Narra Anthony.
Estaba en el balcón de mi hotel en Ibiza. Era impresionante la vista que tenía desde aquí, me relajaba muchísimo observar las maravillas de la naturaleza, la arquitectura, la gente... Aunque había algo que no dejaba de arme vueltas en la cabeza. Hacia varios días que debora no me respondía las llamadas y en los textos era bastante breve. Solo espero esté bien.
Escuche como alguien tocaba con insistencia la puerta. ¿Será nene que ya viene a joderme el día? Me asomé por la mirilla y no vi a nadie, entonces volvieron a tocar.
Abrí la puerta y me quede paralizado. No podía creer lo que estaba viendo.
–PAPIIIII– grito mi pequeño Matías corriendo a abrazarme.
Me agache y lo abrace con fuerza. Lo extrañaba tanto.
–¿Como está el niño lindo de papi?– dije dándole besos.
Un carraspeo de garganta llamo mi atención.
–¿A mi no piensas saludarme?– dijo Deb con un tono de voz bastante Dulce.
Baje a mi hijo y abracé a debora. Olía tan delicioso que quiera morderla. La cogí por la cintura y la levante del suelo.
–Bájame Anthony– dijo riéndose.
La baje, tome su rostro entre mis manos y le plante un beso en los labios.
–Duacala– dijo mi hijo haciendo cara de asco. Ambos nos empezamos a reír de Matías.
–No puedo creer que estén aquí– dije emocionado abrazándolos a ambos.
Mi Deb estaba preciosa. Llevaba un conjunto color rosa, su melena larga y lacia caía por encima de sus hombros desnudos, poco maquillaje y su hermosa sonrisa, en cambio yo era un desastre. El cabello alborotado, parecía que me había explotado el boiler, andaba en short con una camisa verde sin mangas encima mugrosa de lo que desayuné, solo me faltaba trae baba seca en la cara. Que vergüenza.
–¿En que piensas?– me pregunto Deb.
–En lo hermosa que eres y yo el desastre que soy– dije viéndome.
Ella se sonrojó y me sonrió apenada.
–Bueno... para mi eres perfecto... así... despeinado, sin bañar, con la baba seca de anoche...– dijo riéndose.
–¿Que? No puede ser– dije corriendo a verme en el espejo. Ella se empezó a reír por qué era mentira.
Vi por el espejo que se estaba acercando, se puso atrás de mi y rozó mis hombros hasta llegar a mis brazos.
–Te extrañe mucho– me susurro al oído y después dejo un beso en mi espalda.
–Voy a encárgale este niño a nene, ahora regreso– dije cargando a mi hijo como costal de papas y empezó a reírse.
Deb también empezó a reírse.–Estas loco deja a mi hijo en paz.
–Me dijeron que se ha portado mal y el tío nene le dará una lección– me encantaba escuchar la risa de mi hijo, era igual de exagerada que la mía.

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Clandestino / Romeo Santos
RomanceDespués de conocerse casualmente en una tienda, Debora y Anthony se reencuentran pero su relación se vuelve imposible por miedo a lastimar a los que los rodean.