Inspire me - Capítulo 1

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|Tranquilo corazón|

–¡Apúrate John! Vamos a llegar tarde y esa es la marca registrada de Camila. ¡Que el cielo me ampare de querer sacarle su lugar! –Ally terminó de calzarse su tapado y se acercó a su hijo que jugueteaba con las llaves del automóvil con gesto ausente, arriba y abajo, atrapándolas en el aire– Déjame verte otra vez.

–Mamá...

–Seth, te ves fantástico –Puso los ojos en blanco mientras Ally le acomodaba la corbata y sacudía alguna imaginaria pelusa de los hombros–. Ponte derecho –Seth volvió a mirar a la escalera mientras se estiraba dentro del saco, su padre venía haciendo los mismos gestos de incomodidad–. Basta de caras; mis dos hombres se ven fabulosos ésta noche.

Las llaves volaron una vez más fuera de la mano de Seth y John fue un segundo más rápido para atraparlas. Abrió la puerta, extendió el brazo a su mujer y dejó que su hijo cerrara detrás de ellos. Seth inspiró profundo y caminó con paso lento hacia el automóvil con las manos en los bolsillos. Odiaba las fiestas, odiaba los eventos, estar en público con su madre porque no hacía otra cosa que llenarse la boca con sus logros y hacerlo centro de atención cuando él quería pasar inadvertido.

Cerró la puerta del automóvil y se acomodó en el asiento trasero dejando vagar su mirada entre las luces mientras entraban a la ciudad rumbo a los muelles. Su mente aprovechó la distracción para llevarlo al pasado, cuando invadió el espacio privado de sus padres y encontró el tesoro más inesperado. No estaba allí su madre, pero reconoció de inmediato dos de las tres mujeres sobre la cama. La que cambiaba el pañal del bebé era Dinah, la mejor amiga de su madre. La víctima, debía ser la última hija de Camila, otro miembro de la secta femenina. Y la maja vestida que iluminaba el espacio con su sola presencia era su musa: Normani.

Todas sus neuronas se fueron de paseo cuando sus ojos y su sonrisa amplia aparecieron en ese rostro perfecto que había llenado todas sus fantasías adolescentes. Como no podía ser de otra manera, enrojeció hasta la raíz del pelo, tropezó con sus propios pies y tartamudeó dos palabras que no recordaba con exactitud. Se quedó parado como un idiota en la puerta, mientras ellas abandonaban la habitación. Normani era perfecta, en el más amplio de los sentidos y él era un muchachito idiota que perdía el habla cada vez que ella aparecía en el escenario. Y entonces ella lo miró, como si lo viera por primera vez. Y en ese momento, decidió que tenía que hacer algo para obtenerla.

~*~

–Ally Brooke –Normani se adelantó a recibir a Ally con un abrazo mientras subía por la rampa escoltada por los dos hombres de su familia. La enganchó del brazo y la condujo a la entrada del salón Blanco.

–¡Esto es fabuloso, Normani! ¡Felicitaciones!

–¡Gracias! La verdad, el esfuerzo ha valido la pena, pero me duelen los pies, no veo la hora de sentarm... –Normani levantó la mirada y se detuvo en el joven que la miraba con intensidad–. Seth... –el aludido sonrió mientras extendía la mano para saludarla, su sonrisa apenas torciendo para arriba la comisura de sus labios y sus ojos paseando indiscretos por el recorrido de la tela de su vestido en toda su extensión hasta detenerse en su boca. No había podido pestañear ni respirar en todo ese tiempo que fue un segundo y duró una eternidad. Tuvo que tragar para componerse y recordase respirar, rezando por no sonrojarse como una adolescente.

–Hola Normani, tremenda fiesta –Seth estrechó su mano con suavidad y no la soltó de inmediato. Ella volvió a tragar buscando deshacer el nudo de arena que se había atascado en su garganta. Se perdió en esa sonrisa. ¿Desde cuándo Seth podía entrar en la lista de lo que ella llamaría un hombre deslumbrante? Un momento. Los cables en su cabeza habían entrado en corto circuito; debía ser el stress que estaba sintiendo desde que comenzó con la organización de la fiesta.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora