Narra Anthony.
–Mi amor, dime algo linda– tome su cara entre sus manos pero su mirada estaba perdida.–Mami, por favor...
Me dolía en el alma verla así.
Tome a Debora entre mis brazos para llevarla a un hospital, era preferible que la revisara a un profesional a que yo le juegue al pendejo y se ponga peor.
Parecía que estaba cargando un maniquí, no podía entender como es que Deb se dejó hundir de esta manera. ¿No pensó en Matías? Me daba tristeza que Debora se dejara consumir de esta manera y me daba mucha rabia yo habérselo permitido. Si no vengo a buscarla quien sabe qué cosa hubiera pasado.
–¿Que te hiciste mi amor?– le pregunte subiéndola a mi camioneta con las lágrimas amenazando con salir de mis ojos.
Maneje lo más rápido posible y la lleve a una clínica que yo frecuentaba, donde eran prudentes y bastante discretos pero claro... así era que cobraban los desgraciados.
La cargue y entre casi corriendo a la clínica, enseguida me atendió una enfermera, le expliqué en brevedad que era lo que tenía o lo que pude observar que le pasaba. Con rapidez la montaron en la camilla y se la llevaron.
Me quede como pendejo viendo como se la llevaron, unos minutos después me senté en la sala de espera, cogí mi celular para llamarme a nene y preguntar por mi hijo. No entendía como carajo hacia esta mujer por que aunque esté lejos de mi no dejaba de volver mi vida un circo, desde que llegó a mi vida me puso el mundo al revés.
Ella es fuerte, va a salir de esta.
"En unos minutos vendrá el doctor a darle información" Esos minutos se volvieron horas...
Sentía el corazón colgando de un hilito sin saber como se encontraba. Me engañaba yo mismo diciéndome que me preocupaba por que era la mamá de mi hijo pero ¡No carajo!, LA AMABA, aún la amaba como un loco, si algo le pasa él que se pondrá así soy yo.
Pero entonces... ¿Ella amaba tanto a Alaric para ponerse de esa manera?
–Anthony– escuche la voz del doctor que interrumpió mis pensamientos destructivos.
–Doctor... ¿Ya tiene noticias sobre Debora?
–¿Que es tuyo?–preguntó con seriedad.
–Mi... mujer, la mamá de mi hijo.
–Necesito que me expliques que es lo que pasa con ella... venía aparentemente muy sedada, deshidratada, desnutrida... ¿Por que la trajiste así Anthony?
Solté un suspiro y me preparé para contarle toda la telenovela que se había orquestado en los últimos meses. Le expliqué desde el disparo de Alaric hasta como la encontré hace unas horas en el departamento.
–Vamos a ver como reacciona al suero y a las vitaminas que le inyectamos, es muy probable que tenga anemia. Si no mejora, vas a tener que tomar otras medidas. Ella está muy afectada.
–¿Que medidas?
–Internarla en un psiquiátrico hasta que su salud mental se estabilice.
¡Ay Dios mío, pero me la volvieron loca! Ella tenía que ponerse bien. No puedo permitir que esto pase, tengo que ayudarla.
–Anthony... lo del psiquiátrico no quiere decir que esté loca o que la tengas que dejar ahí de por vida...– dijo al ver mi cara de pánico.–Solo sería mientras se estabiliza.
Asentí fingiendo entender su punto.–¿Puedo verla?
–Si pero está dormida.
Entre a la habitación y la vi en la cama conectada a un montón de cables. ¿Como pude dejarte hacerte esto? Me acerqué y toqué su cabello que aún se sentía sin vida. Toda ella se veía sin vida.
Mi celular timbro y era amelfis. Le rechace la llamada y enseguida volvió a marcar.
–Dime amelfis.
–Solo llame para recordarte que te necesito mañana de regreso a la 1 de la tarde en RD.–Ella estaba molesta por que yo me había ido.
–Amelfi... yo...– camine por la habitación pensando que hacer. No podía irme y dejar así a Debora. Ya la abandone una vez, no voy a hacerlo de nuevo.
–¿Tu que Anthony? ¿Encontrarse a Debora?
–Necesito que pospongas las dos siguientes fechas...– dije con temor a la pela que amelfis me iba a dar.
–¿Te estas escuchando Anthony? ¿Que yo voy a decirle a esta gente?
–Debora está muy mal, está internada.
–Dios mío pero ¿Que le paso?– preguntó preocupada. Su tono de voz cambió por completo.
–Larga historia... pero no puedo irme y dejarla aquí botada. Ayúdame por favor.
–Ay mi niño, ya veré como me las arreglo. Mantenme informada.
–Gracias amelfis, te quiero.
–Yo más– colgó y me dejó un poco más tranquilo. Amelfis es una mujer muy inteligente, ella Sabra cubrirme por allá.
Me senté a lado de la cama Deb y me quede observándola por si reaccionaba o despertaba pero no había señales de ella. Las horas pasaban y pasaban, ya no sentía las nalgas de estar sentado.
Me pare a su lado y comencé a cantarle.
–Yo te quiero, yo te adoro, eres tú mi tesoro, importante para mi. Sin ti yo no puedo vivir. Eres dueña de mi vida, la niña que me domina– la verdad esperaba que pasara como en las películas y con mi canto reaccionara pero no fue así.
Muy decepcionado volví a sentarme donde estaba, tome el celular y me puse a jugar. No quería quedarme dormido por si ella despertaba, quería que supiera que no estaba sola. Yo estaba aquí para ella.
Estaba muy entretenido encestando la pelota en el videojuego cuando escuche un leve quejido. Voltee y era Mi bella durmiente que por fin había despertado. Me levante como resorte y me acerque a ella.
–Debby– ella abrió sus ojos poco a poquito. Se veía cansada.
Su vista se fijó en mi, pero podía notar su dolor en su mirada.
–Estoy aquí mi amor– tome su mano y le di un beso en ella.–No voy a dejarte sola.
Ella pasó saliva y se volteó para el otro lado. No se si me ignoro o simplemente seguía en su mundo.

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Clandestino / Romeo Santos
RomanceDespués de conocerse casualmente en una tienda, Debora y Anthony se reencuentran pero su relación se vuelve imposible por miedo a lastimar a los que los rodean.