Forgive me - Capítulo 26

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|Flores para ti|

No fue hasta que apagó la última luz de su casa que se permitió pensar.

Más de una vez rogó que las teorías que Robert aplicaba sobre ella fueran reales y que el vacío en su cabeza no reflejara parte alguna de su realidad, pero otra vez se sorprendió de la capacidad que podía encontrar en ella misma para lo inesperado.

Pudo clavar los ojos en el cielo raso de su habitación, toda la noche con la mente fija sobre esa pared en blanco, viendo una y otra vez la película de sus recuerdos. No pudo dormir pero sobrevivió con bastante dignidad a los embates del recuerdo.

El día pasó rápido y estiró su estadía en la casa de Ally hasta que el sol volvió a caer. Agradeció tener a los niños para aturdirla, entretenerla y ocuparla. La casa de los Taylor se llenó de gente y ella pudo mezclarse en conversaciones triviales que no la tenían como protagonista, en problemas más o menos importantes que los suyos, que la ayudaron a no pensar en los propios.

Antes de que la casa volviera a quedar sólo con sus dueños, aprovechó una salida masiva para escapar. Ally sabía que la estaba evitando, pero no pudo hacer mucho para acapararla. Normani había llegado pasado el mediodía y se marchó con su hijo para compartir un día en familia de tres. Su mirada le dijo sin palabras que sabía de lo ocurrido la noche anterior, quizás Paige le había pasado un parte detallado como testigo presencial, Robert habría hecho otro tanto. De ninguno de ellos podría escapar.

Ya en su casa, había recorrido cada habitación después de acostar a Dalia y se quedó en el medio de la oscuridad mirando hacia la calle por la ventana de la habitación de Dylan.

¿Qué estaba esperando?

Lo mismo que durante todo el día, el miedo escondiendo la real ansiedad que sentía: que Lauren apareciera.

No se había cansado de recorrer la piel de sus brazos, como ella había hecho la noche anterior, casi como un tic. Y el tenor de sus palabras. Dijo que no se daría por vencida.

¿Sería cierto? Si sabía que podía ser tan poderosa como para derrumbar sus murallas con la punta de sus dedos, ¿por qué no aprovechar su momento de debilidad? ¿Sonaba muy ridículo? Quería escapar de ella, quería que llegara para escapar, y en esa huida poder robar un minuto de su mirada, un centímetro de su cercanía. Quería poder empujarla lejos, pero sólo porque quería tenerla tan cerca como para poder hacerlo.

Volvió a mirar a un lado y al otro de la calle vacía. ¿No era ese el momento ideal para que apareciera? Ella estaba sola, estaba quebrada. ¿Por qué no salía a la noche y lo gritaba bien fuerte? Quizás saliera de su escondite, detrás de un árbol, para apoderarse una vez más de ella.

Se inclinó sobre el escritorio y abrió la ventana, dejando que la suave brisa entrara a la habitación, asomando la mitad del cuerpo por la abertura que estaba justo arriba de la puerta de entrada a su casa. Ella la vería si estaba allí.

Se trepó al escritorio y se sentó en el marco de la ventana, haciendo equilibrio hasta acomodarse. Se sostuvo con una sola mano y se inclinó un poco más afuera, asomándose para mirar hacia el cielo.

Detrás de las espesas nubes, que no hacían otra cosa que presagiar una tormenta, podía ver la brillante circunferencia de la luna. No importaba que tan densas fueran las nubes, ni que tan brava fuera la tormenta que se gestaba, todavía no podían ocultar su brillo blanquecino.

La luna en su esplendor era hermosa, pero no dejaba de ser un reflejo del sol. Como ella. Ella brillaría cuando algo de la luz y el calor de la verdadera estrella la tocara, de cualquier otra manera, sólo era un pedazo de roca, frío y oscuro, que sin su luz ni siquiera podía percibirse en el cielo, en la noche.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora