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–Deb– escuche a anthony atrás de mi pero se estaba riendo seguramente vio que casi me caigo por querer huir.

–No te rías, estoy muerta de miedo– me alise el vestido y peine mi cabello.

–No pasa nada ven– me tomo del brazo y me guío al interior de la cocina. –Mamá ella es Debora...

Me estaba temblando todo, nunca en mi vida me había sentido así de nerviosa.

–¿Tu eres la que tanto haces sufrir a mi hijo?– su expresión y su voz era dura... estoy segura que me odia pero al ver mi cara soltó una carcajada.

Me salió bromista igual que su hijo.

–Se lo merece no te preocupes, estoy consiente que este no es precisamente un ángel– se acercó a mi y me abrazo. Sentí que por fin saqué todo el aire que había retenido desde que crucé la puerta. –Que guapo nieto me has dado. ¿Por que no me lo habían traído antes? Que egoístas son. 

–No habíamos encontrado la oportunidad de hacerlo– mencionó anthony frotándose la oreja mientras hacía una mueca.

–¿Y tú no hablas?–se dirigió a mi y después a su hijo.–O te agarraste una muda para que no te joda tanto?

No pude evitar reírme.

–Está intimidada pero deja que agarre confianza y verás.

–Si ya verás como trae a mi tío– mencionó el sobrino de anthony, por inercia voltee y le pegue despacio en el hombro para que no dijera imprudencias y todos soltaron una carcajada.

¿Soy su diversión o que?

–Matías no hagas eso– reprendí a mi hijo que estaba jalandole una cadena a su abuela mientras lo tenía sentado en sus piernas.

–Vaya si habla pero solo para regañar a este nene tan lindo– le agarro los cachetes y por un momento pensé que Matías lloraría pero al contrario se empezó a reír y se acurrucó en su pecho.

Todos eran muy amables conmigo y con mi hijo, me fui relajando poco a poco al sentir la buena vibra, seguramente sabían nuestra historia pero aún así no recibí ninguna mala cara, los sobrinos de anthony eran muy dulces, trataban a Matías con mucho cariño y paciencia.

–Ven, acompáñame afuera...– anthony me tomo de la mano y yo acepte. Caminamos alrededor de la casa y llegamos a un pequeño corral con animales que estaba justo atrás de la casa.

–Ni pienses que vas a llevarte un animal de esos a la casa– advertí a anthony antes de que la idea le pasara por la cabeza.

–No– se rio y me abrazo por detrás.–¿Me quieres?– Su pregunta me sorprendió, me giré para verlo de frente.

–¿A que viene esa pregunta?

–Quiero saber si todavía sientes lo mismo por mi.

–¿Lo dudas?

–Me siento inseguro... hay cosas que no dejan de darme vuelta en la mente. No quiero perderte deb.

–Se que pasamos por cosas difíciles pero anthony– tome su cara entre mis manos.–Te amo, eres el hombre de mi vida. Nunca lo dudes, quizá los últimos días no he sido la mejor compañía pero todo esto... ayúdame, aún me siento abrumada pero sabes que no quiero estar con nadie más, entiéndelo.

Enredo sus brazos en mi cintura y me abrazo con fuerza, yo le correspondí enredando mis brazos en su cuello.

–Creo que necesitamos un tiempo a solas– sonrió coquetamente.

–No me digas– le sonreí y me acerque para besarlo, hace días que no teníamos este tipo de conexión.

–¿Estarías de acuerdo si mi mamá y mi hermana cuidan de Matías por unos días?

–No lo sé, la última vez que lo deje pasaron cosas horribles.

–Aquí no va a pasarle nada. Solo estará muy consentido, eso te lo aseguro.

–No lo sé, tienes que convencerme– le sonreí.– Tengo que asegurarme que separarme de mi hijo unos días va a valer la pena.

–¿Lo dudas?– sonrió y sus manos fueron a dar a mi trasero.

–No se vale manosear la mercancía– le gritó uno de sus sobrinos desde una de las ventanas de la casa mientras se reía.

Ambos nos reímos volteamos hacia arriba. –Olvídate del nuevo PS – le advirtió y su sobrino hizo señal de rendición con las manos.

–Dice mi abuela que entren, que ya está la comida lista.

Anthony me tomo de la mano y caminamos para entrar a la casa. Había muchísima comida incluso platillos que yo no recocina. Anthony me obligo a probar algunos y como soy una persona educada tuve que hacerlo. Fue un momento bastante agradable, sentía que si encajaba, que también era mi familia.

–Anthony también era muy inquieto, solo cuando dibujaba se ponía en paz pero– se empezó a reír.– Cuando descubrió que su primo henry lo hacía mejor que él se retiró de esas.

–Pues hasta vergüenza me dio, yo que me creía el mejor le enseñe mis dibujos y que me muestra los suyos, no sabia donde meterme– mencionó anthony riéndose.

Y así su mamá nos contó varias anécdotas, me gustaba conocer este lado de anthony, saber como fue su infancia, como inicio su carrera, saber lo mucho que su mamá lo apoya y darme cuenta de lo bien que educo a sus hijos. Espero yo hacer lo mismo con el mío.

–Deb... yo se que es muy pronto y que nos acabas de conocer pero podrías prestarnos al niño unos días? –Me preguntó su hermana, automáticamente mis ojos se desviaron a anthony, esto era obra de él.–Te prometo que vamos a cuidar muy bien de Matías.

Anthony me sonrió y me guiñó un ojo.

–Está bien pero no tiene sus cosas, su ropa... solo traje un cambio.

–Yo se las traigo más tarde– interrumpió anthony.

A este le urgía quedarse a solas conmigo.

Hablé con mi hijo y le pregunte si quería quedarse, me dijo que si, estaba feliz con sus primos a pesar de la diferencia de edades.  Nos despedimos y sentía como si dejara la mitad de mi pero entendía que la familia de anthony iba a cuidarlo bien, ademas realmente necesitábamos arreglar nuestra relación para que no se fuera a la mierda.

Clandestino / Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora