|Mentiras|
Mi tiempo de paz había terminado. Llegué temprano a la fila de automóviles del colegio y bajé para hablar con la directora, que ya estaba en la puerta, para reconfirmar que retiraba a Elliot Gómez junto a mis hijos. Todos aparecieron enfundados en sus uniformes y camperas. Elliot corría junto a Drew para llegar primero.
–Elliot, ¿te quedarás un rato con nosotros hasta que tu mamá llegue?
–Por supuesto señora Benson –dijo el niño sonriendo.
Uno a uno fueron trepando a la camioneta y Damián tomó su lugar junto a mí cuando los tres asientos posteriores se hubieron ocupado. Verifiqué por puro instinto que todos tuvieran sus cinturones abrochados y arranque para no obstruir al resto de los automóviles.
–¿Será posible que el día de tu cumpleaños se haya cumplido el milagro? –Miré a Damián desconcertada y todos se rieron.
–¿Por qué; porque llegué temprano? –Ninguno dejó de reírse. Subí la música y la bajé de golpe, mirando por sobre mi hombro.
–¿Qué dijo la maestra, Drew?
–Que todo lo que tenga que decir te lo dirá en la reunión.
–¿Y eso es bueno o es malo? –Se encogió de hombros mirando la lluvia incipiente a través de la ventanilla.
Damián golpeaba el vidrio con los nudillos al ritmo de la canción que se adivinaba por lo bajo y Dylan desenfundó su PS3 portátil. La expresión de Drew cambió y Elliot a su lado trató de hacerse más pequeño para no participar. Estaba dicho: Mi hijo no quería irse del colegio, pero su coeficiente intelectual ya había superado el de sus compañeros y los tres grados siguientes.
Drew no quería ser un fenómeno, quería seguir con sus amigos de todo el jardín de niños, en el mismo colegio de sus hermanos, no en una escuela donde le querían enseñar a tocar el violín. Suspiró demasiado fuerte y supe que en eso mismo estaba pensando.
–Levanta el ánimo –dije ya al aire, sin poder influenciarlo. Mientras giraba en la siguiente calle, buscando la autopista, Damián se dio vuelta sobre su asiento y miró a su hermano menor, exhalando en el límite entre el fastidio y la resignación.
–¿Qué quieres escuchar? –Lo miré de costado y reprimí el impulso de meterme en la conversación de hermanos. Ambos amaban la música y sus almas sangraban y sanaban con y por ella.
–¿Tienes MyChem? –El mayor revolvió la guantera y sacó el porta CD. Encontró lo que buscaba, uno rotulado y reemplazó su favorito. Mientras el ritmo, los acordes y la voz del cantante cambiaban, Drew estiró una mano hasta el hombro de su hermano y basto un solo golpe de agradecimiento. La actitud de uno y otro me desarmó.
Era raro que Damián cediera sus privilegios, pero sabía que su hermano vivía por esa banda.
Mis labios hacían la mímica de esas letras que, por cansancio, ya sabía de memoria. MyChem no era uno de mis favoritos, pero a Drew le encantaba desentrañar las letras de los hermanos W y trataba de convencerme de que eran la mejor banda del planeta.
Habíamos ido a ver el último recital de la banda el año pasado y había quedado fascinado. La gente me miraba como si estuviera loca cuando levantaba en mis hombros a la criatura de cinco años que coreaba todas y cada una de las canciones de la banda y hacía los mismos gestos del tipo del micrófono y el guitarrista, su verdadero ídolo. Mi hijo menor era el más adolescente de los tres.
Llegamos a casa y entramos corriendo y riendo bajo la lluvia. Después de que se limpiaran los pies en la alfombra de entrada, subieron en fila india las escaleras, diseminándose y desapareciendo detrás de las puertas de sus habitaciones en el piso superior.
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Lie to me - Camren G!P
Fanfiction+Historia temporal. Recuerda que es una historia publicada de manera privada, por lo que necesitas seguirme para acceder a todos los capítulos. Una vez que leas toda la historia, puedes dejar de seguirme si así lo deseas. Si no te aparecen los capít...