Inspire me - Capítulo 4

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|Un nuevo día|

Normani abrió los ojos y reconoció su propia habitación, su propia cama sólo iluminada por la lámpara de la mesa de luz. Seth le estaba sacando las botas y acomodándola bajo las sábanas. Se sentía mareada, pero el hecho de no estar en el hospital le daba la tranquilidad de que la herida no había sido grave. Miró a Seth trabajar con su pantalón y después la incorporó despacio para sacarle el suéter. Toda su ropa estaba arruinada con sangre, la camisa de él también. El recuerdo de las últimas horas era una horrible pesadilla y ella sólo había vivido una parte. Sintió como todo le daba vueltas y las náuseas le apretaban la garganta, se tanteó el vendaje y tragó seguido para evitar vomitar. Seth se metió junto a ella en la cama y la atrajo a su lado.

–El médico dijo que no hagas esfuerzos con la garganta por ahora, y que puedes tomar un calmante si lo necesitas. ¿Te duele? –Asintió apretando los labios y él se levantó para ir hacia el baño. Sacó del botiquín dos analgésicos y llenó un vaso con agua. Volvió a ayudarla a incorporarse para que tomara las pastillas y las hizo bajar con un trago de agua. Se masajeó las sienes mientras él dejaba el vaso en la mesa y se acomodaba de nuevo junto a ella.

–Siento como si me hubieran apaleado.

–Son los nervios. Relájate y trata de dormir –Cerró los ojos y se dejó abrazar. El teléfono de Seth sonó con un mensaje de texto y él se estiró para buscarlo en la mesa de luz–. Azîm fue padre de una niña.

Normani sonrió y suspiró, apretándose más en el pecho de Seth. Todos los sentimientos que hasta hacía un momento le llenaban el pecho, el miedo, la desesperación, el dolor, la angustia, desaparecieron como por arte de magia envuelta en sus brazos y la ilusión de esa nueva vida.

A la mañana siguiente despertó en la misma posición en que siempre dormía. Sobre Seth, que la abrazaba con cuidado, aún en sueños, como siempre. Se levantó despacio y se metió en el baño. Su reflejo la devolvió despeinada, ojerosa y con el vendaje manchado. No sabía si podía sacárselo o no, así que descartó una ducha hasta que Seth se levantara. Por lo menos no estaba mareada, pero la sensación de náuseas se mantenía en su garganta y tenía calambres en el vientre. Revisó su ropa interior y estaba manchada de sangre, maldición... qué mal momento para seguir perdiendo sangre. Se cambió y salió con un apósito buscando otra prenda interior y su salida de cama. Dejó la habitación y fue de nuevo a la cocina.

Miró el reloj. Ya era el mediodía. Encendió la cafetera y abrió el refrigerador. Al inspirar sólo una vez sintió la escalada ácida en la garganta y apenas si atinó a correr a la pileta de la cocina para vomitar violentamente. Se aferró a la mesada y pronto sintió las manos de Seth sostenerla firmemente. Siguió vomitando hasta que no quedó nada en su estómago y se dejó caer en el piso de la cocina. Seth le humedeció el rostro y la dejó relajarse en sus brazos.

–Buenos días –Seth se rió y la abrazó sentándose junto a ella en el piso. Se tanteó el vendaje y se separó–. ¿Se habrán abierto los puntos?

–No creo, amor –La revisó y le besó los labios–. No. Todo está bien. ¿Puedes levantarte? –La ayudó a incorporarse y la sostuvo para llevarla hasta el sillón–. Tendrías que comer algo.

El rostro de ella dijo todo. Era imposible que comiera algo, por lo menos en lo inmediato.

–No creo, sólo quiero dormir –El timbre en la cocina los asustó a los dos y se miraron sorprendidos. Normani se puso de pie y atendió el intercomunicador–. ¿Quién es?

–Soy yo. Camila –Un mal presentimiento le cruzó el pecho.

–Mila, ¿qué pasó? ¿Estás bien?

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora