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Narra Anthony.

Estaba realmente muy preocupado, nunca había pasado por una situación similar. Le prometí a Debora que nuestro hijo estaría bien y no fue así. 

Sinceramente no sabía que hacer, a quien recurrir o por donde comenzar a buscar a mi hijo. Debora iba a desplomarse en cualquier momento, salió a buscar su bolso pero tardo demasiado, quizá está llorando dentro de la camioneta, decidí salir a buscarla no era un buen momento para dejarla sola. 

–¿A donde vas?– me pregunto mi tío, lo amo pero aveces es demasiado sobre protector conmigo.

–Voy a buscar a Deb, ya se tardo demasiado– nene y mi tío asintieron.

Abrí la puerta y me lleve la sorpresa de que no estaban ni Debora, ni la camioneta.

–No están– me giré sorprendido.–Debora se fue, maldita sea– le pegue a la puerta con rabia.

–¿Quieres que vayamos a buscarla?– nene tomo las llaves de su carro.

–No tengo idea de hace cuanto se fue, espero no esté lejos, es muy impulsiva y puede hacer cualquier locura– tome mi chamarra y salí de la casa.–Tío ¿Puedes quedarte acá y avisarnos cualquier cosa?

Mi tío asintió. Subimos al carro y nene tomo la calle principal por la cual sería más probable que deb allá ido. ¿Que carajos piensa hacer? ¿Donde va a buscar a nuestro bebé?  Tome mi celular y la llame pero no respondía, varios intentos y nada.

Nene manejo durante unos 15 minutos, a lo lejos logré visualizar mi camioneta, tenía las intermitentes puestas. Nos estacionamos atrás y baje enseguida. Llegue a la puerta delantera de camioneta pero Debora no estaba ahí, estaban sus cosas, las llaves puestas y tuve un dejavú de cuando encontré el auto de Debora chocado cuando la raptaron. ¿Que tiene esta mujer que se mete tanto en líos?

En ese momento sentí un mareo, el aire me faltaba, sentía como si me estuvieran apretando el pecho, me sostuve de la puerta pero de un momento a otro perdí la conciencia.

Narra Debora.

Me sentía desesperada. ¿Que iba a hacer para recuperar a mi hijo sin terminar en la cárcel? Esa maldita mujer me tiene en sus manos y tampoco puedo recurrir a Anthony por que él jamás me dejaría declararme culpable.

Estaba afuera de ese gran hotel, volteé a todos lados y me sentía perdida, no tenía mi celular ni mi cartera. Trate de tranquilizarme y aclarar la mente. En ese momento recordé que la oficina de David estaba a unas cuadras, quizá el pueda ayudarme o sepa que relación tiene su padre con la vieja bruja de mi ex suegra. 

Camine una cuadra y empezó a llover ¿Por que ahora Dios mío? Apresure el paso y en pocos momentos logré estar sobre la imponente puerta del edificio donde había pasado mi mejor época laboral. Entre a la recepción, parecía un perro mojado.

–¿Se encuentra el licenciado David?– pregunte a la recepcionista.  La muy igualada me barrio de arriba abajo y se rio.

–No está.

–Comunícame con él– de ordene.

–No puede recibir llamadas. Esta de viaje.

Mi paciencia se estaba agotando. Cuando estaba apunto de decirle sus verdades, el timbre del elevador sonó y las puertas se abrieron. Era David.

–¿Debora?– preguntó extrañado.–¿Que te paso estas bien?– se acercó a mi y apretó mi hombro.

Le iba a arman un escándalo a la recepcionista pero tenía cosas más importantes que tratar con David.

–Necesito hablar contigo, es urgente.

–Voy de salida deb... ¿Quieres acompañarme?

–Si– no sabía a donde pero necesitaba hablar con él, ademas no tenía a donde ir, ni tenía dinero, ni un celular.

David se quitó su saco y me lo puso encima, la recepcionista se quedó con el ojo cuadrado, seguramente era una más de sus admiradoras.

El auto de David ya estaba esperándolo afuera, me abrió la puerta y subí, enseguida el hizo lo mismo en el asiento del piloto.

–¿Que paso?

–Secuestraron a mi hijo– la voz se me quebró al decirlo.

–¿Que?– dio un frenon que casi se estampa con el carro de adelante.

–Se quien fue. Está relacionado con el desfalco del que me acusan.

–Te escuchó, cuéntamelo todo– siguió manejando con rumbo a no se donde.

Comencé a contarle todo lo que había sucedió hace unas horas. Llegamos a un edificio enorme, entro al estacionamiento y después me ayudó a bajar del auto. Me había traído a su lujoso departamento.

–Ponte cómoda o ¿Quieres tomar un baño? Estás toda mojada puedes enfermarte.

Me daba pena pero en verdad lo necesitaba.

–Entra al baño y después dame tu ropa para meterla a la secadora– era muy amable y demasiado lindo.

Hice lo que me pidió, tome una ducha en el cuarto de invitados, cuando salí mi ropa estaba encima de la cama totalmente seca. Después de que me vestí salí a buscar a David para seguir conversando, lo encontré en la sala sentado, mientras tenía un vaso con un líquido color Ámbar.

Se veía bastante guapo. Debora, concéntrate.

Me senté aún lado de él y comenzó a hablar.

–Realmente no se que relación tenga mi padre con esa mujer... pero ¿crees que serviría si logro que mi papá retire los cargos? Si él lo hace no puedes declararte culpable. 

–pero ella sabrá que estoy detrás de esto y si le hace daño a mi hijo?

–Deb, no puedes declararte culpable. No has hecho nada, es injusto– coloco una mano en mi pierna y me sentí como si estuviera traicionando la confianza de Anthony. Tome su mano y la quite de mi pierna.

–Discúlpame, discúlpame. No fue mi intención incomodarte.

Asentí y agache la cabeza. –No se que hacer–susurre desesperada.

–Lo que tú decidas hacer, yo voy a estar aquí para apoyarte. Si quieres que hable con mi papá solo dímelo. Se como manejarlo.... o dime quien es ella y me hago cargo de que no vuelva a molestarte– lo dijo con tanta seguridad que me causó un escalofrío.

–¿Realmente puedes?– pregunte esperanzada.

–Si, pero mis métodos quizá no van a gustarte pero te seguro que jamás volvería a molestarte.

Clandestino / Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora