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Narra Anthony.

No pude pegar el ojo en toda la noche por pensar en Deb, ella no debería de estar en un lugar como ese. Sentí horrible verla y no poder hacer nada en ese momento para sacarla de ahí. Me sentí inútil.

Ya no se que decirle a Maty cuando me pregunta por su mamá, se distrae un rato con goldo pero vuelve y me pregunta "none ta mami" ¿Y que le digo?

Me levante de la cama y mi bebé iba entrando a mi cuarto frotándose sus ojos. Su nana aún no había llegado así que me tocaba ser un padre responsable y  darle de desayunar a mi gordito.

Baje junto con él y lo senté en su sillita, lo até bien por que es tremendamente inquieto y le puse caricaturas en la televisión mientras papá iba a buscarle su desayuno.

–pero y ¿Que es lo que le dan de comer a este niño?– me pregunte a mi mismo mientras abría el refrigerador y la alacena. No es que fuera un "mal padre" pero yo solo me encargaba de las tareas divertidas como jugar con él o regañarlo cuando Deb no conseguía controlarlo.

Baje una caja de cereal, eran figuras de frutitas de diferentes colores, me lleve uno a la boca para probarlo y sabían bien. Agarre un tazón y le serví el cereal con leche. El ya sabía comer con los cubiertos, su mamá había hecho un excelente trabajo con él.

Le dejé el tazón y yo me senté a lado de él, yo no tenía hambre, no podía dejar de pensar en Deb, lo único que quería escuchar era la voz del abogado dándome buenas noticias.

Mi celular timbro y me levante enseguida a coger el teléfono que deje en la barra de la cocina. No era mi abogado, era de las estupidas compañías telefónicas ofreciéndome un paquete ilimitado.

Cuando voltee a ver a Matías estaba bañado en leche y con el tazón en la cabeza. Me dio risa pero a la vez me sentí desesperado.

No podría ser un papá soltero.

–Papi, pero por que hiciste eso?–pregunte quitándole el tazón y el cereal de la cabeza.

Él solo se reía y se reía.

Si estuviera su mamá, estaría histérica y a mi ya me hubieran mandado a dormir con goldo al patio.

Tome a mi hijo para meterlo a bañar y en eso sonó el timbre.

–Gracias a Dios que llega– era la nana de Matías.–Puede bañarlo y darle de desayunar. Soy un total desastre.– le entregue al niño mientras ella se reía por el fracaso de padre que era.

–Yo me encargo, no se preocupe.

La nana de mi bebé era una señora, gordita y algo bajita, muy agradable y dulce, por obvias razones Debora no quería una voluptuosa y sexy niñera.

Subí a mi habitación, tome un baño, me arregle y me senté en la cama, quería estar listo por si es necesario salir cuando el abogado me llame. Me sentía como el meme.

Mi celular timbro y conteste enseguida, ahora si era el abogado.

–Dime. Aha... ¿Y que paso con el amparo? Aha, entiendo... El dinero no es problema, lo sabes. No me importa lo que cueste, la quiero fuera de ahí.

Cuando colgué la llamada solté un suspiro y me deje caer en la cama. ¿Seré yo su mala suerte o ella la mía?

El abogado me dijo que estaba buscando todas las opciones para sacarla hoy mismo de ahí y que posiblemente la cuota para sacarla bajo fianza sería muy elevada pero sinceramente no me importa lo que tenga que dar para sacar a mi mujer de un lugar al cual no pertenece.

–Adelante– dije al escuchar que tocaban la puerta de mi habitación.

–Le traje algo para que desayune– era la nana de Matías con un plato con unos huevos revueltos.

–Gracias, no tengo hambre– hice una mueca.

–Señor... yo se que es un momento difícil pero su salud es primero, a deb no le gustaría encontrarlo todo flaco y ojeroso– está mujer era muy tierna, me recordaba a mi mamá cuando me daba la bendición 10 veces antes de irme.

Le di una leve sonrisa y le di las gracias. Tome el plato y arrasé con la comida.

Y no tenía hambre decía el hombre 😅

El tiempo transcurría lento, ya no sabía que hacer, miraba por la ventana, le cambiaba de canal al televisor, le echaba un vistazo a mi hijo y el maldito abogado no llamaba. Me tire a la cama boca abajo y me quede dormido.

Me despertó el sonido de mi celular, abrí los ojos y me di cuenta que el atardecer se filtraba por la ventana. ¿Cuánto tiempo dormir? Conteste y era el abogado, estaba hecho. Hoy podía sacar a Debora de ahí siempre y cuando pagara la fianza que se había estipulado.

Hice todos los trámites necesarios para pagar la fianza, el abogado se encargó de todo y por fin Debora saldría de esta horrorosa cárcel, obviamente el caso aún no estaba cerrado pero comprobaríamos la inocencia de Deb.

Estaba impaciente, caminaba de un lado a otro, solo quería ver a debby saliendo por esa puerta, abrazarla, besarla y llevarla a nuestra casa pero tiempo pasaba lento... ¿Por que estos trámites son tan tediosos? Ya pague, listo entréguenmela!

–Anthony– escuche la voz de Debora a mis espaldas. Me giré de inmediato y la abrace, ella comenzó a llorar.

Sentí como la presión que sentía en el pecho se desvaneció en el momento que la tuve de nuevo a mi lado.

–Ya mami, todo está bien mi amor. Vamonos a casa.

–Estoy toda mugrosa, sin bañar– se quitó de mi abrazo, limpiándose las lágrimas.

–Por Dios Deb, crees que eso me interesa ahora?– la jale y la volví a abrazar.–Vamonos a casa, nuestro hijo te espera... y la tina de nuestro cuarto también– le di un beso en la frente y la lleve conmigo.

Clandestino / Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora