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Cuando desperté estaba en mi habitación, no tenía la mínima idea de como llegue aquí, me dolía horrible la cabeza y tenía unas náuseas horribles. ¿Como pude beber así? El cuarto estaba completamente oscuro, prendí la luz y el dolor de cabeza se intensificó, vi el reloj y eran las 6 de la tarde.

En el pecado llevas la penitencia Debora.

Me volví a acostar, la cabeza me daba vueltas y además sentía cólicos, cerré los ojos e intenté volver a dormirme. Más tarde me despertaron unos ruidos en la habitación, la luz del vestidor estaba encendida. Me levante con los ojos entre cerrados y fui hasta allá, era anthony, estaba haciendo una maleta.

–¿Que haces?– pregunte preocupada.

–¿Como te sientes?– preguntó.

–Mal... muy mal de hecho pero... ¿Que es esto?– señale su maleta.–¿Te vas?

–Mañana salgo de viaje.

–¿A donde?

–A Canadá.

–¿Trabajo?– No quería que se fuera, no mientras estemos así.

–Quería que habláramos anoche pero decidiste irte.–seguía doblando ropa para meterla en su maleta.

–No sabía si ibas a dignarte a venir.

–Estaba trabajando Debora, no estaba huyendo de ti.

–¿Cuando vuelves?

–Dos semanas.

–No quiero que te vayas y que estemos así– la voz se me quebró.–Me haces sentir culpable de algo que yo no pedí y ya no se como decirte lo mucho que te necesito, que te amo.

–Dame tiempo si?– Acarició mi brazo.–Vamos a estar bien.

Asentí con la cabeza y lo abracé.–Ve a descansar, ¿Necesitas algo?

–Que me corten la cabeza– le dije mientras volvía a la cama.

Al día siguiente anthony se fue muy temprano, se despidió de mi con beso en la frente, se que necesita tiempo pero yo no quiero dárselo. Lo necesito.

Paso toda una semana y yo aún me sentía mal, me sentía muy cansada, sentía el cuerpo cortado como si me fuera a enfermar y los malditos cólicos que no paraban ni con aspirinas, la regla me había llegado y generalmente me duraba 4 días.

Me sentía mal por que no tenia ánimos ni energía para estar con Matías. Anthony no me llamaba, llamaba a la casa para preguntar por Matías y listo, era todo.

–¿Señora se siente bien?– me pregunto la nana de Matías.

–No ¿Por que?

–Se ve muy pálida– se acercó a mi y me toco la frente–Tiene fiebre, por que no va recostarse y enseguida le llevo un té y alguna pastilla.

–Si gracias, igual creo que voy a llamar al doctor– la señora me ayudo a irme a mi habitación, me sentí muy mal y no creo que haya sido por alcohol adulterado ya paso mucho tiempo.

Me acosté y me dormí... a las horas un dolor muy intenso en el vientre me despertó, moví las sábanas y estaba manchada de sangre corrí al baño y era demasiada sangre, no era normal.

Me asuste y enseguida llame al chofer, me cambie de ropa y me puse mil toallas femeninas para no manchar nada y que nadie se diera cuenta.

Cuando llegue al hospital enseguida me intervinieron, me hicieron algunos estudios para saber la razón. La doctora se acercó a mi, como que trataba de decirme algo pero no se animaba.

–¿Debora verdad?

–Si.

–Tuviste un aborto espontáneo.

–¿Que?– dije confundida.

–¿No sabias que estabas embarazada?

–No... yo no puedo– me tape la boca y los ojos se me rasaron.

–Tenemos que hacerte un legrado y eliminar todos los residuos...

Con mi mano toque mi vientre y empecé a llorar. ¿Como pude no darme cuenta?

–Tienes que firmar que aceptas la intervención, no puedes seguir así, es peligroso.

Trate de tranquilizarme y asentí con la cabeza, me limpie las lágrimas y firme los papeles.

¿Como pude ser tan inconsciente? ¿Por que no me cuide?

–No es tu culpa, son cosas que pasan– me dijo la doctora al ver que no podía dejar de llorar.

¿Que iba a decirle a anthony?

Me inyectaron un sedante y no supe de mi por algunas horas. Pase todo este proceso sola... como posiblemente muchas mujeres lo hacen cuando no tienen otra opción... como algún día me obligaron a hacerlo.

–¿Como te sientes? Necesitas guardar reposo, una semana completa sin levantarte de tu cama y la siguiente con movimientos controlados.

–Se supone que soy estéril.

–¿Que? No, quien te dijo eso? Si tienes problemas para concebir pero estéril no eres. Con tratamientos adecuados todo puede llegar a buen término.

–Ya tengo un hijo.

–Entonces como dices que eres estéril niña? ¿Quien te metió eso en la cabeza?

–El ginecólogo que tenía.

–Demándalo, te dio un diagnóstico erróneo.

No le dije nada, solo asentí con la cabeza.

–¿Necesitas que llame a alguien? ¿Para que vengan por ti?

–Mi chofer debe estar afuera, gracias.

–Descansa, voy a estar por aquí si necesitar algo– la doctora era muy tierna conmigo, como si fuera mi mamá.–Dentro de unas horas te daremos de alta.

Iba a tener un bebé... iba a ser mamá otra vez y lo arruiné.

Mi celular comenzó a sonar, era anthony. ¿Por que me llamaba ahora? No le respondí, no podía dejar de llorar. El teléfono sonó una y otra vez.

"Respóndeme por favor" "¿Estas bien?

Trate de tranquilizarme y cuando lo logre le regrese la llamada.

–Por fin contestas, estas bien? ¿Por que fuiste al hospital?

Mendigo chofer metiche.

–Solo me sentí un poco mal, se me bajó la presión es solo eso.

–¿Segura?

Se me hizo un nudo en la garganta, estaba apunto de soltar el llanto y decir que había pasado.

–Si, estoy bien.

–Ok mami. Avísame cuando estés en casa.

Colgué la llamada y me solté a llorar.

Y no se por que me sentía tan mal, no era algo que yo esperara pero fui tan irresponsable... Anthony estaría tan feliz... ¿Y si era una niña? 

Que karma estaré pagando... aveces no puedo más con todas las cosas que me suceden, aveces pienso que anthony y Matías estarían mejor sin mi.

Clandestino / Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora