Capitulo 11🔥🔥🔥

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—¿Y ahora que?— dijo Anthony abrazándome dándome un beso en el cuello

—¿Que de que?—le dije riéndome, buscando con la mirada mi ropa interior.

—¿Vas a quedarte conmigo esta noche?

—¿Quieres que lo haga?—le pregunte girándome para verlo a los ojos.

Iba solo con una toalla amarrada en la cintura.

—Si, todavía hay mucha cosas que quiero hacerte—dijo sonriendo.

—No tienes temor De Dios—le dije riéndome pasando mis brazos por su cuello.

—Si vamos a pecar, hay que hacerlo bien... algo que valga la pena— dijo sonriendo.

—¿Planeas tenerme encerrada en este lugar para satisfacer tus deseos carnales?

—¿Como lo adivinaste?—dijo sonriendo.

Se acercó a mis labios y comenzó a besarme, un sonido de celular hizo que nos separáramos... eran casi las 3 de la mañana... ¿Quien podría ser a esta hora?

Era el teléfono de Anthony, vio quién era y puso en silencio.

—¿Quien era?— Le pregunte.

—Nadie importante—dijo acercándose cómo un felino apuntó de atacar.

Pero ahora fue mi celular que empezó a sonar. Fui a sacarlo de mi bolsa y era cedin, en ese momento fue que sentí todo el peso de la culpa. No iba a responderle, no ahora.

—¿Es cedin?—me pregunto Anthony abrazándome por la espalda.

—Si... fue él quien te llamo?

—Si... maldita sea, se que esto está muy mal, pero no quiero que nos arruine el momento, quiero seguir disfrutando de ti... por lo menos por esta noche.

—Me siento tan culpable—le dije agachando la mirada.

—¿Te arrepientes?—me dijo levantando mi rostro con un dedo.

—Sinceramente no, eres...

—¿Que soy?— me dijo en un susurro acorralándome en la pared.

—El pecado hecho hombre... me tienes la mente nublada, en lo único que pienso es en tenerte encima de mi.

—¿No te importa quemarte en mi infierno?

—No— le dije soltando el nudo de la toalla que llevaba enredada en mi cuerpo.—Pero quizá pueda arrástrate A mi paraíso... — le dije sonriendo.

—Vamos a ver quién arrastra a quién... Eres hermosa— dijo viendo mi cuerpo.

—Ven—le dije caminando rumbo al comedor y me senté en la mesa.

Mientras caminaba hacia mí se quita la toalla y la dejo en el sillón.

—Que perversa me saliste— dijo acercándose a mi.

Le sonreí y abrí mis piernas hechandome para atrás, me recargue mis brazos para verlo.

—¿Que quieres que te haga diablita?— dijo acariciando mis piernas.

—Que me comas completa—le dije sonriendo.

—¿Y tú me vas a comer a mi?

—Completito...

Me jalo de la cadera y sin previo aviso hundió su rostro en mis piernas, era bueno, muy bueno haciendo esto... me chupaba, me lamia, incluso me mordía... estaba deshaciéndome en sus manos. Puse mis manos en su cabeza, no quería que se alejara de ahí jamás.

Se levanto y sin decirme nada me penetro con brusquedad, verlo siendo tan salvaje era tan excitante, ver sus músculos y su rostro contraído mientras arremetía contra mi, me empotraba tan fuerte que pensé que en cualquier momento se rompería la mesa.  No sabía que se podía tener un orgasmo seguido de otro, al llegar el primero siguió bombeando con tanta intensidad que vino un segundo espasmo que me nubló la mente y me hizo perder el sentido... al terminar de vaciarse dentro recargo su cabeza en mi, tratando de normalizar su respiración, yo estaba acostada en la mesa casi inconsciente. Este hombre era demasiado. Podría hacerme ninfomana a su lado.

Cuando se recuperó intentó cargarme pero estaba tan cansado que no me pudo. Ambos empezamos a reírnos.

—Vamos a la cama, esto a sido demasiado intenso— dijo dándome una nalgada.

—¿No sería bueno que nos diéramos un baño?—pregunte.

—Sería lo ideal... pero ni siquiera puedes mantenerte de pie y para ser sincero, tu piel mojada es demasiado sexy y terminaría cogiéndote de nuevo— dijo sonriendo.

Abrí los ojos en sorpresa a lo que dijo y me empecé a reír...

—Lo hemos hecho tres veces y todavía tienes para más?

—Mucho más... — dijo con su mirada encendida de nuevo.

Corrí a la cama y me metí debajo de las sábanas, yo enserio que si no podría con más, mañana parecería que había montado a caballo todo el día...  Anthony saco unos bóxers de su maleta y se los puso.

—No es Justo— le dije.

—¿Que?— pregunto divertido.

—Que uses bóxers y yo este desnuda.

—Voy a explicarte algo... — dijo metiendose bajo las sábanas.—La anatomía de la mujer es preciosa... cada curva, cada hendidura, cada monte—dijo acariciando mi estómago.— Las mujeres son perfectas y hermosas. En cambio nosotros los hombres, somos feos... con algo colgando por ahí, sin chiste alguno— dijo riéndose.

—A mi me encanta lo que cuelga entre tus piernas— le dije riéndome pasando mi mano por su entre pierna.

—No  prendas el fuego si no lo vas a apagar— dijo sosteniendo mi mano.

—¿Quien dijo que no?— le dije sonriendo.

Me metí debajo de las sábanas y me perdí entre ellas para apagar ese fuego que encendí entre sus piernas.

Clandestino / Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora