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¿Por que tenía que volver a mi vida? Solo viene a ponerme el mundo al revés, me hace cuestionarme todas las decisiones que tome, las cuales un día pensé que era lo más sensato... Como alejarme de él o el Ocultarle a su hijo.

Había cambiado toda mi vida por alejarme de él y ahora vine a destruir todo lo que construí, ademas de todo esto, como si no fuera suficiente no puedo quitarme de encima a mi marido... Todo el tiempo quiere saber donde estoy, con quien... No quiere que busque a Anthony y claro yo haría lo mismo si estuviera en su lugar.

Cuando llegue a mi casa, Alaric estaba esperándome para comer juntos. A pesar de que no había hecho nada malo sentía que lo estaba traicionando.

–Hola cariño– dijo dándome un corto beso en los labios.

–Hola, ¿Que tal tu día? ¿Y el niño?

–Está con mi madre, quería que comiéramos juntos y en realidad quiero conversar contigo– dijo ofreciéndome una silla para que yo me sentara.–Espero no te moleste.

Sonreí forzosamente, sabía sobre qué iba su platica.

Coló la servilleta de tela en sus piernas y tomó los cubiertos para empezar a comer. Alaric era ese tipo de hombre perfecto... era caballeroso, con una impecable educación, exitoso y sobre todo amoroso... No sabía que había hecho para que se fijara en mi.

–¿De que quieres hablar?– pregunte cuando terminamos de comer.

–Se que quizás quisieras no tocar el tema... pero Deb, desde que él apareció me siento intranquilo, no he podido entrar a quirófano desde hace días, no puedo dormir... No quiero estar así.

–No tienes de que preocuparte–dije acariciando su brazo.

–Me preocupa, me preocupa muchísimo que ese hombre quiera acercarse a ti...– dijo angustiado.

–Hey– dije poniendo un dedo en sus labios para que se callara.– Alaric... No va a pasar nada de lo que estás pensando, me case contigo por que quiero estar contigo, tú eres mi familia.

–¿Realmente me amas?– pregunto con un brillo inusual en sus ojos, podría jurar que quería llorar.

–Te amo Alaric– dije dándole un beso en las manos.–Deja de preocuparte por mi pasado, es eso pasado... Anthony ya fue, tú eres mi presente.

–Me preocupa que se haya dado cuenta de la existencia de Matías– dijo llevándose una mano al puente su nariz.

Matías es mi hijo.

–Él sabe que no puedo tener hijos.

–Prométeme que no vas a buscarlo– Sentí que me estaba acusando de algo.

–Te lo prometo– me levante y me senté en su regazo, me acepto enseguida y rodeó mi cintura con sus brazos.

–Eres mi vida debora, no sé qué haría sin ti– dijo acariciando mi rostro.

–Tu la Mía– le dije sonriendo y uni mis labios a los suyo.

Alaric se levantó conmigo en brazos y sin dejar de besarme, nos guió a la habitación. Alaric era alto, hacía ejercicio así que era todo un adonis, solía encantarme hasta que un moreno de voz ronca reapareció en mi vida.

Era algo perverso lo que mi mente me estaba haciendo, mientras Alaric me acariciaba y me quitaba la ropa, al cerrar los ojos solo podía ver a Anthony, recordaba como me tocaba, como me quemaba y temblaba bajo su cuerpo con cada caricia.

Alaric me hizo el amor mientras yo pensaba en otro hombre. Necesitaba esa fuerza e intensidad de Anthony cada vez que me poseía, necesitaba esa brutalidad al tomarme, ese morbo que me hacía sentir con cada palabra que salía de su boca. Alaric era bueno en la cama pero no se compara con mi sexy demonio newyorkino.

–¿Estas bien?– dijo Alaric dándome un beso en el abdomen.

—Si– dije sonriendo forzosamente, mientras pasaba una mano por su cabello.

Su celular Timbro y lo reviso enseguida.

–Mi vida, tengo una emergencia en el hospital– dijo apurado. Ya estaba acostumbrada a esto. Tomó una toalla y se metió a bañar.

Y yo... no dejaba de pensar en Anthony y las perversidades que me hacía en la intimidad.

En menos de 5 minutos, salió Alaric listo para irse al hospital. Era un doctor muy sexy y yo era consciente que seguramente tenía a todas las enfermeras y doctoras detrás de él como un panal de abejas.

–Me voy mi vida– dijo acercándose para darme un beso en los labios para despedirse.

–Tienes prohibido que se te acerque cualquier mujer, eres un doctor muy sexy pero eres mío– le dije sonriendo.

–No tengas pendiente, Soy casado y amo a mi esposa– dijo antes de regalarme una sonrisa y salió por la puerta.

¿Se puede amar y desear a dos personas a la misma vez?

Me volteé boca abajo y grite contra la almohada, me sentía tan frustrada... Tenía el marido perfecto pero yo solo quería correr a los brazos de mi ex.

¿Que pasaría si se enterara que Matías es su hijo?

Clandestino / Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora