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Narra Debora.

Me sentía mejor, mucho mejor en todos los sentidos. Anthony era un hombre estupendo, que a cuidado cada detalle para que yo esté bien... por lo mismo tome la decisión de alejarme de él, yo solo le causo conflictos, tenia mucha razón cuando me dijo que volvía su vida un caos. Lo quiero tanto que prefiero dejarlo para que él esté bien, no tiene por que cargar con mis problemas y entiendo que su carrera sea su prioridad. En cuanto me recupere voy a mudarme, aún no se a donde... pero será a donde pueda comenzar de nuevo.

En la mañana le dejé claro que él y yo no teníamos un futuro juntos, no me dijo nada, se encerró todo el día en su habitación hasta que se fue a su presentación. Los últimos días  me había insistido para que fuera con él, estaba vez no lo hizo.

Me duele lastimarlo pero es lo mejor para los dos.

Me acosté en la cama y me puse a leer un libro. Antes de dormirme, me coloqué una bata y decidí bajar por agua. Cuando llegue a la sala se me bajo la sangre a los pies.

Anthony estaba muy risueño tomando una copa junto a una morena de cabellera rubia. La muy desgraciada parecía una barbie. Era alta, con unas piernas preciosas y estilizadas, llevaba un vestido dorado que se Adaptaba a la perfección a la pequeña cinturita que de seguro Anthony abarcaba con un solo brazo.

Me llene de rabia y los ojos se me cristalizaron.

–Te extrañaba tanto tony– dijo ella pasando sus brazos por su cuello y Anthony la envolvió en sus brazos. Fue entonces que me vio.

No me importa. No me importa. No me importa. No me importa– me repetí en mi mente y recobré la compostura.

Le sonreí a Anthony, le guiñe un ojo  y le hice una señal de que todo estaba bien 👍  y me fui a la cocina.

Solté todo el aire que estaba conteniendo y casi me suelto a llorar. Me dolía mucho verlo con alguien más. Él era mío. No soporte más y solté el llanto.

–Maldito Anthony– tire el vaso que llevaba en la mano.– No espero ni un día para enredarse con alguien más.

Me senté a un lado del refrigerador y seguí llorando. En ese momento sentí que todo el dolor que había sentido lo últimos meses regreso a mi pero con más intensidad, no podía controlarme. Comencé a hacer ejercicios de respiración y logré calmarme un poco. No puedo dejarme caer de nuevo.

Cuando volví a pasar por la sala la mujer que estaba con Anthony se me quedo viendo. Me barrio de arriba a abajo. Era muy bonita la muy perra. Me daba justo en la autoestima, me sentía nada a su lado. La ignoré y me fui a mi habitación.

Al día siguiente desperté y escuché ruidos que provenían de la alberca. La muy descarada seguía aquí... ¿Pasó la noche con Anthony? Me sentí tan molesta de pensar en eso, sentía como la sangre me hervía. ¿Pero que podía hacer? No podía reclamarle nada.

Tocaron a mi puerta y fui a ver quien era.

–Señora le traje su desayuno– era una mujer que traía una bandeja de comida, lo cual me hizo pensar que él muy cabron de Anthony no quería que bajara a desayunar.

–No tengo hambre, gracias– le di una sonrisa fingida y cerré la puerta.

Dos minutos después volvieron a tocar, no quise abrir pero insistieron.

–Le dije que no qui...– Era Anthony, no la señora de hace rato. Llevaba la bandeja de comida que había rechazado minutos atrás.

–Vas a comer– entró decidido a mi habitación.

–No tengo hambre– volví a meterme a la cama, dándole la espalda.

–Tienes que comer Debora. Necesito que estes bien– Se sentó a un lado de mi y acaricio mi hombro.

Si, necesitas que esté bien para deshacerte de mí y andar de promiscuo.

Estaba tan molesta, quería gritarle tantas cosas pero no podía. No podía demostrarle que aún lo necesito en mi vida, que aún lo amo con todo mi ser.

–Déjame sola por favor.

–No me voy a ir hasta que desayunes.

–No necesito una niñera, gracias.

Me tomo por el brazo y me giro. ¿Por que me gustaba tanto? Podía pasar horas admirando cada parte de su rostro.

–THONY– escuche que le grito la mujer esa con la que estaba anoche.

–Tienes visita, ve a atenderla– dije con un hilo de molestia y celos que Anthony logró percibir por que él muy cabron sonrió.

–¿Es guapa no?

–No se, No me gustan las mujeres. Dime tu...

Cerró lo ojos y Sabra Dios que recordó el muy sucio. –Si lo es.

No lo quería conmigo pero tampoco lo quería con alguien más.

–Bueno, no estes perdiendo el tiempo con esta desahuciada, ve a atender a tu barbie– lo empuje de mi cama para que se fuera.

–Come– me ordenó antes de irse.

Pase todo el día acostada y no, no comí, solo aceptaba los platos de comida para que no le fueran con el chisme a Anthony. No tenía hambre, solo quería dormir y no pensar en nada.

Al caer la tarde Anthony entró a mi habitación y me destapó.

–A bañar, ahora– me ordeno el muy cabron. ¿Este que se cree?

–No eres mi papá, déjame en paz– me volví a tapar.

–O te metes a bañar por tu cuenta o te voy a meter yo.

Lo ignore y volví a mi posición para dormir. El muy Hp me destapo y me cargo, no me dio tiempo para pensar cuando ya tenía el chorro del agua cayéndome encima.

Anthony solo llevaba puesto un short. Se veía tan caliente cuando estaba mojado, nos miramos por unos segundo, no pude aguantarme y lo besé. Ant respondió enseguida, moviendo sus labios sobre los míos, besándome solo como él sabía. El ambiente comenzó a calentarse pero llegó a mi mente el pensamiento de lo pudo haber pasado anoche con aquella mujer y lo alejé de mi.

–Vete– le ordene. Me miro confundido pero no insistió.

–Arréglate, voy a llevarte conmigo hoy. Quieras o no. No estoy jugando Debora, sabes que soy capas de llevarte en pijama– fue lo ultimo que me dijo antes de irse.

Clandestino / Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora