Capítulos Extras |12|

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|Danna|

Caía el sol tras los acantilados de Dover. Danna Benson observaba su paisaje favorito: Noelle mirando más allá del horizonte, imitando con su arte el cielo perdiendo los colores del crepúsculo, su último violeta diluyéndose en negro y dando paso a la noche. Toda esa poesía salía del lienzo que Noelle cubría de óleos con suaves pinceladas, sus dedos estilizados sosteniendo el pincel, su pelo revuelto por esa brisa de mar que todavía era tibia, que ella ignoraba, concentrada en la imagen y esa conexión directa con el alma a través de su arte. 

Suspiró y esperó hasta que ella hiciera ese gesto que determinaba el fin de su trabajo. Ya no había luz cuando dejó caer ambos brazos y exhaló con satisfacción. Al terminar se limpiaba el rostro con el dorso de la mano izquierda, por lo general manchándolo con el último color que había utilizado. Danna completó el ritual, porque si Noelle pintaba en su presencia, esperaba sin decir una palabra hasta que ella se acercara y diera su veredicto. A veces no veía la obra hasta el final, pero la mayoría las atestiguaba desde el principio. La abrazó de la cintura y apoyó su mentón en el hombro de Noelle.

—¿Cómo haces para darle sentimiento a un instante que desaparece tan rápido como para siquiera valorarlo?

—Los instantes son los que valen la pena en la vida.

—Quiero muchos instantes contigo —Noelle sonrió y se inclinó a un costado para acercar su rostro al de Danna.

—París será un comienzo...

—Lo sé... No puedo esperar.

El silencio acompañó un beso y Noelle fue la primera en separarse y empezar a guardar sus cosas. Debían volver a la casa de su abuela. Su tía paterna también estaba allí, para cargar las últimas cajas de su mudanza en la camioneta y ayudarlas a instalarse en París. Caminaron rozándose las manos hasta la casa de la abuela Daphne, conversando sobre los mil proyectos que las esperaban del otro lado del Canal.

Daphne y Denisse habían extendido su sobremesa después del té. La conversación se cortó abruptamente. Las dos sintieron que hablaban de ellas, las dos mujeres mayores no sólo no eran muy discretas, sino que tenían esa costumbre de hablar a espaldas de los demás. Danna era consciente de ello, si lo hacían "con ella" bien podían hacerlo "sobre ella".

—Ya las iba a ir a buscar.

—No es tan tarde, tía...

—Si me disculpan, yo subiré a bañarme. —Danna hizo un esfuerzo para no seguirla con la mirada y disimular las muchas ganas de acompañarla. Ya falta poco pensó, con una sonrisa, sin intrusos, sin compañeros de cuarto, sin familia indiscreta. Sólo ella y Noelle.

—¿Qué tienes ganas de cenar, mi cielo?

—Cualquier cosa, abuela.

—Denisse quería preparar ratatouille.

—Me encantaría.

—¿Y a Noelle? —preguntó con un tono raro al que no le quiso poner ninguna connotación.

—Seguramente sí —dijo tratando de sonar indiferente.

Levantó la vista e indagó en la mirada de su tía. Cuando era pequeña, Denisse había sido su confidente. En su difícil adolescencia, había encontrado en ella el apoyo y consejo que no halló en su madre. Confiaba que una vez cumplida la mayoría de edad, podría hablar con ella de su elección sexual sin tanto pudor. No pudo seguir mirándola a los ojos y recordó las palabras de su padre: era muy difícil crecer y vivir con personas tan prejuiciosas y tradicionales, con una bandera moral tan alta que no era otra cosa que una cortina de humo sobre sus propios problemas. Esa crianza a ultranza era la que a su padre le impedía salir adelante y reconocerse ante el mundo. Eso y el pequeño detalle de quién era su pareja y lo que esa revelación acarreaba. 

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora