Lie to me - Capítulo 16

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|Hasta que ya no seamos dos extrañas|

El tiempo vuela cuando eres feliz.

Sin darme cuenta, era jueves otra vez. La semana había pasado demasiado rápido.

Había optimizado mi capacidad para la limpieza y el orden del hogar, mi aceitada rutina arrancando a las 9 de la mañana. A las 10 ya estaba sentada en la computadora. Por lo general Lauren estaba allí, esperándome.

Dividíamos nuestras charlas entre las conversaciones personales, que empujaban la pseudo amistad virtual a los campos del flirteo cibernético, y el proyecto detrás del que nos escondíamos, justificando así horas y horas de conexión. Mientras coordinábamos detalles para su sitio y generábamos espacios oficiales en todas las redes sociales que le interesaban, nos íbamos conociendo más.

Su timidez era real, aun cuando se había abierto para mí de una manera inesperada. Me reía sola mientras me la imaginaba retorciéndose en la silla, buscando una respuesta, entre sus típicos "Mmm" "emmm" "ajá". Me la imaginaba revolviéndose el pelo y riéndose con su risa de bebé. Compartíamos el mismo sentido del humor: ácido, sarcástico, negro.

Después de tanto buscar, había contratado el espacio para terminar la página. Se suponía que ella misma daría la noticia de su página en la presentación que harían para la película en los premios de cine de la cadena de música por televisión. Después de haber procesado el enojo, volví a conectarme con Demi y le conté casi todos los detalles del proyecto y fue de la partida, aunque sin entablar contacto con Lauren.

Lauren estaba preocupada por los ataques que había empezado a sufrir en Internet. No entendía por qué las fanáticas estaban tan preocupadas por su página personal en MSp.

Habían hackeado su cuenta dos veces y cada día que pasaba tenía más ganas de cerrarla. Había una sola razón por la que no la cerraba. Y esa razón estaba a punto de desaparecer.

CaptainCrash: Camz...

Ella sabía que la mayoría me llamaba Mila, por lo que decidió darme su propio sobrenombre, para que nadie más me llamara de esa forma.

–¿Sí?

–Estoy cansada de esto –Mi corazón dio un vuelco. De repente, sentí como si me hubieran dicho que me iban a recluir en un centro de rehabilitación, lejos de mi droga personal: ella. Mis dedos estaban inmóviles sobre el teclado, sin capacidad de respuesta a sus palabras– ... ¿puedo llamarte?

Mis ojos ardieron ante la luz de esas palabras, como si hubiera mirado de frente el sol. ¿Qué significaba eso? Necesitaba una traducción como si fuera una niña de tres años.

–Camila...

–Sí...

–Discúlpame. No soy una chica computadora y se me complica mucho todo esto con la pantalla, aunque gracias a ti estoy convertida en una experta.

–Claro.

–Sé que no tengo derecho a pedirte tu teléfono, pero, algunas veces –Se detuvo un minuto eterno–... pareciera como que todo sería más fácil de decir sin una pantalla de por medio.

–Te entiendo.

–No te quiero comprometer. Yo sé... que...

Que era casada, que tenía tres hijos, que por un par de años más podía ser su madre: La lista de razones por las que no podía hablar con ella era interminable. Pero mis dedos reaccionaron solos. Los dedos en las teclas coincidieron con los números de mi teléfono celular y apreté enter antes de poder arrepentirme. Miré la hora: Eran las doce del mediodía, las cuatro de la mañana en Los Ángeles. Mi teléfono se volvió loco bajo los acordes de Mooxe. Lo levanté despacio y miré el identificador: desconocido.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora