Forgive me - Capítulo 30

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|Karma Parte 1|

Como hacía mucho tiempo, Camila se despertó descansada y renovada.

No estaba muy segura si era porque había dormido más de 12 horas seguidas o por la intensa sesión de sexo del día anterior con Lauren que la había devuelto al mundo de los vivos. Cualquiera fuera la razón, lejos de la habitual pesadumbre de sus mañanas, se estiró con una sonrisa en los labios.

Dalia a su lado, dormía cruzada en la mitad de la cama.

Suspiró sin poder dejar de sonreír. Había soñado con ella toda la noche, con cantidad de cosas sin sentido, cosas imposibles, un universo tan maravilloso que sólo podía pertenecer al mundo de los sueños, y se dio el lujo de disfrutarlos sin culpa ni remordimientos. Despertar en sus brazos, compartir el día a día, mirar a los ojos a su hija y a su amor sin miedo a ser descubierta, sin necesidad de esconderse. Un universo paralelo que no le pertenecía, pero ¡Diablos! ¡Qué bien que se sentía!

Se sentó en la cama y apoyó los pies en el suelo. Disfrutó encontrando cada dolor nuevo en su cuerpo, significaba que podía volver a sentir. Volvió a estirarse, con los brazos y el rostro hacia el cielo. Estaba viva, estaba completa, era feliz, con todo y nada, o con todo lo que necesitaba.

Hizo su camino de todas las mañanas hasta el baño y con una sola mano accionó el grifo del agua caliente. Se miró en el espejo y acercó el brazo a su nariz, inspiró con fuerza y cerró los ojos. Dios en el cielo, podía olerla, podía sentirla y por nada del mundo se quitaría el mejor perfume que podía vestir en su piel.

Cerró el agua y salió casi bailando del baño, se sacó el pijama en el camino y se metió en el vestidor. Sacó a tientas su ropa interior, y se vistió con un pantalón negro y una blusa blanca. Se sentó en el piso para anudar los cordones de sus zapatillas y se estiró como pudo cuando escuchó a Dalia moverse en la cama.

—Mami.

—Aquí estoy, ángel —Se puso de pie de un salto y se apuró hasta la cama para abrazar a su hija—. Buenos días. ¿Tienes hambre? —Dalia asintió y Camila la llevó en brazos hasta la cocina, donde preparó su biberón. La sentó en el sillón mientras iba a buscar la ropa para cambiarla.

Como pocas, la rutina de la mañana no incluía demoras ni problemas, hasta el tráfico parecía estar en sintonía con ella, moviéndose con fluidez. Subió el volumen de su canción favorita y cantó todo el camino hasta el curso de Dalia. Que el día no acompañara su canto a la alegría con el sol del verano poco le importó. Las nubes habían llegado desde ayer para quedarse, pero nada podía opacar su maravillosa mañana.

Su sol estaba en su corazón, impregnada en su piel. El sol había vuelto a su vida.

Dejó a Dalia en el curso y se quedó en la puerta esperando a que todos terminaran de entrar. ¿Qué haría? Su mente funcionaba en un solo sentido esa mañana y todos los caminos llevaban a Lauren. ¿Estaría durmiendo? ¿Habría amanecido temprano como ella? La producción de la película había terminado y por lo que había escuchado de Seth, se abocarían a la preparación de la fiesta del viernes. Y después... ¿qué?

Necesitaban hablar. Laurren necesitaba hablar. Necesitaba saber que sentía ella, cuáles eran sus planes, cuáles eran sus intenciones. Se rió en voz alta y dos padres la miraron de costado. ¿Sus intenciones? ¡Si estaban en el Siglo XXI! Lauren era como cualquier chica de veintipico, volátil, alocada, imprevisible.

¡Oh no! No debía ir allí. No quería pinchar su burbuja de alegría, o por lo menos no todavía.

Metió la mano en su cartera y miró el teléfono móvil. No tenía su número, y cuando estuvieron juntas, no había tenido tiempo de pedírselo. Se tocó la mejilla con la mano y sintió como hervía en su tacto, volvió a reírse como una tonta. ¿Qué excusa podía inventar? Podía llamar a Normani para pedirle el teléfono, o a Seth, mientras buscaba una buena excusa para obtener su número. Podía colarse en la filmación con alguna otra buena excusa. O pararse en la puerta de su departamento hasta que llegara.

Lie to me - Camren G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora