Era un día bastante soleado y la vista que tenía desde donde estaba acostada era magnífica. El agua Del Mar y el cielo se mezclaban en un perfecto color azul, era una línea casi invisible que los dividía. En este momento entendía por que a anthony le gustaban tanto esos lugares, es una bendición poder apreciar estas maravillas de la naturaleza.
–¿Por que te ves tan blanca?– me pregunto anthony riéndose. Él sabía por que pero solo quería burlarse de mi.
–Es el bloqueador– llevaba un bikini color rosa y los lentes de sol puestos.
–Deb...– se rio.– No es necesario que te pongas tanto pareces koreana.
–Bueno entonces llévame a lugares donde el sol no amenace con volverme Celia Cruz.
Soltó una carcajada.– La próxima tú eliges el destino ¿te parece?
–Los Alpes suizos o algo que no incluya el Sol– se volvió a reír y se desapareció de mi vista, escuche como arrastraba algo pero no le tome importancia.
–¿Contenta?– había movido una de las sombrillas para que ya no me diera el sol. Acciones como esas hacían que me derritiera por él.
–Te amo anthony – lo jale y lo abracé efusivamente.– No se que seria de mi vida sin ti.
–Yo si sé. Estarías en españa con un esposo que no amas y un hijo recordándote mi existencia cada día de tu vida.
–Cada día me sorprende lo mucho que se parece a ti, en todo... en los gestos que hace, en lo que dice...
Anthony se puso un poco serio incluso diría que triste.
–¿Que pasa?– toque su cara.
–No, nada... todo bien mi amor– tomo mi mano y me dio un beso en ella.
–Dime...
–Pues...– se jalo la oreja, no quería hablarme sobre lo que estaba pensando en ese momento.
–Anda... no te hagas del rogar
–Pues que soy un idiota Deb, por mi culpa perdiste– se quedó callado pero puso una mano en mi vientre, sabía a lo que se refería.
–No pienses en eso. Eso ya fue... no fue culpa de ninguno, simplemente paso y ya. Este viaje no tiene que opacarlo nada. Borra ese capítulo de tu mente así como lo hice yo.
Asintió con la cabeza y se recostó encima de mi. Aveces era como un niño chiquito que se refugiaba entre mi brazos y eso me encantaba.
–Algún día...– le di un beso en la cabeza y acaricié su cabello hasta que se quedó dormido.
Al poco rato cuando ya me sentía entumida por tenerlo encima así que tuve que despertarlo. Su cara de adormilado era un poema para mi.
–¿Vamos a nadar?– me pregunto sonriendo.
Asentí con la cabeza, me puse de pie y caminé por delante de él derrepente solo sentí una azote en el culo que me hizo pegar un brinco.
–Que mano larga eres– me reí mientras me sobaba la nalga.
Me lancé a la alberca y enseguida anthony se tiro también cual vil tiburón buscando a su siguiente víctima.
–¿Como haces para me gustes cada día más?– me pregunto anthony deslizando sus manos alrededor de mi cintura.
–Té de calzón le llaman– me reí y colgué mis brazos en su cuello.
–Tienes algo que me atrae como imán y no te voy a negar que para mi eras como esa chica inalcanzable, jamás pensé que en realidad te fijarías en mi.
–¿Por que?– me despertó la curiosidad.
–Primero eras la chica de mi mejor amigo– se rio.– Segunda no eres la típica mujer que se deja envolver con palabrerías ni con dinero, no eres fácil de engatusar.
Me empecé a reír. Si supiera que cuando lo conocí le hubiera dicho que si a todo.
–¿Y que hiciste para engatusarme que te salió tan efectivo?– pase mi mano por su cabello para peinarlo.
–Use otras armas más poderosas– sonrió y al mismo tiempo tomó mis piernas para que las enredara alrededor de su cuerpo mientras me aprisionaba contra la orilla de la alberca.
–¿Que armas?– pregunte mordiéndome el labio inferior.
–Unas que te hacen gritar "Ay papi que rico"– hizo una voz extraña y se rio.
Yo solté una carcajada que seguro se escuchó hasta Japón. –¿Según tú me conquistaste con sexo?
–¿No?
–Ósea si pero no– me reí.– Siempre me atrae lo prohibido y tú lo eras. Me gustaba esa adrenalina que me provocaba el ser descubiertos... me gustaba verte celoso, que me provocaras delante de la gente... hasta que me enamore de ti y eso dejo de ser relevante... me conquistaste con tus chistes malos, con tu corazón tan noble, esos pequeños detalles que tienes conmigo...
–Si ya no me funcionará... ¿Seguiríamos juntos?
–Buena pregunta...–me puse pensativa y él se rio.– Buscaríamos la manera, no? Pastillas, juguetes, que se yo...
–Ves... también eres bien calenturienta pero no lo admites.
–¿Contigo quien no lo es?– le pase la lengua por el cuello y mordí el lóbulo de su oreja.– Si todo tú irradias sensualidad, tienes en la frente tatuada la palabra "sexo" ¿Por que crees que tienes a tus fans tan dementes? Sueñan en meterse en tu cama pero sabes que? No lo voy permitir por que ERES MÍO.
Soltó una carcajada.–¿Tanto así? Y yo creyendo que me aman por mis bellas poesías y mis canciones.
–Pues si también... osea anthony de que hablan tus canciones? De sexo.
–Hablan de amor, de desamor... y bueno si de sexo pero...
–Ya cállate y bésame– lo tome por las mejillas y lo bese.
En verdad necesitaba este viaje, estar a solas con Él, disfrutar de su tiempo y su compañía sin distracciones, sin problemas, sin padres tóxicos y sin tener que preocuparme por no traumar a mi hijo o estar cuidando que no acabe con la casa.

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Clandestino / Romeo Santos
RomanceDespués de conocerse casualmente en una tienda, Debora y Anthony se reencuentran pero su relación se vuelve imposible por miedo a lastimar a los que los rodean.