Forgive me - Capítulo 24

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|Soler'O|

Camila no tardó en encontrar el camino de regreso a Southpark. Buscó con desesperación en la radio algo de música que la ayudara a no pensar, pero ese simple hecho la entretuvo hasta llegar a la casa de los Taylor. Su automóvil estaba allí, pero la camioneta de John, no.

Estacionó la camioneta de Normani frente a su casa y bajó rápido, cruzando la calle sin mirar. La sillita de Dalia no estaba, por lo que debía suponer que habían salido de paseo. Podía llamarlos y reunirse con ellos, se sentiría más segura, pero en el estado en el que estaba sólo agregaría leña al fuego. Necesitaba calmarse.

Rodeó la casa hasta el jardín, destrabó la puerta y se encontró con su perra esperándola con alegría inusual: debía estar muerta de hambre y asustada en un lugar diferente.

Entró a la casa por la puerta de atrás, le llenó un plato con comida y se sentó en el pasto junto a ella mientras comía. El sol empezaba a perderse detrás de los árboles, aunque faltaba mucho tiempo todavía para que dejara de iluminar el cielo.

Se recostó en la hierba y la perra, satisfecha, ajustó su flanco al costado de su dueña. Enredó los dedos en el pelo largo del animal y cerró los ojos sin querer pensar, y el sueño, ese que solía ser su cómplice cuando necesitaba escapar, la llevó de la mano al recuerdo de los momentos memorables del día.

Su encuentro a oscuras en el camerino ¿qué parte fantasía, qué tanto realidad? Como si importara, como si una cosa o la otra no fueran capaces de dejar esa huella tan de Lauren sobre su piel.

Y después la escena trasladada al escenario, filmada, con otra mujer en sus brazos, y aun así, ella en su piel, bajo sus dedos, sintiéndola. Estaba perdiendo la cabeza otra vez, por ella.

.....

Camila no tuvo tiempo de ponerse de pie al escuchar las risas de los niños y sentirlos abalanzarse sobre ella como el mejor cierre de juego. La llenaron de besos y cosquillas como ella solía hacer cuando jugaban juntos y la transferencia de ternura le hizo olvidar de inmediato la zozobra en su corazón. ¿Qué habría sido de su vida sin esos ángeles salvadores, que con una sola caricia eran capaces de curar cualquier cicatriz de su alma?

Un rato después, cuando Ally ya estaba abocada a preparar una cena multitudinaria y Camila bañaba al mismo tiempo a los tres pequeños en la enorme bañera de la habitación principal de la casa, Normani llegó corriendo, emocionada como pocas veces la había visto. Hizo una breve escala en la cocina y subió acelerada, saltando los escalones de dos en dos.

—¡Mila! —Camila se dio vuelta sin soltar a la pequeña Jane de las manitas, soportando el baño de espuma que Tristan le estaba aplicando y el chapoteo histérico de Dalia en el medio de una canción desconocida.

—¡Ey! ¡Volviste!

—Déjame darte una mano —Normani sacó una toalla y la estiró para recibir a Jane y envolverla con suavidad en el inmaculado algodón para secarla. Camila sacó a Dalia y la envolvió en una bata de baño enorme y después hizo lo propio con Tristan. Levantó a los dos niños, uno en cada brazo, y salieron del baño rumbo a la habitación calefaccionada. No es que fuera necesario, pero era un requerimiento de Ally.

Entre las dos cambiaron a los niños en sus pijamas y cuando estuvieron por fin listos, abandonaron la habitación, bajando agarrados con cuidado de la baranda de la escalera.

Las dos madres miraron con atención, dándoles la independencia que necesitaban para crecer. Una vez solas, Camila quiso escapar, pero Normani la retuvo.

—Te perdiste una escena memorable.

—La veré en el cine.

—Eres una tonta.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora