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Narra Anthony.

Aquí seguía contemplando y velándole el sueño a una mujer que no me quería ni ver... pero entendía, entendía su situación. Lo único que quiero es que esté bien aunque no esté conmigo, aunque que no sea mi pareja, la amo y quiero verla bien, principalmente por nuestro hijo... Total, dicen por ahí que "Hay amores que sólo pueden vivir en tu corazón, no en tu vida." Quizá nos toca así...

No quería despegarle el ojo a Deb, estaba tratando de luchar contra el cansancio que tenia por que esta mujer es capas de levantarse e irse pero no pude más y el sueño me venció....

–Ant...– escuche un susurro entre mis sueño.–Ant... Anthony...– escuche mi nombre en voz alta y abrí los ojos de golpe.

Deb había despertado y estaba llamándome. Me levante como resorte y me acerque a ella.

–Deb...– me sentía tan ridiculo por las ganas que me dieron de llorar al escucharla decir mi nombre.–Ay Dios mío, Gracias–le di un beso en la frente y ella frunció la frente. Definitivamente esta es mi Debora.–¿Como estas? ¿Como te sientes?

Ella no me respondía pero estaba observándome.

–Cansada– respondió casi en un susurro.

–¿Quieres tomar agua o comer algo?–pregunte preocupado.

Ella movió su cabeza en negativa.

–Descansa mami, ya tendremos tiempo de hablar. Duerme, aquí voy a estar cuando despiertes– dije dejándole un beso en su mano, ella asintió y cerró los ojos.

Estaba feliz por que al fin había reaccionado pero verla así me dolía. Se veía muy cansada, enferma y sus ojos no tenían el mismo brillo de antes. Ella volvió a dormir. Cogí la silla, la acerque lo más que pude a la cama y volví a sentarme en ese mueble tan incómodo que de seguro la raya de las nalgas ya se me había borrado.

Como era de esperarse volví a quedarme dormido recargado en la cama de deb, pero esta vez me sentía tan tranquilo... me sentía como un cachorrito cuando sus amos lo acariciaban. No se si estaba soñando pero podía sentir como una mano acariciaba mi cabello y eventualmente esa misma mano acariciaba mi cara con delicadeza.

Me sentía bien, sentía una paz que hace días no tenía.

Abrí los ojos y vi a Deb observándome con ternura mientras me daba mimos. Extrañamente sentí como miles de mariposas revoloteaban en mi interior. Tome su mano y deposite un beso en el interior de su muñeca.

–Perdón por despertarte– dijo en voz baja con una leve sonrisa.

–Tu sabes que si vas a despertarme con mimos y cariñitos puedes hacerlo– le sonreí mordiéndome el labio.

Ella me sonrió y me tomo de la mano.

–Gracias por estar aquí. No entiendo que fue lo que pasó, no recuerdo muchas cosas– Seguía hablándome con un poco de debilidad.

–Ufff... Yo tampoco sé muy bien que fue lo que pasó pero te desconectaste en todo sentido de la realidad. No sabía nada de ti, no me respondías el teléfono así que vine a buscarte.

–Gracias... Gracias por no abandonarme por que aunque soy necia, testaruda, voluntariosa y demás calificativos que puedo encontrar para describirme, estas aquí.

–Sabes que haría cualquier cosa por ti mami, por que aunque peleemos algo fuerte nos une.

–Por cierto... ¿Y Matías?– sonrió apenada.

–Me vas a matar– cerré los ojos– pero está con amelfis y nene. No sabía a qué iba a enfrentarme contigo así que lo dejé.

–¿Que no estabas de gira?

–Si pero pospuse algunas fechas, no podía dejarte así.

–Tenías razón cuando dijiste que volvía tu vida un caos...

–No pienses en eso ahora, olvida que lo dije... bórralo de tu mente. Estoy aquí por ti y para ti. Olvídate de mi trabajo y de todas las estupideses que dije... ya tendremos tiempo para hablar.

–Me sentía muy mal Anthony... Solo quería desaparecer por unas horas pero se me fue de las manos.

–Vas a superar todo esto... eres una chica fuerte.

–Tan fuerte que avente a la mamá de Alaric a la fosa donde enterraron a Alaric– Se tapó la cara y se rio.

–¿Que hiciste que Debora?– pregunte sorprendido.

–Fue sin querer... apenas pise España comenzó a culparme y a hacerme la vida imposible.

–¿Tanto como para enterrarla viva?—me reí.

–Si... un día me hizo tanto enojar que termine desmayada y después del desmayo pensé que me había enterrado viva por que me metió en un cuarto completamente oscuro.

–¿No estarás?– le dije sonriendo moviendo las cejas señalando su vientre.

–Ni te ilusiones. Eso ya no sirve para dar vida, lo sabes.

Esta ya se sentía mejor por que empezaba a hablarme con rudeza como solía hacerlo.

–Pero si sirve para otras cosas– dije con picardía.

–Anthony– me reprendió pero se sonrojó. Me alegraba saber que aún lograba ese efecto en ella.

–Además eso mismo me decías antes y mira que muchachote tenemos.

–Matías es un milagro. Es el regalo más lindo y valioso que tú me has dado.

–¿Más valioso que la gargantilla de diamantes que te regale?– dije bromeando.

–¡Anthony!– su mirada se volvió amenazante.

–Estoy bromeando linda... pero sabes que Siempre he tenido una duda– me toque la barbilla pensando.

–¿Cual?

–¿Por que le pusiste Matías? ¿Un ex-novio tuyo se llama así?

–Si, el amor de mi vida se llamaba así.

–Mmmmm– Me dolió su respuesta, aunque quizá esta jugando conmigo.

–No es cierto– se rio y trató de abrazarme pero se lo impedí.

–Estate quieta, vas a arrancarte el suero– dije con seriedad.

–No sé, siempre me había gustado ese nombre– encongio los hombros y sonrió levemente.

–Me alegra verte mejor debby– pase mi mano por su cabello y ella recargó su cara en mi mano.

–Te quiero...– me susurro y eso me dejó muy confundido...

Clandestino / Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora