|Sorpresa|
El despertador sonó a las 5 de la mañana, como siempre, Dinah en algún momento de la noche se había ido a su cama.
–Sigues viva Dinah, otro día viva –susurró frotándose los ojos para desperezarse, no se podía descifrar si esas primeras palabras del día eran un alivio o un lamento.
Fue al baño a cepillarse y lavarse el rostro, luego salió al otro dormitorio de su departamento, donde estaba su computador y su mini-gym que consistía en una caminadora y una bicicleta de spinning, fue a la caminadora, duró 30 minutos, era lo básico, lo que hacía para mantenerse en forma. Dinah era vanidosa en algunos aspectos, le gustaba comprar ropa, aunque la mayoría de la que le gustaba no la usaba, era como tener mamá, pero tenerla muerta, tan compleja.
Salió de la ducha y fue al closet envuelta en una toalla blanca, más de 20 camisas, 15 pantalones, vestidos, zapatos incontables; y volvió a decidirse por la camisa de seda blanca de vestir, el pantalón gris de rayas blancas verticales y el blazer a juego junto a los zapatos negros de tacón medio, no variaba en nada, sólo el color del conjunto que a veces era negro o azul marino. No quería cambiar, no quería adaptarse a los cambios, eso era lo que ocurría, por mucho que le gustara la camisa de color verde manzana de manga ¾, la falda plisada de color amarillo pálido y las sandalias del mismo color de la camisa, todas las piezas seguían aún con la etiqueta pegada.
Todos los días empezaban así para ella, peleando con la Dinah que quería ser...Con la que no sería.
Llegó al estacionamiento de la editorial, en su lindo y flamante Jaguar de la serie XF, lo había adquirido dos años atrás, después de darse cuenta que había gastado mucho de su sueldo en taxis. Y que necesitaba un maldito auto.
Subió hasta el piso 10, no sin antes saludar a la recepcionista principal que llegaba desde muy temprano y a los vigilantes de la entrada, ese era su mundo. Fue hasta su parte del piso, no era más que un espacio abierto separado por paneles, en donde cada quien tenía su pequeño espacio. Las oficinas de los ejecutivos quedaban en los pisos superiores.
Dinah fue hasta la parte donde estaba la pequeña cocina del piso, para tomarse su primara taza de té del día. Luego sacó de una de las gavetas del escritorio una galleta y prendió su ordenador, el departamento había recibido el día anterior una saga en francés en la cual iban a comenzar a trabajar, sacó el primer tomo, y comenzó a leer.
–Buenos días, Dinah –No tenía que levantar la vista para conocer quién era, Ally iba hacia ella con su dulce y contagiosa sonrisa, tenía el cabello entre rubio, miel y dorado, y sus lindos ojos oscuros. Ella era como una hermana mayor para Dinah. La había acogido como amiga desde el primer momento en el que había pisado la empresa–. Feliz Cumpleaños, cariño –le susurró mientras la abrazaba y le daba un sonoro beso en la mejilla.
Dinah se quedó de piedra ¿Ya había pasado otro año? ¿Ya tenía... ¡39!?
–Mierda –Escupió por lo bajo–. No voy a ir a ningún lado contigo –fue su agradecimiento, Dinah le había hecho prometer en su cumpleaños anterior, que esta vez pasaría desapercibido, que nadie la felicitaría o, en su defecto, que no fuera una gran noticia.
–Tengo planes con John, no te preocupes –dijo Ally en tono jovial mientras iba a su escritorio–, sólo quería felicitarte.
–Gracias –murmuró mientras continuaba las primeras hojas del libro. Ally alargó la mano.
–Feliz cumpleaños, Dinah –dijo mientras le entregaba un paquete cuadrado.
–No tendrías que haberte molestado –señaló ella aceptando el regalo,
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Lie to me - Camren G!P
Fanfiction+Historia temporal. Recuerda que es una historia publicada de manera privada, por lo que necesitas seguirme para acceder a todos los capítulos. Una vez que leas toda la historia, puedes dejar de seguirme si así lo deseas. Si no te aparecen los capít...