Lie to me - Capítulo 20

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|No estoy sola|

El reloj despertador sonó y miré alrededor desconcertada. ¿Qué día era? En un rápido repaso mental, decidí que debía ser domingo. El sábado lo había pasado metida en la cama, siempre custodiada por algún miembro de mi familia. El ritual de cine se trasladó a mi habitación para que no tuviera que moverme y una vez terminado, después de una ducha reparadora, removí los dos vendajes que me hacían ver monstruosa. Solo quedaban los hematomas de la nariz, que de a poco iban desplazándose debajo de los ojos. Me tomaría con suerte una semana en que desaparecieran. Una semana en la que no abandonaría esas cuatro paredes por culto a la estética.

Los ruidos en las habitaciones contiguas denunciaban que mis hijos ya se habían despertado para sus prácticas de fútbol. Me incorporé en un codo; David ya estaba en la puerta con el desayuno. Apoyó la bandeja en la cama y me acomodó el pelo.

–Llamaré a Noel para que venga a buscar a los niños.

–No. Llévalos. Necesitamos volver a la normalidad.

–No puedo dejarte sola.

–Estoy bien. Un día completo de cama me ha dejado como nueva –Sostuvo mi rostro de la barbilla y apreció los hematomas–. Estaré bien. ¿Qué puede pasarme en casa? ¿Un ratón? Sabes que no les temo.

–Arañas –susurró. Abrí los ojos y sonrió de costado.

–Ya las sacaste todas –Tragué sin disimular el terror que me despertaban los insectos de ocho patas.

–CNN acaba de informar que hay una invasión de tarántulas africanas que bajó de dos contenedores de...

–¡Basta! –grité cerrando los ojos y apartándome con las manos–. Ve con los niños, yo sobreviviré a la invasión. Me encerraré en el ático hasta que llegues.

–Traeré a Drew. Es su fecha libre.

Me recosté en las almohadas e inhalé por sobre la taza con café humeante. El aroma conocido me hizo sentir a salvo, recordándome que estaba en casa. Bebí despacio con los ojos clavados en mi computadora, y un poco más allá, mi teléfono descansaba triste y mudo.

La angustia y la ansiedad volvieron a atraparme en sus redes.

Drew entró en la habitación restregándose los ojos y se acostó a mi lado, abrazándose a mi cintura. En seguida volvió a quedarse dormido. David entró con Dylan y Damián, que se despidieron en silencio. Era lo que necesitaba, saber que todo volvía a la normalidad.

Terminé de desayunar cuando ya se habían marchado. Drew roncaba por la mala posición, así que lo acomodé sobre la almohada.

Camino al baño, apenas me desvié y manoteé el teléfono. Cerrando la puerta tras de mí, recorrí la extensión del baño pasando los sanitarios y el box de ducha hasta el jacuzzi. Me senté en la saliente de la pared. A través de la pared vidriada, el sol de la mañana iluminaba ese sector.

Tecleé el mensaje: Estoy en casa.

Dudé un segundo antes de apretar enviar. Inspiré al apretar el botón de envío y esperé muy quieta, mirando la pantalla.

Fueron segundos eternos los que pasaron, pero solo segundos, cuando el aparato comenzó a vibrar. El identificador de llamadas decía "Robert" pero yo sabía que no era él, sino ella. La adrenalina se disparó por mis venas como fuego desatado. Abrí la tapa y exhalé el saludo.

–Hola

–¿Cómo estás?

–Bien –La rutina cortés se fue al demonio cuando ella pareció soltar las amarras de su corazón.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora