–No quiero aburrirte con mis lamentos– sonrió limpiándose los ojos.
–No me aburres Anthony– pase mi mano por su mejilla.–Solo quiero que te expongas ante mi, que me digas lo mal que lo has pasado por mi culpa, que...– me interrumpió.
–¿Para que te sientas más culpable y decidas alejarte de mi? Mira deb, ya ha sido suficiente drama para los dos.
–pero es que Anthony, nunca me detuve a saber como te sentías, que pasaba por tu mente, que querías de mi...
–Olvídalo todo y empecemos de nuevo.
–No tienes que aparentar fortaleza frente a mi Anthony, no va a cambiar mi perspectiva de ti si me dices tus sentimientos.
– Mami entiende, de nada sirve hablar del pasado, eso ya fue. Olvídalo y sigamos adelante. Lo único que quiero en este momento es que tú estés bien, que tú salud sea buena pero sobre todo quiero que te quedes conmigo.
–¿Sabes que?
–¿Que mi amor?– su voz era tan dulce que lograba derretirme ante él.
–Me acabó de dar cuenta que duramos mas viéndonos a escondidas que en una relación formal– me reí y él soltó una carcajada.
–Tienes razón– mi Anthony bipolar ahora estaba sonriendo.
–¿Como que te gusta lo prohibido y la adrenalina, no?
–Si, supongo que un poco– se puso rojo. ¿De cuando acá Anthony Santos se avergonzaba de algo?
–¿Que te parece si me busco un marido y seguimos viéndonos a escondidas?– pregunte mordiéndome los labios.
Anthony se rio escandalosamente y se puso serio drásticamente– Que te parece si NO.
Me reír y lo abrace, enseguida su perfume me inundo las fosas nasales. ¿Que demonios tenía el perfume de los hombres que era tan adictivo? Podía pasar horas aspirando su olor.
–¿Ya me vas a levantar la abstinencia?– susurro a mi oído.
–No– me reí al sentir las cosquillas que me provocaban sus manos al deslizarse por mi espalda baja.
–¿Por que no Debora?– susurró lentamente, como si disfrutara decir mi nombre.–Debora... hombres– el muy pendejo soltó la carcajada y por lo consiguiente yo también.
Anthony se tiro en la cama encogiéndose por que no paraba de reírse.
–Eres un mata pasiones– le pegue mientras me seguía riendo al ver que le había dado un ataque de risa, intentaba levantarse de la cama y se tiraba nuevamente a seguir riéndose.–¿No has pensando entrarle al stand-up?
–Soy un Pendejo, lo siento– se limpió las lágrimas que le habían salido por habilidosa broma.
Entonces me quede observándolo... Su sonrisa, sus hoyuelos, sus cejas pobladas y desalineadas, sus ojos con largas y tupidas pestañas, los pequeños lunares que había memorizado, sus labios rosados y carnosos que adoraba besar... definitivamente no había parte de él me no me gustara. Me encantaba, me volvía loca y definitivamente era el hombre de mi vida.
–¿Que?– me pregunto al verme tan anonadada con su perfecto físico.
–Me gustas tanto que te voy a levantar la abstinencia– le sonreí tontamente. ¿Volví a tener 15 años o que?
–Solo me quieres por mi sexy cuerpo y mi cara de angel– fingió tristeza tocándose el pecho.
–Tu eres mi sexy demonio– me puse de rodillas en la cama y me acerqué a él para sentarme en su regazo.
–¿Ya te pusiste cachonda?– dijo riéndose.
–Ni siquiera recuerdas que significa eso.
–Que me haga el tonto cada que me lo dicen es diferente– puso sus manos en mi cintura y me apretó contra él.
–¿Puedes meterte en tu papel de hombre seductor y darme un buen revolcón? Llevas una hora haciéndome bromas Anthony.
–Permíteme, voy a sacar a mi alter ego Romeo, solo para ti– cerró los ojos y estaba "concentrándose" murmurando cosas como si estuviera haciendo un conjuro, obviamente estaba jugando conmigo de nuevo.
–No puedo contigo enserio– intente levantarme de su regazo pero me lo impidió, abrió los ojos y me asuste, juro por Dios que si se veía diferente. ¿Este es el famoso Romeo? Me pregunte en silencio y no pude evitar reírme.–¿Que y ahora que?
Su mirada me dio escalofríos, era intensa y podía ver la lujuria que emanaba de sus ojos. Su sonrisa poco a poco se fue ensanchando, era una sonrisa maligna y seductora, que marcaba sus hermosos hoyuelos que tanto me gustaban.
No se a quien demonios invoqué pero me gusta.
–¿Me vas a decir guarradas o solo me vas a dar miraditas intensas?– me reí en su cara pero no río conmigo.
Puso sus manos en mis nalgas y tomó impulso para levantarse, por acto reflejo enrede mis piernas en su cintura. Me estrello contra la pared y me beso con brusquedad. No me besaba así desde que rompimos un mueble.
Se separó de mi boca, dejándome los labios hinchados con ganas de más pero en ese instante tomo mi cabello en un puño y tiro de el para que hiciera la cabeza hacia atrás, pasó su húmeda lengua por mi cuello y finalizó succionando mi piel.
–Voy a hacerte mia toda la noche– me susurró al oído y se me humedeció todo.
Me bajo de sus piernas y sin darme tiempo a nada abrió mi blusa de un tirón haciendo que los botones salieran volando.
Era una sensación tan increíble cuando sus manos rosaban delicadamente mi piel al quitar mi blusa que me volvía loca a mi y a mis hormonas.
–Eres hermosa– me dijo nuevamente al oído mientras con una mano estrujaba uno de mis senos por encima del bra y con la otra acariciaba mi espalda.
No podía soportar más sin besarlo. Pase mis manos por su cabello y lo acerqué a mi para comermelo a besos. Él era mío, solo mío.
Lo dejé que hiciera conmigo lo que quisiera, dejé que Él manejara por completo la situación.
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Clandestino / Romeo Santos
RomanceDespués de conocerse casualmente en una tienda, Debora y Anthony se reencuentran pero su relación se vuelve imposible por miedo a lastimar a los que los rodean.