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Narra Anthony.

–Maldita sea– dije pegándole al volante del carro.

Otra vez la había cagado hasta el fondo con debora, siempre que me sacaba de mis casillas terminaba diciéndole cosas terribles pero es que ¿De donde había sacado tremendo disparate?

¿Serían capaces? Digo el tipo de sangre puede ser simple coincidencia pero la marca... Me recargue en el volante frustrado. En este momento mi mente y mis sentimientos eran una telaraña.

Escuche unos tacones resonar en el estacionamiento, levante la mirada y era ella cargando a Matías mientras se limpiaba las lágrimas que de nuevo estaba derramando por mi culpa. Abrió su auto y subió en él.

¿Podrá manejar en ese estado? Pero después de lo que le dije no tenía cara para detenerla. Vi como Encendió el carro y arrancó a toda velocidad.

Maneje rumbo a mi casa, cuando entre lo primero que vi fue a mi mujer jugando con nuestro hijo.

–Hola mi amor, que bueno que llegas– dijo ella sonriendo.

Le devolví una sonrisa fingida y me acerqué. No pude evitar examinar a mi hijo y buscarle parecido a mi o a cedin. Debora a pesar de todo logro sembrarme la duda.

–Voy al estudio– dije tomando mis llaves y salí de mi casa. No quería hacer otra estupidez.

Llegue a mi estudio y me puse a hacer lo que es nadaaaa. Solo a pensar en el caos que había en mi vida, sin darme cuenta me quede dormido  hasta que mi celular me despertó, eran casi las 3 de la madrugada y era un número
Desconocido.

–¿Hello?

–¿Anthony?– era una voz de hombre.

–Yes... who is?

–Soy Alaric, el esposo de debora.

Lo que me faltaba para terminar bien el  día.

–Ah, ¿En que puedo ayudarte? Estoy algo ocupado.

–¿Está debora y Matías contigo?–pregunto preocupado.

–Eh... no.

–Debora no a llegado a la casa ni tampoco me responde el celular pensé que quizá estaría contigo.

–Mira... Ella y yo discutimos esta tarde, quizá esta por ahí haciendo su berrinche.

–Si le pasa algo a MI FAMILIA, voy a matarte Anthony– dijo antes de colgar la llamada.

¿Y este que se cree?

Le marqué a debora confiando de que a mi si iba a responderme pero no fue así. Cuatro, cinco veces y nada. Realmente me estaba empezando a preocupar pero ¿y si eso era lo que debora quería?

Me quede pensando en donde podría estar. ¿En algún hotel? Llame a un amigo y le pedí que rastreara sus placas, quizá así sabría dónde está. Volví a llamar a Alaric y el cabron me rechazo la llamada.

No pude volver a pegar el ojo, ahora si estaba preocupado. A las 6Am me llamo mi amigo, habían encontrado el auto de debora. Enseguida tome mi coche y maneje para allá.

Cuando llegamos al lugar, observé el auto de Deb, estaba chocado y metido en una zanja. La sangre se me fue del cuerpo y me sentí a punto de desmayarme. Yo pude haber prevenido esto, sabía que algo malo podía pasarle si manejaba en este estado pero no hice nada para evitarlo.

Los policías se acercaron al auto y lo observaron.

Si algo le había pasado a debora y a mi hijo jamás iba a perdonármelo.

–No hay nadie dentro del carro– dijo el policía.

–¿Pueden enviar una alerta o algo para saber si están en algún hospital?– dije angustiado.

–Si. Necesitamos nos proporcione los datos de las dos personas.

–Es una mujer de cabello negro, ojos negros, maldita sea– dije al no poder concentrarme estaba demasiado alterado.– mi hijo... mi hijo es–No podía seguir hablando, tome mi celular y les di una fotografía.

Cuando los policías se descuidaron me acerqué al carro y lo abrí.

Ahora si sentí que se me iba el alma. Empecé a temblar de la impresión y la preocupación. Todo el asiento del piloto estaba lleno de sangre, sin darme cuenta las lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas. Baje la mirada y vi entre la hierba el collar que le había regalado a Deb esta mañana, estaba lleno de sangre, con mis manos temblorosas lo tome entre mis dedos.

–Señor no puede... Oh Dios mío– dijo una policía que se acercó a mi.

Ella les dijo a los demás lo que vio dentro del carro y me hicieron quitarme de ahí.

Era mi culpa, mi puta culpa. Si yo los perdía me iba a morir.

Enseguida llegó Alaric, igual o más alterado que yo. Cuando vio el carro ensangrentado se me fue encima, diciéndome que era mi culpa. Él realmente amaba a debora y a mi hijo.

–Jamás debiste aparecer en nuestras vidas– me grito cuando un policía lo separaba de mi.

Y tenía razón. Lo único que hacía era lastimar a debora una y otra vez. Solo había regresado a arruinarle la vida.

–Si le pasa algo a mi esposa y a mi hijo... escúchame bien MI HIJO, vas a desear jamás haberme conocido– dijo dándose la vuelta y subió a su carro.

Subí a mi carro y seguí llorando. No podía creer que esto estuviera pasando, no estaban en ningún hospital... ¿Donde mierda estaban?

Sentí en mi corazón un dolor que jamás había sentido. Si pierdo a mi hijo por mis estupideces... Si pierdo a debora sin que sepa realmente lo importante que es para mi...

No puedo perderlos.

Le ruego tanto a Dios que ellos estén bien. Prometo que si están sanos y salvos los dejaré tranquilos para que sean felices aunque eso implique que sea lejos de mi.

Clandestino / Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora