Forgive me - Capítulo 2

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|Demasiado filosofico| 

Camila y Drew levantaron la vista y el padre de la familia estaba allí. Su corazón saltó un latido y un escalofrío la recorrió entera, como si él pudiera haber estado adivinando sus pensamientos, desde su último sueño hasta su casi confesión, pero no, su rostro no mostraba ningún enojo, ni siquiera preocupación, como si estuviera convencido de que encontraría la reunión en ese lugar. Trató de componerse con disimulo y Drew le dio el espacio que necesitaba, acompañando a su padre al sentarse a los pies de la cama.

— La van a despertar.

— Será mejor que amanezca temprano, ya tenemos que preparar las cosas.

El campamento.

Damián, Dylan y Drew se marcharían a su campamento deportivo de verano. Drew no quería irse justo el día del cumpleaños de su hermana y sólo accedió cuando todos quedaron de acuerdo en que no habría festejos hasta que ellos volvieran. Por suerte, Dalia era muy inteligente, pero todavía no sabía comprender del todo el calendario, así que no habría reclamos por la demora de unas semanas.

Camila volvió a limpiarse la nariz y se acercó a la cama de Dalia, apoyando ambas manos en los hombros de su esposo. David le acarició el dorso de la mano izquierda y los tres se quedaron mirándola, hasta que por fin abrió los ojos. Su mirada fue a Drew y a sus brazos fue primero.

—Buenos días, princesa —dijo David estirando los brazos para que cambiara a los de su padre.

Camila abandonó la habitación después de besar la cabeza de su hija. Dejó que los demás la disfrutaran, ellas tendrían el resto del día juntas.

Hizo una escala rápida en su habitación para vestirse con uno de sus conjuntos de gimnasia favoritos, se calzó las zapatillas y volvió al baño. Se ató el pelo en una cola de caballo y trató de olvidar lo que había pasado en la habitación de Dalia, aunque sabía que Drew no lo haría y buscaría volver al tema. Se mojó la cara con agua fría para recuperar algo de color y no pudo evitar clavar los ojos en la pulsera que estaba en su mano derecha.

No quería pensar en ella, pero no podía olvidarla. ¿Cómo hacerlo? Aun cuando lo intentara todo el tiempo y con desesperación, algunas veces los planetas parecían alinearse para cruzarla en su camino, como hacía poco más de cuatro meses atrás, cuando la encontró en ese parque por casualidad. Cerró los ojos y se permitió recordar. Todavía podía sentir esa última caricia en su rostro, su aliento, sus últimas palabras, su adiós a lo lejos.

¿Cuántos pasos podía dar una persona en su vida, tropezando una y otra vez con la misma piedra? ¿Por qué sentía que todo lo que hacía era un error, aún peor que el anterior?

La decisión de seguir adelante con el embarazo de Dalia no tenía lugar a dudas, reproches o cuestionamientos, pero, ¿y todo lo que vino después? ¡No!

No había nada que pensar, nada que reprocharse, nada que cambiar. Su vida tal cual estaba, había vuelto a ser el cuento de hadas por el que había luchado a brazo partido durante años y años. No iba a permitir que nada ni nadie lo destruyera. No de nuevo, nunca más.

Miró el broche que mantenía la pulsera atada a su muñeca. Se había roto la noche que había quemado todo lo que la relacionaba con ella. Nunca pudo destrabarla, ni aun en sus peores momentos, ni cuando la vida de una de sus mejores amigas pendía de un hilo. Eso la hacía sentirse peor, lo cual, a la luz de su realidad, era lo mejor que le podía pasar. Sentirse mal por esa relación, por lo que sentía por ella, por lo que soñaba con ella, era lo único que la hacía sentirse un poco más digna de la vida que seguía usufructuando y no merecía. Ese dolor parecía ser el único motor que la hacía seguir adelante.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora