Inspire me - Capítulo 7

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|Madres|

Ese sábado Seth no la llamó porque debía filmar unos exteriores nocturnos, razón por la cual, amaneció cerca del mediodía. Con renovadas fuerzas, que no sabía bien de dónde sacaba, se levantó dispuesta a dar vuelta todo el departamento y transformarlo en un nuevo lugar. Sólo se detuvo cuando estaba terminando de limpiar los vidrios y el sonido del timbre la hizo volver a la tierra. Bajó de un salto y atendió el portero eléctrico sacándose el pelo de la cara con las manos enguantadas.

Normani, soy yo, Sylvia –Su madre jamás se refería a sí misma como mamá. Era más fácil superar el trauma de tener una hija haciéndose pasar por una amiga lejana. Más lejana que amiga. Qué oportuno, había olvidado que su madre pretendía llevarse su ropa de verano.

Sin responder, presionó el botón para abrir la puerta y se deshizo de los guantes en la pileta. Se anudó el pelo en una cola de caballo mientras se acercaba a la puerta y agradecía a su subconsciente haber dejado afuera las dos maletas de ropa de temporada de su closet.

Sylvia tenía un estilo aún más juvenil que Normani, manteniéndose dentro de su estilo sesenta que siempre volvía a estar de moda, su imagen siempre joven sin necesidad de cirugía era lo único que Normani quería emular de su madre. Desde que había cumplido 20 años parecían hermanas y con el paso del tiempo eran mellizas. Ahora Sylvia tenía el pelo más largo que Normani y mantenía su físico con una dieta que no permitía deslices, más de dos litros de agua por día, gimnasia todos los días y mucho, pero mucho sexo. Verla de frente era recordarse a sí misma lo sola y desorientada que había crecido y como sus amigas eran su única familia.

–¡Oh! Normani. ¿Te interrumpo?

–No mamá, ya estaba terminando.

–Menos mal, no quiero molestarte mientras pierdes tu tiempo. Con lo duro que trabajas, ¿por qué no contratas a una persona que limpie por ti? No puedes hacer todo –Entornó los ojos mientras cerraba la puerta y volvía a la cocina.

–¿Quieres tomar algo?

–¿Qué tienes? –Abrió el refrigerador y contuvo la respiración. Sólo agua fría, era lo único que estaba tolerando.

–Agua.

–Vale, un vaso para mí.

Sirvió dos vasos y se fue a sentar junto a su madre en el sillón. Sylvia la miró con detenimiento y Normani se miró de cuerpo entero buscando la razón por la que la miraba de esa manera. Tenía una camiseta blanca, manchada por la sesión de limpieza y un short gris. Por suerte, cualquier rastro de la noche de navidad ya había desaparecido así que su gesto desaprobatorio tenía que ver con su look de sirvienta desaliñada.

–¿Qué pasa?

–Estás engordando, Normani –Se miró de nuevo la camiseta ajustada y reconoció para sí misma que era verdad, que desde que estaba con Seth, con su atención y sus desayunos y cenas suculentas, había subido de peso, pero no era para tanto, su ropa seguía quedándole igual.

–No exageres mamá, no voy a ir por la vida como tú queriendo ser un culto a la anorexia.

–¿Te miras al espejo? –dijo haciendo un gesto con la mano señalando su propio busto. Exhaló con fuerza, fastidiada, y puso los ojos en blanco de nuevo, mientras se ponía de pie para desaparecer por la puerta de su habitación–. También te estás yendo de caderas. Arrastró las dos maletas hasta la sala y las dejó en el piso.

–Aquí tienes, mamá.

El teléfono sonó para distraerla mientras su madre se ponía de rodillas y abría la maleta más grande.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora