Estaba dormida plácidamente cuando unos toquidos me despertaron. ¿Quien podía ser a las 8 de la mañana? Con toda la pereza del mundo me levante y me puse una bata encima de mi pijama, aún sentía los ojos pegados del sueño que tenia. Cuando me asomé por el cerrojo había una mesa con comida... lo cual me recordó cuando estábamos en Ibiza y Anthony llego sin avisar.
Abrí la puerta y efectivamente era él.
–Buenos días– dijo recargado en el marco de la puerta.
Esto era un completo dejavú.
Me hice a un lado y lo dejé pasar. ¿Por que había venido tan temprano? ¿No duerme?
–¿Ya despertó Matías?– me pregunto quitándose su chamarra.
–Anthony... Es sábado y son las 8 de mañana, ¿Quien en su sano juicio se despierta a estas horas?
–Yo–dijo con seriedad.–¿Puedes despertarlo? Quiero que desayunemos juntos.
Torcí los ojos y solté un suspiro. La actitud de Anthony era imposible.
Me di media vuelta y jaaaah lo cache viéndome las piernas y el trasero, lo cual me hizo sonreír victoriosa, no era completamente indiferente a mi.
–Mi amor, ya despierta mi vida– dije tratando de despertar a mi hijo.–Conejito, ya despierta– le decía conejito por que le gustaba mucho brincar.
Me acerqué y comencé a darle muchos besos en su carita mientras se despertaba del todo. Era muy adorable, siempre despertaba de buen humor.
–Ven, vamos a desayunar... alguien vino a verte– dije dándole una mano.
–¿Papi?– dijo ilusionado y salió corriendo.
Tome aire y salí detrás de él.
–No es papi– dijo frunciendo su frente cruzando sus brazos.
Anthony se le quedó viendo y no pude descifrar lo que decía su mirada.
–Mi amor– me hinqué junto a él.–Anthony...– estaba apunto de explicarle que era su papá pero Anthony me detuvo.
–Tranquila– dijo tocando mi hombro.
–¿No te da gusto verme?– dijo hincándose junto a Matías.
Matías no decía nada, solo agachaba su mirada. Extrañaba a Alaric.
–Por que te traje un regalo...
–¿Un regaló?– dijo mi hijo emocionado.
–Si pero primero debes desayunar para que tengas fuerzas para usar tu regalo– le dijo sonriendo.
La verdad era que yo estaba derritiéndome de amor por estos dos.
Mi hijo asintió y fue a intentar sentarse en el comedor. Aún era pequeño y no alcanzaba, ademas el listo de su padre había pedido una sillita para niños. Ant lo cargo y lo sentó, a lado se sentó él. Me di la vuelta para irme a mi habitación, quería que tuviera tiempo con el niño, no me necesitaban.
–¿No vas a desayunar?– me pregunto Anthony cuando vio que me aleje, me le quede viendo y creo que captó el mensaje.–Quiero que desayunemos los tres juntos.
Asentí y me senté del otro lado de mi hijo. Tome un plato y le serví a Matías unos hot cakes con forma de león y un poco de fruta. Para Ant y para mi había huevos revueltos.
Me sentía tan extraña ¿Así hubiera sido formar una familia con Anthony? De pronto sentí una nostalgia terrible y me dieron ganas de llorar.
–¿Estas bien?– me pregunto.
–Si– le dije con una sonrisa forzada, volteé a ver a mi hijo que estaba lleno de mermelada por toda la cara. Tome una servilleta y lo limpie. –Habías notado que tiene tus lunares– dije mientras acariciaba con delicadeza la frente de mi hijo.
–Si, lo noté ayer– dijo sonriendo.
–Es más tuyo que mío– dije refiriéndome a que se parecía más a él.
–Tiene tus pestañas– dijo encogiendo los hombros, tratando de animarme.
–No teno nada– dijo mi hijo viendo sus manos.
–Tienes una mamá muy hermosa– le dijo Ant a Matías.
Automáticamente la cara de mi hijo se transformo a una de enojo. Matías era muy celoso y territorial.
–¿Que dije?– me pregunto intrigado mientras sonreía confundido.
Más tarde Matías y Anthony había hecho las pases, estaban en la sala jugando a las luchitas. Me gustaba escuchar sus risas, era una melodía para mi. Me senté en la sala y me quede observándolos.
–¿Por que no atacamos a mamá?– dijo Ant con una risa malvada. Mi hijo se rió y corrió hacia mi. Se me subió en las piernas y comenzó a atacarme. Anthony se acercó también y comenzó a hacerme cosquillas, lo cual me hacía retorcerme.
–Déjenme por favor– dije entre risas.
–Vamos a dejarte en paz, hasta que aceptes dejarnos comer un bote completo con nieve de chocolate– dijo Ant sin darme tregua y mi hijo sonrió con maldad.
–Está bien, está bien, acepto– dije tratando de recuperar el aire.
Mi hijo y Anthony sonrieron y chocaron sus palmas. Estos dos diablitos iban a terminar conmigo.
Después pusieron una película animada y se pusieron a comerse su bote de nieve. Con tanta azúcar no habrá poder humano que haga que Matías se duerma en la noche. Poco a poco me fui rindiendo hasta que el sueño me ganó. Sin darme cuenta recargue la cabeza en el hombro de Ant y en vez de quitarme, me abrazo para que me acurrucara en su pecho.Cuando desperté mis fosas nasales se deleitaron con el olor de perfume, cuando reaccioné y me di cuenta donde estaba acostada, me levante como resorte.
–Discúlpame– le dije preocupada. Sabía que él quería tener cierta distancia conmigo.
–¿Por dormirte o por babearme la camisa?– dijo bromeando.
–Mentiroso no te babie–dije revisando su camisa.–¿Como hiciste para dormirlo? – le pregunte al ver a mi hijo plácidamente dormido en las piernas de Anthony.
–Pienso que la película estaba demasiado aburrida por que los dormí a los dos– dijo acariciando mi cabello.
¿Ya se le pasó lo enojado o que?

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Clandestino / Romeo Santos
RomantikDespués de conocerse casualmente en una tienda, Debora y Anthony se reencuentran pero su relación se vuelve imposible por miedo a lastimar a los que los rodean.