|Nunca digas adiós|
Volví a mi habitación para prepararme para el viaje de regreso a Londres. Después de bañarme, guardé toda la ropa que había utilizado, la que había desparramado en mis procesos de selección, e incluso aquella mojada después de nuestro baño de inmersión.
Con la maleta en el piso, junto a la puerta, arrodillada mientras elegía que atuendo vestir, pensé que no era solo un viaje, sino una despedida, un adiós que implicaba muchas cosas, un final que no sabía si marcaba un comienzo. Los golpes en la puerta me hicieron ponerme de pie, con la esperanza de encontrar a la única dueña de mis pensamientos. Sin embargo, un momento de claridad detuvo mi mano en el picaporte.
–¿Quién es?
–Tu esclava –Sonreí y abrí la puerta para dejarla pasar. Estaba gloriosa como siempre, sencilla como siempre. Arrastraba su pequeña maleta de viaje y llevaba su mochila al hombro. Vestía un pantalón de jean negro y una camiseta gris. Llevaba la misma chaqueta de cuero y completaba su joven anonimato con anteojos oscuros. Como si nadie la fuera a reconocer.
–Pasa –Dejó sus cosas junto a mi maleta y se sentó en la cama.
Mi habitación no tenía sala de estar y la cama estirada, sin usar, era un elemento de provocación para una última y desenfrenada despedida en Madrid. No me miraba, acariciaba despacio el acolchado blanco que cubría la cama. Si sucumbía a esa última tentación no lograríamos llegar al avión. Saqué un pantalón y una falda, ambos negros, y se los mostré para elegir.
–¿Me ayudas? –Cuando sus ojos fueron a la abertura de la bata de toalla en mi pecho y no a mis ojos o a las prendas que sostenía, moví las prendas para llamar su atención–... La ropa.
–Sí –Me mordí los labios esperando que decidiera darme una opinión–. Me gusta la falda con las botas negras.
Descarté el pantalón, arrojándolo sobre la maleta abierta y me arrodillé buscando los complementos perfectos para ese atuendo: una camiseta sin mangas blanca y un saco de terciopelo negro. Elegí un conjunto de ropa interior blanca, cuando vi a Lauren parada a mi lado. Sacó el conjunto de mis manos, dejándolo caer de nuevo dentro de la maleta y cerrando la tapa con el pie. La miré desconcertada.
–No uses nada más. Te esperaré abajo –Salió de la habitación arrastrando su maleta y cerró la puerta tras de sí. Era bueno que hubiera decidido adelantarse, mi cuerpo temblaba con solo anticipar, suponer, un nuevo encuentro entre las sábanas. Tenía más fuerza de voluntad que yo, merecía ese crédito.
Quince minutos después, ataviada otra vez de Camila Benson: su traductora, me reuní con ella en el lobby del hotel. Ya nos esperaba el mismo chófer, guardaespaldas y camioneta que nos habían recibido hacía dos días atrás pero que parecían dos siglos. Dos siglos que estaban a punto de terminar.
Llegamos al aeropuerto con el tiempo justo para abordar nuestro vuelo. Avanzamos cerca, pero separadas, hablamos poco y le di un poco de espacio cuando fue al salón de fumadores. Esta vez, la sección de Primera Clase en la que viajábamos estaba llena, cualquier posibilidad de una despedida romántica quedó anclada en Madrid.
Mirando por la ventanilla, mientras las luces de la pista se confundían con las estrellas no pude reprimir la sensación de desgarro que se instalaba en mi pecho. Pero también el peso del engaño caía sobre mí a medida que el vuelo avanzaba. No aceptamos la comida de la cena.
A mi lado, Lauren estaba tan sombría como yo, jugueteando con su teléfono celular, paseándolo entre sus largos dedos. Tecleó un mensaje en la pantalla y lo acercó a mi campo visual.
"Ve al baño."
Mi corazón se disparó desatado y sin siquiera mirarla, me levanté y pasé delante de ella para recorrer en silencio el pasillo, entré hasta el sector donde estaban los dos baños. Los dos ocupados. ¡Diablos!
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Lie to me - Camren G!P
Fanfiction+Historia temporal. Recuerda que es una historia publicada de manera privada, por lo que necesitas seguirme para acceder a todos los capítulos. Una vez que leas toda la historia, puedes dejar de seguirme si así lo deseas. Si no te aparecen los capít...