Forgive me - Capítulo 25

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|Puedes correr, pero no escapar|

Lauren se acercó a ella sin ninguna intención de dejarla ir, amparada por la oscuridad y la banda de música que atrapaba toda la atención. ¿A quién le importaba quien fuera ella y que estaba haciendo allí?

Camila podría gritar y aun así su voz se confundiría con la de la gente coreando las canciones. Lauren lo sabía, por eso avanzó. Y ella también lo sabía, por eso retrocedió hasta que su espalda pegó contra otros cuerpos, otra gente. Sólo una mano en su brazo desató la carrera de su sangre, como si hubiera sido un latigazo en el lomo de un potro sin domar. Pero ese roce y la desesperación, la ayudaron a encontrar un resquicio en la masa y allá fue, sin importarle dónde, ni que en el camino todo el contenido de su vaso se hubiera derramado sobre ella, tiñendo de púrpura la camiseta blanca, ajustando la tela a su pecho sin lencería.

Mirando hacia atrás en la huida, confirmando que la había perdido, encontró la entrada al baño de damas, un poco más allá de la barra donde habían estado.

Entró empujando a dos muchachas que salían de allí y terminó haciendo equilibrio para no caer sobre el piso húmedo, sujetándose contra la mesada de mármol y los espejos iluminados con raros arabescos. Era una suerte que no se hubiera maquillado, sino tendría una máscara deformada por el sudor de su frente, producto del escape y el calor en el local.

Se miró al espejo y sus ojos sólo podían ver la mancha púrpura sobre la camiseta de Normani.

¡Diablos! Ese puré de fruta de la pasión no saldría ni con el mejor detergente del reino. Se mojó ambas manos y trató de sacar un poco de la mancha con agua pero fue inútil, incluso peor.

Resoplando por su maldita suerte y sin ánimo de salir a enfrentar su destino, miró un poco más allá de su reflejo, a la pareja que se besaba sin pudor contra la pared del baño.

Con un dejo de vergüenza ajena, apartó la mirada sólo para darse cuenta que conocía uno de esos rostros y su nombre, apenas un susurro, retumbó en el recinto, que parecía estar muy lejos del bullicio de afuera.

—Noelle —La muchacha abrió los ojos y los clavó en su espalda, o en su reflejo en el espejo, y su pareja se dio cuenta de la distracción, quizás de la tensión de la mujer en sus brazos, porque se dio vuelta para mirar, y entonces ese nombre sí retumbó en un grito. Camila giró y tuvo que sostenerse con las uñas del mármol de la mesada—. ¡Danna!

La aludida, su hijastra, que todavía tenía una de sus manos contra el pecho de la otra chica sonrió de costado. Noelle quiso esconderse, sin éxito, el cuerpo de Danna no permitiéndole moverse ni un centímetro de su lugar, pegada a ella.

—¿Qué haces aquí? —Danna sólo enarcó una ceja, como si la pregunta sobrara y Camila tuvo que inspirar profundo para no empezar a hiperventilar. Quería salir de allí, cuanto antes, pero afuera no le esperaba nada mejor.

—¿Y a ti que te parece?

—Danna, ¿qué haces? —Se impulsó para acercarse, pero quedó a mitad de camino ante la mirada gélida, casi asesina, de la otra. Sintió como toda su sangre cambió de temperatura, como si la hubieran arrojado en una cámara frigorífica.

—¿Eres realmente así de estúpida?

—¡No me contestes así! —Camila estaba fuera de sí, pensando que si fuera David quien estuviera en su lugar, ya la hubiera arrastrado de los pelos fuera de ese baño.

—¡No te atrevas a gritarme, perra! —Danna soltó a Noelle y se fue encima de Camila, que no retrocedió un paso. Sería un duelo interesante y quizás las dos se sacarían las ganas de años de odio mutuo. Noelle fue un segundo más rápida y se interpuso entre ambas.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora