3-33🔥

480 31 55
                                    

–Shttt, no se puede tocar a las bailarinas– lo reprendí después de que me besara y le di un trago largo a mi copa.

–Tu no eres stripper ni bailarina– se rio.

–Tu que sabes– eleve una ceja y levante un brazo para agarrarme del tubo.

–¿Creo que ya es hora de irnos, no?

–Te apuesto 500 dólares a que bailó mejor que ellas– señale a las strippers que estaban abajo. La verdad ya estaba un poco ebria y mi juicio no era bueno.

Saco su billetera y me dio los 500 dólares.– Listo, les ganaste. Vámonos ya– me quiso tomar por la cintura pero no lo deje.

–¿No crees que puedo competir con ellas?– pregunte indignada.

–Si deb, bailas increíble pero no voy a permitir que le bailes a todos esos hombres por probar algo que no tiene sentido.

–¿Estas celoso?– pase un dedo por sus labios.

–No.

–Me vuelvo muy lujuriosa cuando me celas–metí mis dedos por su cabello.

–Solo quiero que nos vayamos a casa para poder desnudarte– enredo sus manos en mi cintura.

–hazlo ahora– le susurre al oído.

–Dijiste que no íbamos a tener sexo– se estaba burlando de mi.

–Siento un fuego por dentro, una necesidad de que me toques– literal si sentía mucho calor.

–Se llama alcohol Debora, bebiste demasiado– se empezó a reír.

¿Estoy en el infierno o que? Sentía muchísimo calor. Así que tome el borde mi vestido para quitarme el vestido.

–¿Estas loca o que te pasa?– anthony me detuvo.

–Anthony siento que me estoy quemando por dentro, tengo mucho calor y muchas ganas de cogerte.

–¿Que tenía esto?– preguntó anthony mostrando la copa que me habían dado.

Me sentía tan rara, estaba sudando hasta por los codos, las luces del lugar me parecían tan divertidas mientras daban vueltas y giraban, escuchaba a anthony mientras me hablaba pero en realidad no entendía muy bien lo que me decía, solo quería desabrocharle el pantalón y cogérmelo. 

Narra Anthony.

Debora se estaba comportando tan raro que me preocupe, ella no era así...

–¿Que le dieron?– pregunte molesto.

Un mesero se acercó apenado. –Ella pidió el cóctel especial...

–¿Y eso que quiere decir?

–El cóctel contiene extracto de marihuana... pensé que lo sabia...

Debora, debora, debora... ¿Que voy a hacer contigo?

Cuando voltee a verla, ya se había quitado el vestido y estaba bailando en el tubo. Quería que me tragara la tierra. Por suerte nuestros amigos están muy borrachos como para recordar esto.

La baje del tubo y la obligue a ponerse el vestido teníamos que irnos de aquí o mañana despertaremos en la vegas casados con quien sabe quien.

–Quiero que me des duro, hasta que mañana no pueda caminar– me dijo al oído mientras la abrazaba para sacarla de aquí.

Ya me está gustando esta Debora drogada.

Cuando por fin logramos salir de ese lugar, Debora se soltó de mi brazo y empezó a reírse pero era una risa demasiado loca.

–Mira anthony...– se volvía a reír.– ese elefante está bailando Bachata– me empecé a reír también por que la risa de Debora era muy contagiosa.

Debería de darle esa cosa más seguido.

Nuestra camioneta ya nos estaba esperando, obligue a Debora a subirse, entre risas y quejas lo hizo.

–No llevó bragas– me dijo al oído y me las dio en la mano.

¿En que momento se las quito?

Deb puso su mano en mi pierna y comenzó a subirla hasta llegar a mi miembro.–Debora.–la detuve en seco, si estuviéramos solos quizá otra cosa sería.

–Quiero chupartela– me dijo al oído y mordió el lóbulo.

No pude evitar sentir un calambre allá abajo, me urgía llegar a la casa y poner a Debora en cuatro.

En cuanto cruzamos la puerta, la acorrale contra la pared y la bese con desesperación, sus piernas se enredaron en mi cintura y caminé con ella sin dejar de besarnos hasta tirarla en el sillón.

Me detuve unos segundos a admirarla, era preciosa.

–Me gustas mucho aunque seas un pendejo– no pude evitar reírme. Me jalo del cuello y me beso, esta Debora drogada era mucho más intensa.

Me quito la camisa con desesperación y paso su lengua por todos mis pectorales. Sin dejarme reaccionar me sentó en el sillón y se subió encima de mi, besaba mi cuello, mordía mi mandíbula.

Esta mujer estaba descontrolada. Quería abusar de mi.

La tome por la cintura y la volví a recostar en el sillón, metí mis manos por debajo de su vestido y lo fui subiendo hasta quitarselo. Deje un hilo de besos desde sus pechos hasta su ombligo, seguí bajando y llegue a esa fuente de dulce néctar que me estaba esperando.  Sus manos fueron directamente a mi cabeza, en ocasiones jalaba de mi cabello conforme las sensaciones aumentaban y su cuerpo se iba retorciendo por mis caricias, su respiración agitada y sus gemidos se volvían música para mis oídos. Subí de nuevo para besar sus labios, sus besos eran tan apasionados y ricos que estaba seguro que no quería perderlos nunca.

Debora tomo de nuevo el control, se deshizo de mis pantalones y de todo lo que le estorbara, se sentó encima de mi para frotarse en mi mientras acariciaba sus senos.

Era todo un placer visual poder admirarla y tenerla así.

Tomo mi miembro y se lo introdujo, me estaba montando como si el mundo se fuera a acabar, estaba buscando su placer y el mío era verla así... con los ojos cerrados, tocando sus senos mientras se balanceaba encima de mi mientras gemía y mordía sus labios.

Aún estaba loco por ella.

Debora hacía una cosa increíble que parecía como si me estuviera succionando por dentro, apretaba y aflojaba haciendo que mi miembro palpitara y se hinchara más. No pude evitar sostenerla de cintura mientras soltaba algunos gruñidos por el intenso placer que estaba sintiendo.

Definitivamente esta era la mejor opción para arreglar nuestros problemas.

Clandestino / Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora