Inspire me - Capítulo Final & Epílogo

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|Canción de cuna para una niña ansiosa|

Todos los ruidos a su alrededor la despertaron, de la peor manera. A los tumbos y sin rumbo, tanteo en su mesa de noche hasta apagar los despertadores y encontrar su teléfono móvil. Seth estaba ahí, del otro lado, risueño como siempre, ante la voz pastosa de su novia.

–Buenos días, Bella Durmiente.

–Buenos días mi amor –exhaló con fuerza, mientras pateaba el ropaje con el que dormía, porque la cama, tan grande y vacía sin el, era mas fría en ese invierno crudo. Descalza, descorrió las cortinas de un tirón para comprobar que llovía.

–Vamos a desayunar.

–Si.

–¿Compraste la cafetera nueva?

–No. Todavía no pude.

–Hablaré con Robert. Te tiene mucho tiempo encerrada en esa oficina.

–Él no tiene la culpa.

–¿Hay otro culpable? –Seth se reía del otro lado de la línea, con un humor inmejorable, y ella despeinada y cascarrabias, sin ánimo de nada.

–Tomaré solo un té. Desayunaré en la oficina.

–Promételo.

–Te lo prometo.

El día no mejoró. Ni siquiera almorzó y cuando levantó la vista de la pantalla, ya eran más de las cuatro de la tarde. Despachó los dos archivos y se calzó la chaqueta antes de pasar por el cubículo de Robert. El muchacho la miró y chequeó la hora en el extremo derecho de su computadora.

–¿Ya te vas?

–Tengo un par de cosas que hacer.

–¿Qué? –le preguntó con tanta autoridad que la aturdió.

–Unas compras y una visita... a mi madre.

–¿Tu madre?

–Se va a la Polinesia y necesita ropa, así que la acompañaré a hacer unas compras y después quizás cene con ella y su nuevo novio.

–¿Cenar?

–Sí, Robert. Es la última comida del día, algunos la sacan de un congelador, otros del horno. Hay muchos tipos.

–Claro – ¿Robert se sonrojó? –Te ves cansada, Normani. ¿Por qué no vas a tu casa y duermes un poco?

–Lo haré. Tengo todo el fin de semana para descansar –. Se entristeció al pensar que, si la vida no se hubiera ensañado con ellas, estarían planificando una reunión o una fiesta para el cumpleaños de Ally. En el medio de su desesperación, ni siquiera había pensado en un regalo para ella, aunque era probable que no la extrañaría, ni a ella ni a sus estúpidos regalos. Pero seguramente extrañaría a Seth. Suspiró.

–Llámame... ya sabes, si necesitas algo... –Normani sonrió y Robert volvió a su trabajo.

....

Había llegado al horario. De hecho, todavía faltaban quince minutos para su turno. Quiso arrancar de nuevo el automóvil, pero el motor no respondía. Ella y su suerte. No podía dejar la coupe estacionada en esa calle, debía buscar un estacionamiento. Le temblaban las manos mientras echaba vistazos furtivos al reloj del panel de instrumentos. Al diablo, ¿qué era lo peor que podía pasar? ¿Tener una multa?

Se aprestaba a bajar del vehículo cuando sintió dos golpes en la ventanilla. Saltó en el asiento y miró a través del vidrio, al hombre que le sonreía: El novio de su madre. Mierda. Nerviosa, no podía acertar a bajar el vidrio o abrir la puerta, hasta que él abrió la puerta desde afuera.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora