. Caminó descalza, avanzó al baño y cerró la puerta.
El reflejo del amanecer de verano se colaba por la ventana e iluminaba apenas el espejo frente a ella. Apoyó las manos en la mesada del baño y sintió como todavía estaba allí, encadenada a su muñeca, soldada a su mano, la única joya que portaba, como recordatorio del pasado. Bebió un sorbo de agua y se mojó la cara buscando despejarse.
Inspiró por la nariz, haciendo un esfuerzo. Maldita gripe. Había perdido dos semanas de su vida por esa gripe: Era la primera vez en 16 años que había caído enferma de semejante manera, nunca había permanecido en cama más de un día y había tomado más antibióticos que en su vida completa.
Sus tres hijos mayores se habían enfermado una semana antes y ella era la única que se había contagiado, por supuesto. En un acto de generosidad sin precedentes, David se había llevado a la niña a la casa de su socio mientras ella se encargaba de los otros tres, que ya empezaban a mostrar su mejor parte masculina: no soportar ni siquiera una gripe.
Una semana después, ella era la víctima de la enfermedad, con fiebres altísimas y dolores que sólo se veían superados por los de parto. Y entonces David volvió a ser el padre perfecto y se llevó a los cuatro niños, haciendo de padre de tiempo completo. Contrató una enfermera para ella y asunto arreglado.
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Lie to me - Camren G!P
Fanfiction+Historia temporal. Recuerda que es una historia publicada de manera privada, por lo que necesitas seguirme para acceder a todos los capítulos. Una vez que leas toda la historia, puedes dejar de seguirme si así lo deseas. Si no te aparecen los capít...