Lie to me - Epílogo

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Londres – 30 meses después

–¡Drew! ¡Espera! –¡Maldición! Podía tener hijos pequeños, soplar 33 velitas eternamente, parecer de 30 a fuerza de dieta y ejercicios, pero la realidad era una sola: estaba cerca, muy cerca, de los 38, y en los momentos que más lo sentía era cuando quería correr detrás de mis hijos.

Después de huir con mi cartera como botín de guerra y obligarme a cancelar el picnic con mis amigas, escalaban sin dificultad la loma más alta del parque. Hacía años que no visitaba Hampstead Heath. El parque estaba vació y los tres salieron corriendo rumbo al castillo que estaba más allá de la colina. Atravesaron un vallado inusual y allá siguieron su carrera. Era extraño que estuviera vallado, pero solo algo más en ese día de por sí raro.

Después de la amenaza de bomba, que me obligó a retirar a mis tres varones del colegio con urgencia, y el agradable picnic con Normani y Ally que terminó en sus elucubraciones esotéricas, nada parecía sorprenderme, ni siquiera las nubes negras que parecían nacer de la nada en el cielo celeste.

Dámian y Dylan estaban llegando al tope de la colina y Drew iba demorado llevando su habitual mochila; entorné los ojos pensando que tendrían problemas tempranos de espalda si seguía complaciendo sus caprichos. Mis pensamientos se dispersaron enfocados en esa imagen, hacia el pasado.

 Flashback on

29 meses atrás

El reloj sonó a las seis de la mañana, mi rutina se iniciaba esa semana como siempre.

Nada parecía haber cambiado. Todo estaba en su lugar, como debía estar.

Habiendo despertado de mi sueño, con visos de pesadilla, la vida había retornado a sus carriles normales. Hasta el círculo de fuego marcado en el jardín había quedado cubierto bajo la nieve que se había descargado el domingo. Fui al baño a ducharme cuando miré mi ropa interior y me di cuenta que estaba menstruando. Una sensación extraña me embargó mientras me bañaba. Suspiré aliviada e hice la cuenta mental de mi última fecha. Otra vez tarde, debía visitar urgente al doctor.

Mis hijos estaban particularmente habladores esa mañana y yo demasiado concentrada en fechas y cuentas y una extraña sensación en la boca del estómago. ¿Menopausia temprana?

Llegué al edificio de mi médico y revisé mi agenda, buscando una referencia de mi última fecha, o la última visita al doctor Kramer. No encontré nada. Por supuesto, fue en ese capítulo de mi vida que se había evaporado junto a mi laptop, mis libros y mi teléfono celular favorito. Miré mi muñeca y apreté la mano en un puño. Maldita menopausia. Caminé haciendo de nuevo las cuentas hasta llegar al consultorio.

–Buenos días.

–Sí. Tengo un turno rotativo para el doctor Kramer.

–Sí, señora Benson. En seguida la atiende –Busqué una revista y me senté.

Mala suerte. A la segunda hoja que abrí ya había una foto de Lauren Jauregui y el fenómeno de Guerreros de Xydonia que seguía arrasando a dos meses de su estreno mundial. La cerré con fuerza y volví a abrir mi agenda para contar, una vez más, todos los ciclos que había tenido ese año.

–Señora Benson.

Me puse de pie y entré por la puerta que la enfermera sostenía para mí. El doctor Kramer me vio entrar y se puso de pie como si tuviera un detector de problemas. Me senté en el sillón frente al escritorio.

–Camila. ¿Qué pasó?

–Nada, doctor. Hoy tuve el período, vine para hacer el cambio de DIU que habíamos programado.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora