Lie to me - Capítulo 43

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A partir de ese día entendí el concepto de agonía en cuerpo y alma.

Después de un rato más en King's Head, partimos a casa y aproveché el estado somnoliento de mi marido para romper todos los límites de velocidad sobre la autopista vacía de madrugada, para llegar a mi casa antes de lo siquiera posible. Ni bien lo dejé en la cama, me escondí en el lavadero e intenté comunicarme con Lauren. Su teléfono parecía desconectado y solo entraba a la casilla de mensajes. O no podía recibir los llamados o me estaba evadiendo. Dejé un solo mensaje.

–Laur, amor... lo siento. Me asusté y con él allí... no supe qué hacer. Me asusté. No quiero perderte. Te amo. Por favor perdóname. No quiero que te sientas mal. Por favor, llámame cuando puedas. Te amo.

Ninguna señal de ella ese fin de semana y el lunes, después de dejar a los niños en el colegio, volví a investigar en Internet. Demi había vuelto de sus vacaciones obligadas después del accidente de su hermano en Texas y se quedó de una pieza cuando le conté todo lo sucedido, desde nuestra idílica convivencia en Londres por tres semanas, la despedida, las promesas y el último encuentro en King's Head. Mientras hablaba con ella, verifiqué su cuenta en MSp. La había cerrado, tal como había prometido, por los constantes ataques de hackers pseudo fanáticos.

No tardamos mucho en encontrar novedades sobre Lauren y sus compañeros de reparto. Ese mismo domingo se había mostrado con Keana en un pub de Los Ángeles.

Demi: ¿Kea? Empezó el circo para de promoción de la película. La semana que viene se le verá con Crystal y así, combustible para el infierno. ¿Te dijo con quién salía en realidad?

Mila: Ella me dijo que... con las dos –admití desilusionada.

Demi: Mila...

Mila: La perdí.

Demi: No sé si alguna vez la tuviste.

Mila: Yo sí. ¿Qué? ¿Me vas a exigir una prueba de que estuve con ella?

Demi: No. Pero sería bueno que tú te des cuenta que tener sexo desenfrenado no es poseer a una persona. Tres semanas no son tres años, o trece, para el caso.

Podía sentir la furia derramarse en mis venas y querer traspasar la piel de mis dedos para descargarse en el teclado, contra Demi, pero nada cambiaría la verdad: Lo nuestro había terminado. Volví a mirar su foto en la pantalla. Ausente, como antes de conocernos, con la mirada perdida en el sopor de la noche y el alcohol. Keana un paso más atrás cubriéndose el rostro. El paréntesis en mi vida, que la había incluido, se había cerrado, para siempre.

No para siempre. Solo hasta el viernes.

Mi rutina solo había cambiado de lugar. Ahora me quedaba horas y horas en la oscuridad de mi habitación, mirando el techo, después de revisar en el ciberespacio e inhalar, más que leer, cualquier información de ella. Todas las mañanas le enviaba un mensaje en blanco y me acostaba en la cama en esa posición vegetativa esperando alguna respuesta. Hasta que, por fin, el llamado llegó. Mi cuerpo tembló como un cable vivo y mi respiración se cortó, mirando el origen.

–Hola.

–Hola –El silencio de ambos lados de la línea se podía escuchar–. ¿Cómo estás?

–Bien –dije y mi voz se quebró al igual que mi voluntad, las lágrimas saltando de mis ojos, imposibles de contener.

–No llores, por favor.

–Lo siento tanto. Yo no quise...

–Ya está, tranquilízate.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora