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Las cosas con anthony no iba del todo bien pero habíamos mejorado. Mi poderosa mente aveces me pasaba malas jugadas recordándome lo que había pasado semanas atrás y me hacía no querer tenerlo cerca. No podía seguir así, si no esto se iría a la mierda.

–Hey Baby...– entró anthony a la habitación.–Mi familia se reunirá hoy en casa de mi hermana, me justaría llevar a Matías hoy. ¿Quieres venir con nosotros? Esto es muy importante para mi.

Levántate la mirada y lo observe. Hoy se veía diferente... más guapo. Se había hecho la barba se veía rebajada y alineada, su peinado perfecto... llevaba una camiseta tinta y un pantalón de mezclilla.

–¿Que me miras?– preguntó divertido.

–Te ves bien– baje la mirada y seguí viendo mi laptop.

–¿Entonces?–Se sentó frente a mi y con una mano cerró la laptop.

–Vayan ustedes...– me cruce de brazos.

–Quiero preguntarte algo y quiero que seas sincera conmigo Debora...

No le respondí nada, solo lo observé.

–Bueno, no es pregunta es una petición– se jalo la oreja y eso hacía cuando se ponía nervioso o ansioso.

–Dime.

–Si ya no quieres estar conmigo, dímelo... Yo no quiero obligarte a que sigas aquí o si quieres que me vaya lo haré, pero no quiero que que cada que entro a la habitación o que me tienes cerca me mires mal, pensé que ya habíamos hablado, que estábamos bien...

–No es tan fácil...– tenía la mirada agachada.

–¿Quieres que terminemos?

La idea me había pasado muchas veces por la cabeza las últimas semanas pero no era eso lo que quería.

–No.

–¿Entonces Debora? Estoy consiente de todas las pendejadas que hice pero ya te pedí perdón. ¿Que mas quieres de mi?

–No lo sé... no se que quiero. Estoy confundida, me siento agobiada, no me siento feliz.

–¿Quieres que consigamos a un terapeuta? Si es necesario que vayamos los dos, voy a hacerlo por ti– tomo mi cara entre sus manos.–Quiero que estes bien mami y que te sientas bien estando a mi lado.

Asentí con la cabeza y lo abracé, quizá eso era lo que necesitaba.

–Te amo– me dio un beso en la frente y se puso de pie. –Voy a llevarme a Matías entonces...

–Voy a ir con ustedes, solo déjame arreglarme.

Tome un baño rápido, seque mi cabello y lo peiné con ondas, me maquille y busque algo bonito que ponerme. La primera impresión es la que más importa. Me puse un vestido largo color rosa pálido, que tenía un cordón en la cintura y el escote era en V. Era coqueto pero discreto.

Cuando salí noté que Matías y anthony estaban vestidos igual, del mismo color, mismos tenis... Mi pequeño era el clon de su papá. Jamás me la habrían comprado si hubiera dicho que Alaric era su papá biológico.

–¿Por que no me dijiste que nos teníamos que vestir de ese color?– pregunte indignada.

–Te ves hermosa– se acercó y me dio un beso en la mejilla mientras se reía.

–¿Por que me excluyes? El tinto también me luce.

–Fue pura casualidad– se hizo el inocente. –Vamos, se hace tarde...

Estaba emocionado. Solo le faltaba salir de la casa brincando.

–Papá... ¿Alex etara qui?– preguntó matty desde la parte trasera de la camioneta. Iba sentado en sus sillita. Era adorable.

–No, alex esta en la escuela no pudo venir pero estarán tus primos. Te caerán bien.– Se veía tan guapo cuando se ponía sus lentes tipo aviador.

–Todo va a estar bien– apretó mi pierna y me lanzó un beso, yo solo le di una fingida sonrisa.

Manejo por un rato hasta que llegamos a la casa de su hermana, era preciosa. Había un jardín enorme y muchos árboles, Gordo seria feliz corriendo en ese pasto. No se en que momento sucedió pero ya me había encariñado con esa bola de pelos.

–Ya habías venido aquí... ¿Lo recuerdas?

–No.

–Cuando te traje a mi estudio... mira esta por allá– me señaló en dirección a una casa en forma de castillo.

–Fue hace mucho tiempo y era de noche– mi memoria aveces fallaba pero recordaba que esa noche me dio una serenata con su guitarra.

Anthony bajo a Matías, le arregló su ropa y lo peinó , quería que su hijo se viera impecable. Abrí la puerta y baje, no espere a que me abriera puerta, giré la cabeza y admiré toda la propiedad, era muy linda y muuuy grande, mucho más que nuestra casa.

–Vamos– puso una mano en mi cintura y me guió hacia la entrada.

Toco a la puerta y una mujer de piel morena nos abrió la puerta, al vernos sonrió, era la hermana de anthony la había visto en fotos. Anthony se agacho y cargo a Matías. Yo no sabia que hacer, sentía que no encajaba aquí.

–Matty ella es tu tía... es mi hermana...

–Hola pequeño... anthony por Dios es igualito a ti– me agradó la manera en que observaba a mi hijo, con mucho cariño.

–Ella es Debora– me presento y la mirada de su hermana se detuvo frente a mi. ¿Por que me sudan las manos?

–Mucho gusto Debora, me han hablado mucho de ti– sonrió y estrecho mi mano. –Pasen, pasen por favor. Mamá está en la cocina.

Caminamos todos juntos rumbo a la cocina, yo iba atrás de ellos pero un grito me asusto y pegué un brinco, era uno de los sobrinos de anthony que quería asustarme, por fin una cara familiar. Me dio un abrazo y ambos seguimos a los demás.

–Mi abuela es complicada pero te vas a ganar vas a ver– me susurro al oído y no lo único que hizo fue ponerme más nerviosa.

–Hijo– escuche la voz de una señora, automáticamente puse el freno y me quede parada, no quería entrar a la cocina. No quería enfrentarme a esto. ¿Y si ellas sabían que le oculté a Matías? Por dios claro que lo saben, van a odiarme.

–Anda, no seas miedosa– el sobrino de anthony me empujaba y yo me resistía.

Escuche como la mamá de anthony decía maravillas de mi hijo, alababa el parecido que tenía con su padre.

–¿Y donde está esa mujercita tuya que dices tener?– me quise girar para salir corriendo pero el vestido se me atoro y casi caigo al piso de no ser que "nuestro" sobrino me detuvo, estaría en el piso.

Clandestino / Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora