–¿No que no me ibas a tocar en todo el viaje?– sonreí triunfante viéndolo mientras estaba recostada en su pecho.
–Bueno mujer si vienes y te me pones en ropa interior con esos bailes tan sensuales, ¿Que quieres que yo haga?
–Justamente lo que hiciste– me mordí los labios y le sonreí.
Su celular comenzó a sonar y le pedí que no respondiera, no quería que nada interrumpiera este momento tan perfecto. Su celular volvió a sonar con insistencia, era su tío así que respondió.
–Dime tío– respondió Anthony de mala gana.
–Tienen que volver ahora– la voz de tio se escuchaba angustiada.
–¿Por que que paso?– Anthony se enderezó de cama y se sentó en la orilla.
–No puedo decírtelo por teléfono, solo vengan ya, es urgente– colgó la llamada.
–Mierda... Era tío que...
–Si escuche... pero ¿Que pasa?
–No quiso decírmelo, llama a la casa– se levanto de la cama y se veía contrariado.–Cámbiate y alista todo, voy a llamar a nene para regresen y que alisten el avión– realmente estaba preocupado. Saco ropa de su maleta y se cambio lo más rápido que pudo, yo hice lo mismo.
Llame a la casa para asegurarme que Matías estuviera bien. Un timbre, dos timbres, tres timbres y nada, insistí de nuevo y nada. Me voy a volver loca si algo le sucedió a mi hijo.
Los nervios se apoderaron de mi, me imaginé mil escenarios y en todos Matías estaba en peligro. No debí dejarlo. Las lágrimas se escaparon de mis ojos.
–¿Que pasa?– me pregunto Anthony asustado cuando entro a la habitación.
–No responden– mi voz estaba quebrada y las lágrimas no paraban.
–Voy a llamar a tío, que se deje de juegos y me diga que mierda pasa– tomo mi rostro entre sus manos–Deja de llorar por favor y empaca si?, nuestro bebé va estar bien, te lo juro– asentí y me limpie las lagrimas. Empaque todas nuestras cosas lo más rápido que pude.
Baje para reunirme con los demás Anthony estaba hablando con nene en voz baja, ambos se veía muy preocupados.
–¿Pudiste hablar con tío?– pregunte acercándome a ellos.
–Eh... ¿Que? No... no me respondió– Anthony me estaba mintiendo y evadiendo.
Los chicos bajaron con sus maletas listas, en menos de media hora estábamos montados en la camioneta para ir rumbo al aeropuerto.
Una corazonada me decía que se trataba de Matías, estaba apunto de volverme loca.
Abordamos el avión y me senté en lugar más alejado, no quería que nadie la hablara, solo quería a mi hijo a mi lado.
–Todo va a estar bien– mencionó Anthony y sentó a mi lado.
–Quiero que me digas la verdad Anthony, tu sabes que esta pasando y no me lo quieres decir maldita sea– le grite alterada.
Sentí 4 pares de ojos mirándome impactados por la manera en la que le hablé.
–Cálmate por favor, llegaremos en menos de una hora. Yo no se nada, tío no me responde– hablaba tan bajito que quería arrancarle los pelos, obviamente lo hacía para calmarme.
–Anthony si le pasó algo a Matías no me lo voy a perdonar nunca– y otra vez las malditas lágrimas se hicieron presentes, Anthony me abrazo y llore como Magdalena.
Aterrizamos en menos tiempo de lo que pensé, había dos camionetas una llevaría a los chicos a sus casas y en la otra nos iríamos nosotros directo a nuestra casa.
Odiaba con todo mi corazón el tráfico de Nueva York.
En cuanto llegamos a la casa me baje sin esperar a nadie, cuando entre a la casa vi a la nana de Matías llorando con todo el maquillaje corrido y los ojos hinchados. Anthony entro detrás mi.
–¿Que paso? ¿Donde está mi hijo?– pregunte desesperaba. Subí las escaleras corriendo gritando su nombre y nada.–¿Donde está mi hijo?– le grite a nana que no dejaba de llorar.
Tío me tomo por los hombros y me obligo a sentarme en el sillón.
–Deb, mírame, tranquilízate.
–¿Donde está mi hijo?– le pregunte llorando.
–Escúchame... Alguien se llevó a Matías.
–¿Que? ¿Quien?– me sentía muy desesperada, la angustia y la culpabilidad estaba carcomiendo mi alma.
–Cuando yo llegue encontré a la nana amordazada y amarrada a la silla. Según la versión de ella, entraron unos tipos armados y encapuchados para llevarse al niño. Rectifique la versión con las cámaras y es verdad. No se que mierda paso con los elementos de seguridad.
–Tu sabias esto Anthony verdad? Y me lo ocultaste– le grite y se puso pálido.
–Lo vamos a encontrar.
–¿Como puedes estar tan tranquilo Anthony? SE LLEVARON A NUESTRO HIJO, no sabemos quien lo tiene o que pueden estar haciéndole– le grite mientras lloraba.
–Estoy medicado debora para poder controlarme y pensar con claridad– con razón lo veía medio estupido desde que subió al avión, así que con mucha claridad no va a pensar.
Nene se acerco y me dio un vaso con agua junto a unas pastillas.
–No, gracias. No puedo tener la mente nublada mientras mi hijo está desaparecido.
Estaba segura que esto tenía que ver con todo lo que había estado pasando, lo de la cárcel, lo de la rata y ahora lo de mi hijo.
¿Que iba a hacer? ¿A quien podría recurrir si no se directamente quien quiere hacerme daño?
Me limpié las lágrimas y traté de tranquilizarme, necesito encontrar a mi hijo y buscar la manera de salir de aquí sin que Anthony y sus dos apóstoles se den cuenta.
Piensa Debora piensa.
Camine rumbo a la puerta y tome las llaves de la camioneta.
–¿A donde vas?– me pregunto Anthony.
–Voy por mi bolso, lo dejé en la camioneta– cerré la puerta de tras de mi y fui a la camioneta.
Gracias a dios la camioneta no era ruidosa y no se dieron cuenta cuando la encendí. Salí de ahí huyendo como vil delincuente, no sabía ni siquiera a donde debería de ir, maneje por un rato y me di cuenta que alguien me estaba siguiendo. No era Anthony, ni tampoco sus apóstoles. Apague la camioneta en medio del camino y me baje.
Probablemente era la respuesta que necesitaba.
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Clandestino / Romeo Santos
RomanceDespués de conocerse casualmente en una tienda, Debora y Anthony se reencuentran pero su relación se vuelve imposible por miedo a lastimar a los que los rodean.