Inspire me - Capítulo 2

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|Grita|

De pronto todo se detuvo y tembló, presagio de la tragedia. Un grito ahogado, helado. El grito de un hombre, el nombre de una mujer.

Una ráfaga casi tan fría como ese grito le cruzó el pecho y abrió la puerta de un golpe para volver al salón. La gente se congregaba del otro lado de la pista. En el piso, tendida, la amiga de su madre, Dinah, el nombre que había roto el silencio de la noche, en los brazos de Robert. Camila estaba junto a ella, de rodillas, mientras David intentaba apartar a la gente, hacer lugar al aire en el medio del murmullo.

Dejó la puerta abierta y se acercó donde Normani parecía querer buscar un rumbo. Sus ojos se cruzaron un momento, estaba demasiado descolocada para siquiera hablar. La atención de los dos volvió a la pareja en el suelo. Dinah sangraba, pálida e inmóvil, y nadie parecía tener reacción. Su madre apareció con un vaso de agua haciéndose lugar entre los invitados. Alguien habló por encima del murmullo:

–Llama una ambulancia.

Sacó el teléfono de su bolsillo y marcó el número de emergencias dando instrucciones precisas del lugar y circunstancias. Las voces seguían llegándole sin identificar.

–... háblame, Bobby... dime qué pasa.

Normani se arrodilló junto a Camila, tratando de apartarla de Robert, que seguía intentando despacio hacer reaccionar a Dinah, ignorando a su amiga. A su alrededor todo parecía congelado. No era una sensación, el aire frío de otoño entraba al salón por todos los ventanales que su padre había abierto. En un momento estuvo junto a él.

–Busca los abrigos.

Corrió hasta el guardarropa y arrancó los que encontró en las perchas con su número de mesa, de hombres y mujeres. Sin saber cuanto tiempo había pasado, la gente todavía reunida en el mismo lugar, la noche se iluminó en rojo y azul desde el exterior del barco, la sirena rompiendo el silencio trágico que los rodeaba. Los pasos que llegaron, resonaron en la barda como una estampida y sin mucho preámbulo cargaron a una Dinah inconciente en la camilla, desplegaron las ruedas y salieron corriendo. Robert corría sosteniendo su mano, esquivando obstáculos y tras él, Camila volaba sobre sus tacones.

El revuelo se organizó rápidamente: él repartió los abrigos, David maniobró con el coche de bebé y Normani dio dos breves instrucciones a los empleados al tiempo que revolvía el contenido de la mínima cartera que portaba.

La siguió atentamente, mientras ella hacia malabares para sostener su abrigo y buscar las llaves. Mientras a su alrededor las puertas se abrían y cerraban, la ambulancia se ponía en marcha y el automóvil de sus padres partía sin él. No le importó, estaba demasiado ocupado en sostener a una temblorosa Normani. La sostuvo de los hombros y la apoyó contra la puerta de un automóvil. Sin pedir permiso, metió la mano en su cartera, ubicó de inmediato las llaves y accionó la alarma, buscando el vehículo que se encendía. Dos espacios más allá, una coupe negra encendió las luces y destrabó las puertas.

–¡Seth! –Levantó la vista hacia el hombre que metía algo en el baúl de una camioneta y cerraba con fuerza. Llegó a ver a Camila subir y cerrar la puerta–. Saint Patrick.

David le hizo una seña de seguirlo. Seth apuró el paso apuntalando el paso de Normani hasta la coupe. Abrió la puerta del acompañante, esperó a que entrase y cerró la puerta, para luego rodear corriendo el automóvil. Subió, encendió el motor y maniobró con velocidad para seguir el paso de la camioneta del esposo de Camila.

–Ponte el cinturón –le dijo después de abrochar el suyo, cuando ya iba tomando velocidad por las calles oscuras y desiertas. Normani reaccionó y después del clic a su costado, lo miró con expresión de espanto.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora