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Como casi todos los días desde que llegue a NY, Anthony estaba pegado a la puerta esperando que le abriera.

–Hola– me saludo con seriedad.

¿Y a este que le picó?

Llevaba puestas sus gafas de sol, un pants negro, camisa tinta y su gorra de los yankees.

–¿Y el niño?

–Está dormido aún.

–Me gustaría que hoy fuéramos a ver los departamentos.

–Anthony...

–No empieces con que no es necesario, quiero tener un espacio donde compartí tiempo con mi hijo.

¿Estaba enojado?

Ni siquiera iba a decirle eso pero la verdad era que no quería discutir, menos con esa actitud con la que amaneció hoy, así que me di media vuelta y lo ignoré.

Desperté a mi hijo, en una hora para ser exacta lo tenía bañado y arreglado... Yo por suerte me había vestido antes de que Anthony llegara, había optado por ponerme unos mayones negros, unas botas altas hasta la rodilla y una blusa descubierta de los hombros.

Anthony y Matías se llevaban bien, tenían una conexión increíble. Esperaba algún tipo de rechazo por lo que le dije ayer pero parece que no lo recordaba.

Llegamos a desayunar a un pequeño restaurante donde la especialidad eran los hotcakes, de los cuales Matías era un total fanático. Anthony se bajo de la camioneta y cargó a Matías, no se por qué pero me parecía sexy verlo con su mini Ant en los brazos, él muy cabron se fue de largo sin esperarme y sin ayudarme a bajar de camioneta. Pensé en hacer mi berrinche y no bajarme pero mi hambre era más fuerte que mi orgullo.

Cuando entre al restaurante me dieron ganas de sentarme en otra mesa para no estarle viendo la cara de limón exprimido que se cargaba, pero mi hijo sonrió en cuanto me vio, así que me senté a su lado.

Estos eran los hotcakes más deliciosos que había probado en mi vida, podría comerme unos 10.

Anthony se levantó y fue al baño.

–Mami– me dijo mi bebé en voz baja.

–¿Que paso mi amor?

–¿Teno que decirle papá?– seguía susurrando.

Me hizo reír. Eran tan tierno.

–Cuando tú estes preparado y sientas que debes decírselo, solo hazlo– dije dándole un beso en la frente.

–¿Po que teno dos papis?– pregunto confundido.

Ahora es que se venía lo bueno.

–Pues mira... Anthony es tu papá...– dije tratando de ganar tiempo para saber que decir.

¿Como le explico a un niño que es su papá por qué él dio la esperma?

–Anthony es tu papá por qué él te dio esta naricita, él te dio un poco de su color de piel, él te dio estos cachetotes...

–Ah... y papá adaric?

–Papá Alaric te cuido y te dio mucho amor cuando Anthony no pudo estar presente.

–¿No me quedia?– pregunto triste.

–No digas eso mi vida, Anthony te ama, siempre te ha amado. Él te quiere, te adora.

Clandestino / Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora