2-19

560 43 42
                                    

–No se que decirte– le dije a Anthony agachando la mirada.

–No tienes que decirme nada, solo quería que lo supieras.

–Perdóname por todo Anthony– dije abrazándolo. Me sentía muy culpable por todo. Anthony colocó una mano en mi cabeza y me envolvió con la otra.–Se que no debí decidir por ti, sé que no debí ocultarte a nuestro hijo... perdóname por favor, es un remordimiento que no me deja vivir tranquila.–Comencé a llorar.–Todos los días pienso como hubiera sido nuestra vida si yo no hubiera decidido irme, si yo hubiera sido mas valiente...

–Shhht, no llores... Te perdonó, te perdone desde que vi a Matías verme con ilusión, desde que ese niño siente empatía por mi. Entiendo tus razones, sé que me he portado de la manera incorrecta pero para mi fue muy difícil esto, me sentí traicionado, herido, por que yo lo único que quería era encontrarte y cuando lo hice todo fue diferente a como lo imaginé.

–Perdóname Anthony por favor– dije llorando aferrándome a sus brazos.

–Te perdonó– dije separándose y tomó mi rostro entre sus manos.– pero también quiero que me perdones a mi por cómo me he comportado contigo, la rabia me cegó y solo quería desquitarme, ademas que de verdad quería conocer a mi hijo y estar con él. Perdóname por todas las cosas que te dije para lastimarte.

Asentí sin dejar de llorar.

–Por que a pesar de lo que te dije nunca he dejado ni dejaré de amarte.

Un nudo se me hizo en la garganta y no pude evitar volverme a soltar a llorar y lo abracé de nuevo.

–Yo también te amo– le dije un susurro.

Cuando logre tranquilizarme Anthony me preparo un té.

–Anthony...

–Dime.

–Quiero que a pesar de que no podamos estar juntos, nos llevemos bien por nuestro hijo. Tener una relación sana por él.

–Me parece perfecto. Jamás haría algo para dañar a mi bebé.

–Gracias por quererlo– le dije sonriendo.

–Es mi hijo– dijo poniendo los ojos en blanco. – Tengo un pequeño problema Deb...–dijo dándole un pequeño sorbo a su taza de té.

–¿Cuál?

–¿Que vamos a hacer con esta horrible tensión sexual que existe entre nosotros?– dijo arqueando una ceja.

Solté una carcajada.

–Es Enserio– dijo con fingida molestia.

–Deja de verme como un objeto sexual, veme con respeto como la mamá de tu hijo y ya.

Cerró los ojos como si estuviera imaginándose algo.–Debora no puedo– dijo riéndose.

No sé qué se imagino pero me reí junto con él.

–No seas bobo, ¿Que te imaginaste?

–No quieres saber...– dijo tapándose la cara.

–Dime– le lance un cojín.

–Te imagine con un vestido blanco, te veías tan divina y tan buena, como un ángel pero que te quitas el vestido y te conviertes en enviada de lucifer.

Solté una carcajada. –Estas loco Anthony.

–Y cuando te quitabas el vestido traías un conjunto de ropa interior rojo con negro... Ya me voy mejor– dijo sacudiendo su cabeza.

–No tienes remedio– le dije riéndome.

¿Realmente podríamos llegar a ser sólo amigos?

Cuando salí de la habitación, Anthony y Matías estaban jugando con unos carritos. Cuando Matías me vio corrió a abrazarme y lo llene de besos.

–Que envidia– dijo Anthony recargándose en el sillón.

–Párale– le dije amenazándolo.

Me senté junto con ellos y siguieron jugando, yo no podía con la maldita mirada de Anthony que me veía con complicidad, como si yo supiera sus sucios pensamientos hacia mi persona.

–¿Pero a quien saliste tú qué estás tan guapo?– le pregunte a mi hijo mientras lo abrazaba y le daba besos, mi hijo solo se reía entre mis brazos.

–Ya sabes, para qué preguntas– dijo encogiendo los hombros mientras sonreía.

–Me parezco a mi mamá– dijo mi hijo cuando lo dejé respirar.

–Tu mamá no es tan bonita como tú– le dijo Anthony a Matías para hacerlo renegar.

–Mi mamá bonita, tu feo– dijo cruzando sus brazos, estaba enojado mi bebé.

Anthony soltó una carcajada.

–Caiste de su Gracia– le dije a Anthony mientras me reía de él.

–¿Quieres gomitas de gusanitos?– dijo Anthony sacando una bolsa de gomitas de su pantalón.

–Siiiii– dijo mi hijo emocionado. Esta tradición si me dolió.

–Eso no se vale– le dije indignada.

–En la guerra y en el amor todo se vale– dijo guiñándome un ojo. Y yo sé que me lo dijo en otro contexto, no se refería precisamente a las gomitas.

Mi celular timbro y me levante a ver quien era. Era Alaric, tome el celular y me metí al cuarto.

–Hola.

–Hola mi cielo, ¿Como va todo?–me pregunto.

–Bien y tú?

–Más o menos, mi cambio tardará más de lo que pensé.

–Ah...

–¿Matías como está?

–Bien, está bien con el cambio.

–¿Puedes comunicarme con él?

–Está dormido.

–Bueno, llamó mañana más temprano. Te envié algunas propuestas de casas a tu correo, checalas.

–Ok, si yo las reviso.

–Adiós cielo, te amo.

–Adiós, cuídate.

No me gustaba mentirle a Alaric pero como iba a ponerlo a hablar con él estando Anthony y ahí, que Anthony lo escuchara decirle papá, ademas si Alaric supiera que Anthony estaba aquí iba a ponerse como loco.

–¿Todo bien?– me pregunto Anthony haciéndome pegar un brinco del susto.

–Anthony por dios– dije tocándome el corazón.–Pareces fantasma.

–Sobre todo por lo blanco– dijo Anthony riéndose.

–No haces ruido ni nada, que susto me diste.

–Que exagerada eres.

–¿Donde dejaste a Matías? ¿No le habrás dado todas las gomitas verdad?

—¿Por que?– pregunto preocupado.

–Ese niño no va a dormir de tanta azúcar. Te va a tocar cuidarlo.

–Por mi no hay problema. ¿Donde voy a dormir? ¿Aquí contigo?– dijo señalando mi cama.

–Eso quisieras.

–Si, si quisiera– dijo tomándome por la cintura y me planto un beso en la mejilla antes de irse a buscar a Matías.

Clandestino / Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora