—¿Que estas haciendo?– pegue un brinco cuando Anthony me descubrió arriba de un banco, asomándome por la ventana mientras trataba de buscar la manera de salir de aquí.
–Necesito salir de Aquí.
–No dejas de sorprenderme, enserio– se acercó a mi para ayudarme a bajar.–Estas convaleciente, te dieron un jodido balazo.
–Necesito ir a buscar a mi hijo– dije molesta.
–¿A donde se supone que vas a ir a buscarlo?–preguntó con ironía.
–No te interesa.
–¿No me interesa? Enserio Debora acabas con la poca paciencia que tengo. Como no va a interesarme si se trata de mi hijo y de ti. Mírate como estas, vas a abrirte la herida. ¿Que haces con mi ropa puesta?
–Créeme que no importa si se me sale un riñón por la herida. Solo quiero tener a mi hijo en mis brazos y dejar de volver tu vida un caos.
–Discúlpame, no quise...
–Shttt... No digas nada, no quiero escucharte. No quiero escuchar tus disculpas falsas, por que se como te sientes. Es verdad volvi tú vida un caos, pero sabes que... vuelve con ella, que no te daba ningún problema pero si te veía cara de pendejo y a mi déjame hacer de mi vida lo que se me venga en gana.
–Mi amor, las cosas no son así...
–Mi amor nada Anthony, no quiero...
–Escúchame por favor– me tomo de los brazos y yo lo quite con brusquedad.– Si, volviste mi vida un caos pero te amo, los amo. No estaba acostumbrado a tanta acción en mi vida... mi vida era aburrida, estaba dedicada a mi trabajo, a mi música. De lo único que me tenía que cuidar era de que no se filtraran mis canciones y ahora tengo que cuídame de tu ex-esposo loco que nos quiere matar. Trata de comprenderme.–Me abrazo a la fuerza.
Me separé con brusquedad, lo que menos necesitaba en este momento era que Anthony me rompiera el corazón.
–Claro, comprendo perfecto que tus fanáticos siempre van a llevarse la mejor versión de ti, mientras que a mi y a tu hijo nos toca la peor versión de ti.
–¿La peor versión de mi? ¿Estas segura de eso?–me sostuvo de los brazos para que lo viera.
–Déjame irme, necesito ir a buscar a mi hijo– dije limpiándome una lágrima.
Me sentía tan decepcionada... Cuando Anthony debería que estarme apoyando, moviendo cielo,mar y tierra para buscar a nuestro hijo, lo único que hacía era lamentarse por el caos que ocasione en su vida y de lo mucho que interfiero con su carrera musical.
–Tengo a todo el mundo buscándolos...
–Yo se donde está...
–¿Hablaste con ese enfermo?– me preguntó molesto.
–No le digas así, y si si hablé con él.
–¿No pensabas decírmelo?
–No.
–¿Por que? ¿Tienes idea de lo angustiado que estoy?
–Si, muy angustiado por no descuidar tu carrera mientras que "tu familia" se cae a pedazos.
–Eres muy injusta Debora. ¿Quieres que te recuerde quien era a la que no le importaba nada por su maldito trabajo y sus pasarelas? ¿Quien me mando al demonio por que la distraía de sus ocupaciones? ¡TU DEBORA!
–Eso cambia cuando tienes hijos. Cosa que parece que tú no has entendido.
–Claro... cúlpame a mi por tus malas decisiones. ¿A caso yo te dije que te casarás con Alaric? ¿O que me
Ocultaras a Matías? Todo esto Debora son consecuencias de tus actos.–¿Y que Anthony? Que iba a hacer cuando tú no tenías ojos para nadie más que para la bruja esa...– volví a soltar el llanto y Anthony me abrazo. –Debiste dejarme en España y no obligarme a venir aquí.
–Perdóname... perdóname por todo, perdóname por elegirte a ti, antes que a nuestro hijo.– dijo limpiándose las lágrimas y salió del cuarto.
Solté el llanto, me sentía tan triste, desesperada...
Escuche como le dio órdenes al guardia que tenía en la puerta para que se retirara y además firmó el alta para que pudiera irme.
–Señora, le dejaron esto en recepción– dijo una enfermera. Era mi bolsa con mis cosas, dinero, mi celular, entre otras cosas.
El doctor me dijo que aún no podía irme, que había perdido mucha sangre y la herida aún podía abrirse pero si era mi voluntad irme sería bajo mi propio riesgo, así que tome mis cosas y me fui, tenía que ir a buscar a mi hijo.
Salí y no había rastro de Anthony y de su gente, aquí me daba cuenta nuevamente cuando le interesaba yo y mi hijo. Tome un taxi y le indique la dirección que me había enviado alaric. No podía dejar de llorar, recordaba las palabras de Anthony y mi mente repasaba todos los bonitos momentos que pasé con él. ¿Y si yo soy la que está mal?
El chofer puso la radio y casualmente como mensaje enviado De Dios estaba una canción de "Romeo"... y solté de nuevo el llanto sin poder evitarlo.
–¿Se encuentra bien señorita?– preguntó el chofer.
–Si, solo... puede cambiar esa canción me trae malos recuerdos.
El chofer asintió y me vio con cara de "esta mujer está loca"
El recorrido era largo y para ser sincera me sentía mal, débil, con nauseas, un poco de dolor de cabeza y además el parche que tenía en la herida estaba manchado de sangre.
–Es aquí.– me dijo el chofer, abrí los ojos y observé el lugar. Era una fábrica abandona.
–Gracias– le pague al chofer y me dispuse a bajar.
–¿Está segura que quiere que la deje aquí?– me pregunto el chofer aparentemente preocupado.
–Si, gracias– dije Bajando del coche.
Camine rumbo a la entrada, observé la fachada, busqué la puerta y con las manos temblorosas ingresé al lugar. ¿No tenía miedo? Claro que si lo tenía pero necesitaba tener a mi hijo en mis brazos.
Camine por un largo pasillo, solo una pequeña luz se veía al fondo, el lugar olía a humedad como si hace años nadie hubiera estado en este lugar. Me recordaba a las películas que veía Anthony donde en lugares como estos hacían pruebas nucleares o cosas así.
–Alaric...

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Clandestino / Romeo Santos
RomanceDespués de conocerse casualmente en una tienda, Debora y Anthony se reencuentran pero su relación se vuelve imposible por miedo a lastimar a los que los rodean.