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Habían pasado varías días desde mi discusión con Alaric. Él seguía en la casa pero yo no le dirigía la palabra, me sentía herida a pesar de que yo lo traicioné primero. Alaric intentaba hablar conmigo y yo lo evitaba o lo dejaba hablando solo, incluso tuve que irme a dormir a otra habitación por que aunque lo echara él no iba a irse.

Me fui a trabajar e intenté sacar adelante los proyectos que tenía pendientes pero no podía. Esta tarde vería a mi abogado para que empezara con los trámites del divorcio.

Mi celular empezó a timbrar, era Anthony en videollamada. Ni siquiera tenía ganas de hablar con él pero aún así le respondí.

–Hola– dije desganada.

–Mira donde estoy– dijo mostrándome el hermoso paisaje de Ibiza.

No le respondí nada, en verdad no tenía ganas de nada.

Entonces giro la cámara y apareció su rostro. Llevaba una camisa blanca y una gorra de los Yankees.

–Voy a regalarte otra gorra, siempre llevas la misma– dije con desagrado.

Soltó una carcajada.

–¿Estas de amargadita?– pregunto sonriendo.

–Que te importa.

–Por que no tomas un vuelo y vienes aquí conmigo... damos un paseo en yate, recordamos viejos tiempos– dijo mordiéndose los labios.

–Me parece que no.

–Necesitas relajarte, te veo muy tensa.

–¿Mensa?– dije frunciendo la frente. No se escuchaba muy bien el audio.

Volvió a soltar una carcajada.– T E N S A, dije tensa.

–Ah... bueno las cosas no van muy bien por acá.

–Deja todo y ven conmigo...

–Aún soy una mujer casada– dije mostrándole mis anillos.

–Tira eso pa la mierda. ¿Por que sigues llevándolos?

–Costumbre quizá– dije moviendo mis anillos. En verdad eran muy bonitos.

–Es eso... o en realidad sigues queriendo a tu... a ese...

Me reír al notar que no podía decir que era MI ESPOSO.

–En muy poco tiempo han sido muchos cambios Anthony. Estoy apunto de volverme loca.

–Ven conmigo... unos días...

–Déjame pensarlo, si? Anthony debo dejarte llego mi abogado.

–Claro, llámame cuando te desocupes– dijo lanzándome un beso.

Mi abogado llegó y tomó asiento delante de mi.

–Dime Deb ¿En que puedo ayudarte?

Antes de responderle no pude evitar que se me saliera un suspiro.

–Quiero divorciarme.

–Wow, eso si me tomo por sorpresa. Pensé que su matrimonio iba bien.

–Pues iba... iba antes de mudarnos a NY.

–¿Que es lo que quieres hacer?

–¿Divorciarme?– ¿Que no se lo había dicho ya?

–Me refiero a que... sólo el divorcio o quieres hacer otro tipo de trámite, pensión, no se... ¿están casados por vienes mancomunados no?

–Si, pero no me interesa nada material. Solo quiero separarme de él.

–El trámite va a ser largo debora. Ya que ustedes están casados en españa no aquí. ¿En verdad no quieres pelearle nada? ¿La casa? ¿El auto?

–No había pensado en eso. ¿Hay alguna forma de acelerar el trámite?

–No se... Dame armas debora... violencia intrafamiliar, infidelidades, ¿dime qué pasó?

–Va a tener un hijo con otra mujer– dije con un nudo en la garganta.

–Eso es adulterio. Vamos a ver qué puedo hacer por acelerar el trámite pero debora... con esto puedes dejarlo en la calle si tú quisieras...

–No quiero hacerle daño. Solo quiero separarme de él. Que él haga su vida y yo la mía.

–Si él se pone listo, también puede pedirte la mitad de lo que esté a tu nombre.

–No me importa el dinero... yo trabajo y además sé que el papá de Matías no me dejará sola en este proceso.

–Perfecto, entonces en cuanto tenga listo los escritos Te llamado para que los firmes y proceder adelante con el juicio.

–Muchas gracias, quedó al pendiente– dije estrechando su mano.

En cuanto salió mi abogado, entro mi secretaria.

–Deb, te llego este paquete y este ramo de rosas– era una caja color azul cielo y un enorme ramo de rosas rojas.

–¿Quien envía?

–No dijeron– dijo mi secretaria peleando por mantenerse en equilibrio por el peso de las rosas.

Me acerqué para tomar las flores, no pude evitar hundir mi nariz en ellas para aspirar su olor. Busque un jarrón y las puse a un lado de mi escritorio.

No sabía quién me las enviaba pero era un bonito detalle que estaba dispuesta a aceptar. Solo Espero no sean de Alaric por que las tiro por la ventana.

Cuando mi secretaria salió de la oficina, me senté nuevamente y tome la caja. Llevaba un lazo color blanco que envolvía toda la caja y terminaba en un moño. Desate el cordón y la abrí.

Tenía una nota.

"Si es que en verdad te gusta usar anillos, podrías usar este"

Era un anillo precioso. Eran unos diminutos diamantes que formaban un infinito. No era nada exagerado, al contrario se veía fino y elegante. Sin pensarlo dos veces, me quite mis anillos de casada y me puse el que seguramente Anthony me había enviado.

Tome una foto y se la envié.

"Un admirador secreto me ha enviado este bello anillo, ya he tirado los otros"

Enseguida respondió.

"Quizá en el reverso del anillo diga quien lo envió"

Fruncí la frente y me saque el anillo.

"Te amo hasta el infinito"

Me quede muy sorprendida. Anthony realmente pensaba en todo. Una sonrisa tonta se instaló en mi rostro, estaba apunto de llorar de emoción. Ahora mismo quería tomar el vuelo a Ibiza y llenarlo de besos.

"también te amo hasta lo infinito y este sentimiento es inmortal"

Clandestino / Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora