–Ya mami tranquila, ya estás en casa– Anthony me sostenía entre sus brazos mientras entrábamos a nuestra casa.
Yo no podía parar de llorar, incluso sentía como me faltaba el aire.
Había pasado días horribles, se me hacían interminables, me desesperaba tanto no poder ver a mi hijo, y esas cuatro maldigas paredes que me tenían encarcelada sin yo haber hecho algo.
–Mami– escuche la voz de mi pequeño Matías y me agache para abrazarlo, el corría en mi dirección pero cada vez lo veía más y más lejos... corría hacia él no podía alcanzarlo, en ese momento me desperté de golpe, las lágrimas seguían corriendo por mis mejillas.
Todo estaba oscuro, seguía aquí... en esa maldita prision. Sin mi hijo, sin anthony... hasta extrañaba esa cosa peluda que me llenaba de baba y eso que apenas tenía medio día aquí.
Me quede despierta, no podía dormir. Aún estaba en una prision preventiva, no quiero ni imaginar que me trasladen a una cárcel que esté llena de mujeres que realmente cometieron un delito, que realmente mataron a alguien, no lo sé, me llena de pánico pensarlo. No se si he visto demasiada televisión pero siento que sería su nuevo juguetito que amedrentar.
–Aquí está el desayuno– me dieron una charola con avena, una manzana y leche. Lo tome pero enseguida lo dejé en el suelo. No tenía hambre... ¿Quien iba a tenerlo estando en un lugar como este?
Seguí acostada, pensando en quien podría querer hacerme daño de esta manera, mi relación laboral con David no quedó en buenos términos pero no veo la necesidad de acusarme de algo que no cometí.
Yo no tengo ese dinero... ósea si lo tengo pero es la herencia que Alaric me dejo.
–Tiene visitas.
Me levante sin ánimos, tenía el cabello agarrado en una cola, sin maquillaje y conjunto deportivo color negro.
Camine sin ánimos, me llevaron a un tipo de salón donde estaba Anthony y un señor que no conocía.
–Mi amor– me abrazo Anthony apenas me vio y yo respondí su abrazo, no pude evitarlo y el llanto volvió a hacer su aparición.
–Anthony, yo no hice nada– dije entre sollozos.
–Yo lo se mi amor, te creo– Anthony me apretaba entre sus brazos y me daba besos en mi cabello. –Te prometo que voy a sacarte de aquí mami.–Tomo mi rostro entre sus manos y limpio mis lágrimas– Te lo juro.
Anthony me tomo de la mano y nos reunimos con el otro señor que estaba junto con él.
–Te presentó a mi abogado de confianza, ahora también tuyo.
Asentí con la cabeza.
—Mucho gusto Debora. Necesito hacerte unas preguntas para preparar tu defensa. Ya tramitamos un amparo para poder sacarte de aquí, también tramitamos poder sacarte bajo fianza. Tomaremos la opción más rápida.
Volví a asentir únicamente con la cabeza. No tenía ganas de hablar, me sentía devastada.
–¿Tienes idea de por que te acusan?
Negué con la cabeza.
–Argumentan un desfalco por cierta cantidad, supuestamente solo tú tenías acceso a esa cuenta.
–Es mentira. Yo no tenía acceso a ninguna cuenta, todos los pagos los hacía directamente el departamento de finanzas, pero ¿Por que hasta ahora? Han pasado meses que deje de trabajar ahí... pueden revisar mis cuentas, yo no tengo esa cantidad.
–Supuestamente el dinero fue desviado al extranjero.
–Por Dios– me toque el puente de la nariz para tratar de evitar volver a llorar.
–Te vamos a sacar de aquí mami, me cueste lo que me cueste– me abrazo.
–No soy buena para ti Anthony– dije con lágrimas en los ojos.–Aléjate de mi antes que arrollé con todo.
–No me voy a alejar de ti, menos ahora. Tu no eres la culpable, es claro que alguien quiere hacernos daño y no lo voy a permitir Debora.
–Gracias.
–Agradéceme cuando te saque de aquí– me dio un beso en la mano y regresamos la vista al nuestro abogado que acababa de presenciar todo nuestro drama amoroso.
–Eh bueno...– se veía un poco incómodo.–espero tener buenas noticias en el transcurso del día o mañana.
–Gracias– respondí apenada.
Salió y me dejo a solas con Anthony.
–No te preocupes Deb, voy a sacarte de aquí, así tenga que mandar a tío y a nene con el cabron de tu jefe para arreglar este asunto.
Me reí por que recordé que Anthony no era muy bueno repartiendo golpes.
–No hagas nada estupido por favor, cualquier cosa que hagas puede afectarme. Deja todo en manos de tu abogado.
–Voy a tratar...
–Anthony... cuida por favor a Matías. Eres todo lo que tiene ahora. Cuídalo con tu vida por favor.
–Te lo prometo. Él está bien.
–Se acabó el tiempo– entró un oficial mal encarado.
–Te amo– se quiso acercar a besarme pero el oficial lo tomo del brazo. Vi como los ojos de Anthony se llenaron de ira, se soltó del brazo con brusquedad y salió de ahí.
A mi me llevaron nuevamente a mi celda.
¿Y si llamaba a David?
–Hey, Señorita... – escuche un susurro y voltee a todos lados. No vi nadie.
¿Estaré volviéndome loca?
–Señorita...– escuche un poco más alto. Me levante y vi a una señora mayor, tenía su cabello canoso y su cara daba ternura. Me imagino era parte de la intendencia del lugar por que llevaba una escoba y un recogedor.
–Le dejó esto su esposo– susurró. Era un papelito doblado.
–Gracias– ella me sonrió y se fue rápido.
Ya quisiera ese ser mi esposo... 😆
Abrí el papelito y... es un cabron.
"Espérame pronto para la visita conyugal."
Es un estupido. No pude evitar reírme... ¿ni en esta situación puede pensar en estar entre mis piernas?
Gire el papel y tenia más texto.
"Te voy a sacar de aquí, tenme paciencia. Te amo hasta el infinito"
Solté un suspiro y guardé el papel.
Quizá deba replantearme el hacer una vida con él. Sigo siendo un caos en su vida, traigo problema tras problema.
No voy a alejarlo de nuestro hijo, pero quizás alejarlo de mi sea la mejor opción.
ESTÁS LEYENDO
Clandestino / Romeo Santos
RomanceDespués de conocerse casualmente en una tienda, Debora y Anthony se reencuentran pero su relación se vuelve imposible por miedo a lastimar a los que los rodean.