Me sentía desesperada, no sabía que hacer, la incertidumbre de lo que iba a pasar me tenía loca. Llegue a mi departamento botando los zapatos y quitándome el saco. Fui directo a destapar una botella de coñac y le di un trago, en este punto de mi vida corría el riego de volverme alcohólica.
Me senté en el sillón con la botella en la mano, comencé a recordar todos los momentos bonitos que había pasado con Anthony.
Lo quiero tanto que duele.
¿Que debo hacer?– me pregunte mientras la primera lágrima se deslizaba por mi mejilla.
Anthony no me había llamado desde que salió de mi oficina, seguramente estaba con ella y eso me hacía sentir peor, mi mente reproducía el momento en el que ella me dijo que siempre estaría por encima de mi. Tome mi celular y lo llame pero me envío directamente a buzón. Con los ojos llenos de agua volví a darle un trago a la botella hasta dejarla sin una gota en su interior.
Dos horas más tarde, mi celular timbro, lo cogí enseguida pensando que sería Anthony, pero no, era su maldita ex novia.
"Él está conmigo, te lo dije" adjunto una foto donde Anthony estaba dormido a su lado, con su mano en el vientre de ella.
Sentí que cogían mi corazón y lo apretaban tan fuerte que pensé que dejaría de latir. Las lágrimas salían solas, una tras otra. Tome la botella vacía y la estrelle contra mi televisor.
Camine descalza para sacar otra botella, importándome poco los vidrios que había en el suelo. Mi celular comenzó a sonar escandalosamente... era Anthony. Me sentía tan traicionada y herida que nublada por el alcohol camine hacia mi balcón.
–Vete a la mierda– dije lanzando mi celular al vacío.
Las lágrimas no paraban, salían solas. Me sentía tan abrumada que me sentía mareada, que me faltaba a el aire. Si algún día pensé que había sufrido por amor, no se comparaba en absoluto con lo que estaba sintiendo ahora.
Me recargue en el barandal del balcón, sentía tan refrescante el aire dando en mi rostro que decidí subirme en el peldaño y abrí los brazos sintiéndome en el titanic.
Narra Anthony.
Deb no me respondía el celular. Salí corriendo hacia su departamento, después arreglaría mis cosas con Fran. Necesito pruebas y aún si es verdad no voy a dejar a debora, la amo.
Cuando llegue al departamento de Deb, abrí con mi llave. Me quede paralizado y se me cayeron los calzones al piso cuando la vi trepada en el barandal de balcón. ¿Por que siempre me tocaban las locas?
Corrí hacia ella, cuando me escucho perdió el equilibrio pero gracias a Dios logré tomarla por la cintura.
–¿Estas loca mujer?– dije abrazándola con fuerza.
Narra Deb.
–Suéltame– le dije a Anthony quien me abrazaba con fuerza.
–¿Que estabas pensando?– dijo pasando sus manos por mi cabello, viéndome con ternura.
¿Que estaba en el titanic?– pensé y me empecé a reír.
–¿Estas ebria?– me pregunto examinándome.
–Como dijo Juan Gabriel... Lo que se ve no se pregunta– dije dejándolo afuera y me metí a la sala.
—¿Tú hiciste esto?– dijo al ver los vidrios en el suelo.–Vas a cortarte debora–dijo irritado.
–No me importa y si, yo lo hice. ¿Algún problema?
Anthony se me quedó viendo tratando de descifrarme.
—¿Por que?– pregunto.
—Por que me llene de rabia– grite.
–¿Por que?
–¿En donde estabas? ¿Por que no me respondías el celular? ¿Estabas tan ocupado con tu pequeña familia feliz, que no podías responderle a la puta de tu amante? – dije enojada.
–¿De que estás hablando?– dijo confundido.
–Te llame mil veces y estaba apagado tu celular... Después ella me envió una fotografía donde estabas dormido con ella– dije mientras las lágrimas volvían a salir.
–¿Donde esta tu celular?
–Mierda...– dije al recordar que lo lancé por el balcón.
–Debora... tu celular, quiero ver la fotografía. No es lo que piensas mi amor.
–"No es lo que piensas"– repetí riéndome.– Todos dicen eso.
–Mi amor, no hice nada malo. Déjame que te explique todo.
–Mira, no me expliques nada. Lo que mal empieza mal acaba. Nunca debí meterme en terreno ajeno.
–Debby– dijo tomándome de la mano para acercarme a él pero no se lo permití.
–Nada Anthony, no quiero escucharte.
–Mi amor por favor...
–Mi amor nada, Van a tener un hijo, yo salgo sobrando.
–No me importa, eso no impide que tú y yo estemos juntos.
–Como yo no puedo tener hijos ¿Quieres convertirme en madrastra?– dije riéndome con amargura.
–Mi amor... Carajo... estás diciendo puros disparates.
–Terminamos Anthony, terminamos lo que nunca debió iniciar– dije llorando.
–¿Vas a dejarme? Dejaste que me enamorara de ti como un pendejo, que me acostumbrara a ti, que te necesitara para que ahora te cruces de brazos y me mandes a la mierda?
–No lo voy a soportar, la simple idea me está matando. No puedo quedarme a ver como ella va a darte lo que yo nunca podré. No puedo Anthony.
–No me importa... Te amo ¿No lo entiendes?– dijo tomándome la cara entre sus manos.
–Eres el amor de mi vida Anthony– le dije llorando.–Y uno nunca está destinado a estar con su gran amor.
–¿Quien dice que no?
–El destinó... Te quiero sacar de aquí– dije señalando con rabia mi corazón.– Me duele Ant, mucho me duele.
–A mi me duele que no quieras escucharme, que no entiendas razones.
–Anthony... ponte en mi lugar. Imagínate como reaccionarías si yo estuviera esperando el hijo de otro.
–Es diferente...
–¿Por que es diferente? ¿Por qué tú no vas a parirlo? Es lo mismo. Lleva tu sangre, es tan tuyo como lo es de ella.
–Podemos hacer que esto funcione.
—No.
–Debby...
–No quiero Anthony– dije gritando.–No quiero que tengas un hijo con ella, no quiero compartirte con nadie, no quiero que sigas hablando con ella. Te quiero solamente para mi y como se que eso no va a ser prefiero que terminemos este circo de una vez.
–Mi amor...
–Se terminó Anthony– dije rompiéndole en su cara la pulsera de caracoles que "unía nuestro amor".
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Clandestino / Romeo Santos
RomanceDespués de conocerse casualmente en una tienda, Debora y Anthony se reencuentran pero su relación se vuelve imposible por miedo a lastimar a los que los rodean.