–¿A donde vamos?– le pregunte a Anthony por pura curiosidad.
–Tu sabes a donde...– me sonrió y con la mano que tenía libre acaricio mi muslo.
La verdad era que estaba muy emocionada, a pesar de que yo quería que las cosas fueran con calma, me ilusionaba mucho volver a tener una familia pero en esta ocasión con el hombre que realmente amaba. Tanto tiempo anhele este momento... verlo despertar junto a mi cada mañana, que nuestro hijo nos despertara a ambos con sus gritos y brincos en nuestra cama... tantas cosas imagine cuando estaba embarazada de Matías que parece que hoy se harían realidad.
–¿Puedo taparte los ojos?– me pregunto con ilusión y aparco en una calle.
–¿Para que?– pregunte riéndome y levante una ceja.
–Lo que estás pensando de dejamos para más tarde...– sonrió de esa manera tan coqueta que tenía.– Como te explico... mmmm... no quiero perderme cada detalle de tu rostro cuando veas nuestra casa. No quiero que la veas de lejos. Quiero pararte frente a ella y entonces si, veas lo bella que es.
Anthony era tan tierno.
–Está bien.
Anthony se giro y Saco un pañuelo lo suficiente grande para vendarme los ojos. Él siempre está preparado para cada ocasión y yo olvido hasta la pañalera de Matías.
No ver nada me ponía muy nerviosa, sentía como las manos me sudaban. Estaba emocionada, me sentía como cuando a una niña cuando la llevan de paseo. El carro siguió una pequeña distancia y se paró.
–¿Estas lista?– escuche la voz de Anthony cerca de mi oído. Asentí con la cabeza y sonreí.
Ant salió y rodeó su automóvil, me abrió la puerta y me ayudó a bajar. Caminamos unos cuantos pasos y me paro, podía sentir que estaba enfrente de mi.
–Espero te guste mi amor– me dio un beso en los labios y con sus manos deshizo el nudo del pañuelo.
Cuando abrí los ojos me quede impactada, realmente era bellísima.
–¿Te gusta?– Anthony me abrazo por detrás.
–Me encanta, es perfecta. Aunque es muy grande para tres personas.
–Quien sabe si algún día nos mande Dios la bendición de volver a ser padres...– acaricio mi vientre.
Solté un suspiro. Si por mi fuera le daría un equipo de fútbol pero simplemente no se puede.
–O podríamos adoptar, estoy abierto a cualquier opción– me dio un beso en el cuello. Tomo mi mano y me jalo rumbo a la casa.
La decoración era un poco sobria pero elegante. Todo era en colores grises. Había unos exóticos cuadros de varios colores y unas esculturas que seguro quedarán hechas pedazos en cuanto Matías entre por esa puerta.
–Si no te gusta algo lo podemos cambiar...– dijo haciendo una mueca mientras se rascaba la barbilla.
–¿Te puedo cambiar a ti?– sonreí.
Me hizo cara de pocos amigos y camino hacia una puerta y lo seguí. Había un jardín enorme y una piscina en medio. A Anthony le encantaba nadar, podría jurar que su otra vida fue un pez.
–Tenemos que tener cuidado con esta piscina, tenemos un niño Anthony– me acerque a él y lo abrace por detrás.
Me torció los ojos y me obligó que lo soltara, camino hacia la casa–Mira , listilla– en la pared había una caja con unos botones, apretó uno y enseguida la alberca se cubrió con una especie de lámina dura. Quede impactada. No me esperaba, era mucha tecnología para mi.–¿Crees que no pensé en la seguridad de mi hijo?
–Lo siento, solo soy una madre preocupada– me colgué a su cuello y lo besé.
Volvimos a adentro y seguimos viendo las partes de la casa... había un pequeño gimnasio, una mesa de billar, la cocina era enorme y lo que más me gustó fue una habitación que simulaba ser un pequeño cine. El cuarto de Matías era precioso. Su cama aparentaba ser un carro de carreras. Su papá su lucio con su habitación. ¿Me querrá adaptar una habitación de princesa de Disney?
–Ahora lo más importante... Nuestra habitación– abrió la puerta como si fuera un mago.
La cama era enorme, tenía unas colchas y unas almohadas que me provocaban tirame en ella.
–¿Y si estrenamos ya mismo la cama?– me sujeto por la cintura y me apretó.
–Aún no terminó de observar la habitación– me reí y forceje para que me soltara pero no lo logré. Camino junto conmigo y me tiro a la cama.
–Ya habrá tiempo para eso– comenzó a besarme el cuello y a acariciar mi cuerpo.
–házmelo sobre la mesa de billar– estaba jugando con él, no era por que realmente eso quisiera.
–Te estás poniendo traviesa eh! Eso me gusta– se levanto de la cama y me jalo.
–Anthony estaba jugando– me reí y forceje para que no me llevara a donde tenía planeado.
Fue inútil luchar contra él, de un momento a otro me tenía sentada en la mesa de billar.
–Te amo– le dije antes de pasar mis brazos por encima de su cuello y besarlo con pasión.–Eres mío ¿entiendes?– metí mis manos por debajo de su camisa y lo despojé de ella.
–Y de mis fanáticas– sonrió y me tiro en la mesa de billar.
Con agilidad bajo mi pantalón y quito la blusa que llevaba puesta, dejándome solo en ropa interior. Amaba sentir como sus manos rozaban mi piel, como sus carnosos labios besaban mis pantorrillas y subía dejando un pequeño rastro de saliva cuando su lengua tocaba mi piel. Me sentía como una Diosa siendo adorada por su súbdito. Él tenía esa magia, de hacerte sentir especial y su mirada encendida, que me decía que esta noche prometía ser una de las mejores.
Cuando sus labios subieron, mordió un pequeño moño que estaba al centro de mi sujetador, mientras que sus manos no dejaban de acariciar mis piernas y mi cintura. Pase mis manos por su cabello alborotado y lo obligue a verme. Acerque sus labios a los míos y lo bese. Disfrute de sus besos y de sus forma tan abrupta y deliciosa de jugar con su lengua.
...
¿Quieren detalles? 🤭 Últimamente me da pena escribirlos, no quiero incomodar a nadie! Los amo❤️

ESTÁS LEYENDO
Clandestino / Romeo Santos
RomanceDespués de conocerse casualmente en una tienda, Debora y Anthony se reencuentran pero su relación se vuelve imposible por miedo a lastimar a los que los rodean.