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El baño se había concentrado en darle mimos a Anthony, me sentía como cuando bañaba a Matías. Solo le faltaba a Ant su patito en la bañera. A pesar de que algunos moretones ya le habían aparecido me seguía pareciendo terriblemente sexy. Me gustaba acariciar cada músculo y cada centímetro de su suave piel.

Cuando salimos del baño, intenté ayudarlo a cambiarse pero me lo impidió.

–No, No, luego de pones caliente al verme desnudó y no puedo atenderte hoy. Está cerrada la fábrica de placer hasta nuevo aviso– dijo poniéndose los bóxers y yo estalle en una carcajada.

Se sentó en la cama para terminar de cambiarse, tome una toalla y me puse detrás de él.

–¿Me prometes algo?– le pregunte a Anthony mientras lo ayudaba a secar su cabello.

–¿Que mi amor?– tomo mi mano y me dio un beso en la muñeca.

–Que si algún día llegó a faltar vas a velar siempre por nuestro hijo.

–¿A que viene eso?– me jalo y me sentó en sus piernas.

–No sé... simplemente quiero estar tranquila que si algún día me pasa algo, mi hijo va a estar protegido.

–Tu sabes que si... sabes que daría todo por mi hijo pero oye... tú no puedes faltarnos, no pienses en eso, no quiero perderte nunca– dijo acariciando mi rostro.

Pase mi mano por su cuello para acercarlo a mi para besarlo pero nos interrumpió el timbre de la puerta. ¿Quien podía ser a esta hora?

–¿Será tu vecina a la que le prestas tazas?– pregunte celosa.

–Puede ser– dijo riéndose.

–Quédate aquí, yo voy. Necesito espantar esas zopilotas.

Salí de mi habitación y fui directo a abrir la puerta. Cuando abrí quise cerrar la puerta de golpe pero no pude. ¿No podía tener un momento de tranquilidad?

–¿Que haces aquí?– le pregunte a Alaric.

–¿Por que Debora?

–¿Por que que?

–¿Por que me abandonaste en el hospital? Me dejaste a mi suerte. ¿Tan poco valgo para ti? Estoy solo aquí ¿Lo recuerdas? Deje todo por ti, mi familia, mi casa, mi TODO!

–Estaba ahí la mamá de tu hijo. No creí que me necesitaras.

Alaric se empezó a reír pero esta vez su risa tenía algo maquiavélico que me causó un escalofrío.

–Esa mujer sólo quiere sacarme dinero Debora. No es nadie para mi.

–¿Por que me mentiste? ¿Ya no te importa tu hijo? Por que estabas tan emocionado.

–Te mentí por que te amo, por que quiero que vuelvas conmigo. Siento que me falta el aire sin ti, te necesito.

–Estas actuando como una psicopata Alaric. ¿Que paso contigo? Tu no eres así.

–Tu, tu me pasaste, hiciste conmigo lo que quisiste y me botaste al carajo. Ni siquiera te preocupo que yo estuviera en el hospital.

–Me importó Alaric, yo estaba sumamente preocupada por ti, pero ¿sabes que? Cuando llegue al hospital me dijeron que tu esposa ya había llegado. Esa mujer a la que me dijiste que había perdido tu hijo y no se que tanta mentira me dijiste, estaba ahí, ahi alaric. Usurpando mi lugar. Era lógico que iba a irme, ella estaba ahí, yo salía sobrando.

–Tu eres mi esposa, tu Debora. Eres la única mujer que me importa– dijo tratando de tocarme pero di un paso atrás.

–Ya no, estamos en proceso de divorcio. Ya no hagas las cosas más difíciles por favor. Lo nuestro ya fue y no funcionó.

–No funcionó por que apareció ese hijo de puta, ese que te abandonó estando embarazada– me grito.

–Deja de gritar, Matías está dormido. Y Anthony no me abandono, yo lo abandone a él. Tú sabes la historia no trates de distorsionarla.

–Yo estuve contigo Debora, yo, en los momentos más difíciles, me enamoré de ti como un loco. Vuelve conmigo por favor– me tomo por los brazos con fuerza.

–Suéltame por favor y vete.

Alaric se empezó a poner necio y agresivo, fue entonces que apareció Anthony en la escena.

–Eres una puta Debora, vives con este cabron sabiendo que él tiene mujer– me dijo alaric sacudiendome.–Sigues siendo la amante, con él nunca vas a tener lo que tenías conmigo.

Anthony lo empujó separándolo de mi.

–No vuelvas a ponerle una mano encima, lárgate de mi casa– Ant estaba hecho un demonio.

–¿Cuanto te cobra la noche?– preguntó alaric riéndose mientras sacaba su cartera y me lanzaba unos billetes.

Anthony le lanzó un puñetazo a la cara, que solo logró desestabilizar a Alaric.

–No vuelvas a faltarle al respeto a Debora. Lárgate de NUESTRA casa o llamo a la policía.

–¿Crees que te va a hacer feliz?– me pregunto mientras se tocaba donde el golpe de Anthony había impactado.–Pues Dios no le va a dar vida para hacerlo– saco una pistola y a mi se me fue la sangre hasta el piso.

–Baja esa arma Alaric, no hagas una locura– trate de hablarle para tranquilizarlo.

Alaric no dejaba de apuntarle a Anthony. No sabía que hacer, trate de acercarme a alaric pero Anthony me sostuvo del brazo para que no lo hiciera.

–Alaric, mírame por favor. Tu no eres esto. Yo no me enamore de esto– dije señalándolo.

–Tu nunca te enamoraste de mi. Solo amaste a este hijo de puta– lo volvió a apuntar con el arma y sentí como se me comenzaban a flaquear las piernas.

–Voy a regresar contigo Alaric pero baja el arma, por favor. No arruines tu vida... Nuestra vida.

–¿Papá Adalic?– escuche a Matías y me ansiedad creció.

Alaric se distrajo con la intervención de mi hijo y aproveché para tratar de quitarle el arma pero Anthony se metió a nuestra lucha y escuchamos un disparo.

En cámara lenta los tres dimos un paso hacia atrás para ver quien era el herido, sentí un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo al darme cuenta quien había recibido el impacto.

Clandestino / Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora