Save me - Capítulos extras

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|Soledad|

8:00 a. m: Reunión en Sala de Juntas

10:00 a. m: Trabajar

11:45 a. m: Reunión con Jefe de Redacción

1:00 p. m: Almuerzo con las chicas

3:00 p. m: Trabajar

5:00 p. m: Entregar informe

6:00 p. m: Ir al súper

7:00 p. m: Estar jodidamente sola toda la noche

Dinah tachó su actividad de las 6 de la tarde y adhirió la de las 7, su actividad más odiada y aún así la que más le tocaba vivir, tenía sólo una cosa en su vida: el trabajo, vivía y desvivía por él. Hacía 5 años que lo que era su familia había desaparecido, su madre murió 2 años después que su padre, Dinah sentía que no pudo llenar el hueco.

–No puedes llenar nada Dinah –se dijo mientras ponía la comida en la despensa.

Cuando hubo terminando, tomó la comida congelada, y la metió en el microondas, tomó un paño de cocina cuando sonó la alarma del microondas que indicaba que su nutritiva comida estaba lista y se llevó la bandeja hasta la nevera donde tomó un jugo de pera y se fue a la sala de estar, prendió la televisión, hizo zapping por los canales hasta encontrar una película, ruda, no quería ver nuevamente Shakespeare in love aunque adorara la puñetera muestra del séptimo arte. Encontró una película con muchos disparos y sangre, no le prestó atención mientras engullía la insípida comida descongelada y escasamente caliente; le hubiese gustado estar en la mesa y que alguien, no importaba quién, le preguntara: ¿Qué tal ha ido tu día Dinah? Te ves cansada ¿Quieres ver una película y relajarte?

En vez de eso, sólo tenía los disparos del televisor, que eran sí, mucho mejor que el silencio. Terminó de cenar, y aunque estaba cansada no tenía pizca de sueño, lo que significaba que la noche sería larga.

Trabajaba en una empresa editorial, en la parte de traducciones, sabía 5 idiomas, además de tener un doctorado en literatura inglesa, era la jefa de su departamento, y hasta ahí llegaría, profesionalmente había llegado al tope, eso era lo único que la hacía feliz, porque todo lo demás la llevaba a límites de depresión insospechados, no tantos para atentar contra su vida, pero tampoco es que no lo hubiese pensado, sólo que, según sus propias palabras, era muy cobarde para matarse.

No tenía valor, era a veces muy absurdo para Dinah ser ella, en el trabajo era una pantera, se defendía con uñas y dientes, acechaba, crecía... gobernaba, tenía un departamento entero bajo su mando, el de traducciones, llegaban libros de todo contenido en todos los idiomas posibles y ellos lo llevaban al inglés, todos la respetaban, incluso para su asombro: la admiraban.

–El cargo tendría mucha influencia sobre dicha admiración –dijo para sí.

Entonces venía la parte que rayaba en la incredulidad, de ser una ejecutiva pasaba a ser una mujer insignificante, sí, ese término la definía bien, según su propia percepción, "sola" también le gustaba pero eso ya encajaba con la historia de su vida, desde pequeña había sido un poco asocial, a las niñas no les gustaba jugar muñecas con ella, luego no querían compartir las pinturas de labios o uñas, más tarde no era una de la lista principal de invitados (tampoco de la segunda lista) a las fiestas de la secundaria, posteriormente, en la Universidad era Dinah la que no quería ni ser invitada, ni que compartieran sus pinturas de uñas y labios con ella, total, ella no compartía sus conocimientos y sobrada inteligencia con nadie. Así había sido Dinah, las circunstancias la llevaron a superarse y compartir consigo misma.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora