Capitulo 60

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–Mi amor, tranquilízate mi niña por favor ¿Quien te dijo eso? – dijo Anthony con ternura tratando de calmarme.

Yo simplemente no podía calmarme, no podía dejar de llorar. ¿Realmente esto era tan malo?

—¿Quien te dijo eso?– repitió Anthony haciendo que levantara mi rostro para verlo.

–Vino...

–¿Quien vino?

Respire hondo y trate de tranquilizarme para poder hablar, aunque Ant me tuviera paciencia todo tenía un límite y al ver su rostro se que estaba llegando al suyo.

–Vino una amiga de ella, llamada melissa... vino a decirme que me aleje de ti, que le perteneces a ella...

–Que disparates– dijo molesto.

–Y me dijo que estaba esperando un hijo tuyo– dije tratando de no romper en llanto de nuevo.

Anthony se levantó y caminó por mi oficina con las manos en su cabeza tratando de analizar la situación.

–Debe ser mentira... quiere retenerme...– dijo acercándose de nuevo.

–No lo se, pero si es verdad... esto cambia todo.

–¿Por que?

–Yo no voy a dejar que un hijo crezca sin su padre, Sin la posibilidad de que crezca en una familia normal.

–¿Estas tratándome de insinuar que si esto es verdad, vas a dejarme?– dijo ofendido.

–No lo se Anthony– dije tapándome el rostro volviendo a llorar.

Me sentía tan mal que empecé a toser y con ello unas horribles ganas de vomitar aparecieron. Tenía que tranquilizarme si no iría a dar al hospital o al loquero.

–Mami... mírame mi amor... Voy a averiguar si esto es verdad. No quiero que estes atormentandote sin saber la realidad.

Lo mire y asentí... aunque yo sentía que él no era capas de mentir con algo así, tenía la ligera esperanza que no fuera cierto.

–Quiero que estes tranquila– dijo abrazándome.

—No te quiero perder– dije llorando en su hombro.

–No vas a perderme– dijo dándome un beso en la frente.

Anthony se fue de mi oficina para ir a buscar la verdad. Tenía la mente hecha telarañas... Si esto era cierto ¿Debía dejarlo?

Me recosté en el sillón y como una chiquita me que dormida después de haber llorado tanto que quede agotada.

Narra Anthony.

Tenía una contradicción de emociones, iba rumbo a su casa debía clarar todo. No sabía que pensar, siempre le había pedido a mi ex que tuviéramos un hijo y nunca había querido... Ahora que la dejé resulta que va a tener un hijo mío?

Cuando por fin me decidí a dejarla y estar con la mujer que se robó mi corazón, la que hizo que volviera la Magia a mi vida... Si, a Fran la quiero, le tengo mucho aprecio, creía amarla hasta que llegó Deb a ponerme el mundo al revés, con su locura, con su humor cambiante... Y ahora esto.

Llegue a casa de mi ex, tome aire y baje del auto. Mi temperamento aveces me jugaba unas malas pasadas. Debía controlarme y hablar como adultos.

Toque la puerta y no abría. Insistí varias veces hasta que la puerta de abrió.

–¿Anthony?– dijo ella sorprendida.

Llevaba solo una bata de seda blanca y unas pantuflas.

–Hola... ¿Puedo pasar?– dije mientras tenía las manos en los bolsillos del pantalón.

–Claro, pasa– se hizo a un lado y me dejó pasar.

A pesar que había estado miles de veces aquí, me sentía un extraño. La seguí hasta la sala y me senté frente a ella.

–¿Pasa algo?– pregunto con la dulzura que la caracterizaba.

–¿Tú mandaste a melissa para que fuera a amenazar a Debora?– pregunte con seriedad.

–No... ¿Ella hizo eso?

–Tú amiga fue a molestar a Deb a su trabajo... Pensé que habíamos dejado todo claro.

–Yo no la envíe, te lo juro.– parecía sincera.

–Quiero preguntarte algo y quiero que me digas la verdad...

–¿Que pasa?– pregunto confundida.

–¿Estas esperando un hijo Mio?

Ella se puso pálida.

–¿Quien te dijo eso?– pregunto angustiada.

–Melissa se lo dijo a Deb. Quiero la verdad.

–Ella no tenía derecho– murmuró tapándose la cara.

Me quede callado, quería que fuera clara pero no quería presionarla.

–Ella no tenía el derecho de decir nada– dijo llorando.—Yo no quería que tú lo supieras.

Me quede petrificado. Eso indicaba que era verdad.

–¿Es verdad entonces?

–Si Anthony si... pero como tú dejaste claro que no querías saber nada de mi...

–¿Pensabas ocultármelo?– le grite levantándome de golpe.

–Si Anthony... No iba a premiarte por dejarme, por irte con esa zorra– dijo histérica.

Me hervía la sangre cada que ofendía a debora. Estaba tan confundido, no sabía que hacer, no quería cometer los mismos errores que cometí con mi primer hijo. Quería verlo crecer y no perderme ni un solo Segundo de su crecimiento.

–Si sigues con ella, jamas te voy a permitir que estés cerca de nosotros.

–¿Ahora es que sacas las garras? A mi no me andes con tus bobadas– dije furioso. –No voy a dejarla, por que me enamore de ella como un loco.

–Abre los ojos Anthony– dijo gritándome.

–Eso fue lo que hice, por eso estoy con ella y no me hagas decirte cosas que puedan herirte.

Empezó a quejarse de un dolor en el vientre y se dejó caer en el sillón.

–¿Que pasa estas bien?– pregunte preocupado.

–Tengo amenaza de aborto– dijo entre sollozos.

Mierda. Como siempre estoy haciendo un cagadero.

–Tranquilízate por favor– dije ayudándola a recostarse.

Me sentía en una encrucijada, Deb estaba mal, Fran estaba mal pero ella estaba esperando un hijo mío. No podía dejarla sola en este momento.

Lleve a Fran a su habitación y me quede con ella hasta que se quedara dormida, en el proceso la seguí quedándome dormido a su lado.

Cuando desperté, vi a mi ex rodeando mi cuerpo con sus brazos y sus piernas. Aunque no había hecho nada indebido sentía que estaba traicionando a Deb.

Me levante de golpe y salí de ahí corriendo. Yo tenía que estar con la mujer a la que le pertenecía en cuerpo y alma.

Llame a Deb y no me respondía, necesitaba saber donde estaba, quería estar con ella, debíamos buscar una solución para poder estar juntos.

Clandestino / Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora