2-56

451 40 15
                                        

Narra Anthony.

Escuche el disparo y me separe lentamente, me llene de angustia, de miedo al saber que esa bala pudo haber herido a alguien.

Todo sucedió en cámara lenta, voltee a ver a Alaric y estaba pálido pero no estaba herido. Gire la cabeza y me quede paralizado al ver como Debora colocaba una mano en su estómago mientras la tela de su ropa se pintaba de color rojo. Separó su mano y vio como su mano estaba impregnada de sangre. Su mirada encontró la mía, sus rostro reflejaba dolor, preocupación... Yo no podía perderla.

–Vas a estar bien mi amor– la sostuve entre mis brazos cuando su cuerpo se debilitó y comenzó a desvanecerse.

–Yo... Yo no quería– Alaric jalándose el cabello, aún con el arma en las manos.

El llanto de Matías me hizo recordar que él estaba aquí, él no debería de estar pasando por esto. No debería de ver así a su mami ¡Por Dios, es tan solo bebé!

–Ve a tu habitación– le grite mientras tenía a su madre entre mis brazos debatiéndose entre la vida y la muerte.

–Cu...ida a... mii... hij...o– deb me tocó la cara, apenas y podía hablar.

–No hables, no hables, vas a estar bien mi amor– las lágrimas resbalaban sobre mis mejillas sin poder controlarlo. –Eres doctor has algo– le grite a alaric, estaba fuera de si, parecía un loco dando vueltas por todo el lugar.

Con las manos temblorosas tome mi celular y pedí una ambulancia.

–No llames a la policia– Alaric estaba apuntándome a la cara.

–Es una jodida ambulancia– le grite enseñándole el número.

Deb estaba perdiendo mucha sangre y yo estaba muy aturdido, la habitación me daba vueltas, estaba sin saber que hacer. Mi hijo seguía llorando, deb estaba inconsciente, a punto de morirse entre mis brazos y el hijo de puta de Alaric lamentándose por su estupidez mientras llevaba consigo una pistola.

–Perdóname deb, por favor– dijo alaric hincándose a lado de ella mientras lloraba.

–Aléjate de ella– le grite con toda la rabia del mundo.– Eres un hijo de puta. Si le pasa algo a Debora te lo juro por lo más sagrado que tengo, que te voy a buscar hasta por debajo de las piedras hasta que pagues lo que has hecho.

Una sirena comenzó a sonar... la ambulancia estaba cerca. Alaric entró en pánico al pensar que era la policía.

–Me arruinaste la vida... y yo voy a hacer lo mismo con la tuya– Alaric estaba rojo por la rabia que sentía– Ojalá está maldita zorra se muera, por que si no es conmigo, no es con nadie. Por que yo SI LA AMABA, pero ella solo te quiso a ti ¿Y sabes que? No vas a quitarme a mi hijo también.

Sin darme tiempo a nada, Alaric tomo entre sus brazos a Matías, mi hijo no dejaba de llorar. Ahora le tenía miedo a Alaric.

–Papi– me gritaba mi hijo desesperado.

–Ya hijo ya, papá está contigo– dijo tratando de tranquilizarlo pero Matías no dejaba de llorar, era un grito que me desesperaba y me partía el corazón ver a mi bebé llorar así.

–Deja a mi hijo. Matías no tiene la culpa de nuestros errores. ¡Es un niño por Dios! Ve como está ¡Alaric!– estaba tan asustado, quería ser valiente pero ¿Que podía hacer si el tipo estaba armado? No podía arriesgarme a que le hiciera daño también a mi pequeño. ¿Donde están nene y mi tío cuando realmente los necesito?

Entre en pánico y me empezó a fallar la respiración.
No podía decidir entre Debora y mi hijo.

¿En que momento mi vida se convirtió en una tragedia?

Coloque a Debora en el suelo e intente acercarme a Alaric para que me diera a Matías.

–No te acerques– dijo apuntándome con el arma, mientras caminaba hacia atrás.

–No hagas las cosas más complicadas, regrésame a mi hijo. ¿No lo ves? Está asustado, te tiene miedo– trate de sonar lo más tranquilo que podía.

–Soy su papá– dijo acariciando su cabello y mi pequeño bebé no dejaba de llorar. Estaba volviéndome loco de la desesperación que sentía.

Note que estaba a punto de llegar a la puerta de salida y el miedo se apoderó de mi. No podía dejar que se llevara a mi hijo. Le prometí a Debora que lo cuidaría con mi vida si era necesario.

Quise acercarme con agilidad pero él fue más hábil y listo que yo.

–Si te me acercas un paso más, voy a dispararle a Debora– Nuevamente me quede estático al ver como le apuntaba a deb. Y el muy hijo de puta aprovechó el momento para escapar con mi hijo en sus brazos. Dio un portazo que me hizo volver a la realidad y salí corriendo para ir detrás de él, pero los enfermeros que iban entrando al edificio me hicieron perderlo de vista.

Me sentía tan idiota por no haber podido defender a mi familia, me sentía impotente, preocupado, sentía todas las sensaciones negativas que podrían existir.

Quise salir del edificio para salir tras Alaric pero un policía me lo impidió, necesitaba que yo le diera explicaciones de lo que había sucedido.

–Déjeme salir, un hombre se robó a mi hijo–grite desesperado.

–Usted no puede salir de aquí, tiene mucho que explicar– dijo con una seriedad y tranquilidad que me volvían loco.

Hablé con la policía y le expliqué todo lo sucedido, tenían que encontrar al hijo de puta de Alaric y recuperar a mi hijo. Los enfermeros estaban atendiendo a deb y preparándola para transladarla a la ambulancia. Aún tenía signos vitales... muy bajos, pero los tenía.

–Por favor no me dejes mi amor– susurre en su oído y le di un beso en su mano antes de que la subieran a la ambulancia.

Clandestino / Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora