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Narra Anthony.

Tenía mucho tiempo sin ver a Deb, la extrañaba tanto... pero claro estaba pagando las consecuencias de mis acciones.

Una tarde como cualquier otra llegue a casa debora para regresarle a mi hijo. Habíamos pasado toda la tarde juntos pero Deb aún no me tenía la confianza suficiente para dejarme al niño por las noches.

Cuando me estacione afuera de su casa vi muchos coches estacionados y mucho moviendo a fuera de la casa como si tuvieran una reunión o una fiesta. ¿Que estarán celebrando?

La puerta estaba abierta, entre con mi hijo en mis brazos. Se escuchaba mucha bulla, fui entrando en la casa y me guié por el ruido.

Llegue a un patio, había mucha gente. Adornos rosas y azules... ¿De bebé? Fui avanzando, observé todo, una mesa de regalos, una mesa de dulces con diseños de pañales, biberones... y efectivamente esto era un baby shower.

Gire y vi a debora, estaba platicando con una señora. Se veía hermosa, tenía un brillo diferente, parecía un ángel.

Alaric se acercó a ella y la abrazó, fue entonces que me di cuenta que ella tenía el vientre abultado... pero era una tremenda panza. ¿Debora estaba embarazada?

Me sentí tan contrariado... ¿Que clase de broma era esta?

Debora no dejaba de sonreírle a Alaric mientras él no dejaba de frotarle la panza como si fuera buda.

¿Por eso me había evadido todo este tiempo?

Una señora se acercó a la feliz pareja y les dio un globo color negro con adornos azules y rosas. Debora tomó un alfiler y lo poncho. En ese momento un polvo rosa salió volando por todo el lugar.

¿Que significaba esto?

Debora y Alaric se abrazaron emocionados... debora tomó el rostro de Alaric y le plantó un beso en los labios... Y aquí estaba yo como idiota observándolos desde un rincón.

–Va a ser una niña– me dijo una señora con mucha emoción sangoloteandome. Yo estaba en shock.

–¿Que haces aquí?– me pregunto debora. No supe en qué momento se acercó a mi.

–Vine a traer a Matías– dije desconcertado.

Debora tomó a Matías y se lo dio a una señora.

–Felicidades– dije viendo su panza, parecía que se había comido una pelota.

–Gracias... debes irte...

De pronto, un foco imaginario se prendió encima de mi cabeza. Tome del brazo a debora y la lleve adentro de la casa.

–Esa niña puede ser mi hija– dije con seriedad.

–Es de Alaric– dijo con una seguridad impresionante.

–¿Como lo sabes?

–Lo se y ya– dijo cruzándose de brazos.–De hecho Anthony...– dijo tocandose la barbilla.

–¿Que?

–Quiero que te quedes con Matías.

Fruncí la frente, no entendía nada.

–¿Como dices?

–Quiero que te quedes con Matías, que lo lleves a vivir contigo. Quiero iniciar una nueva sin que nada me ate a ti– dijo cruzando los brazos.

–¿Estas escuchando lo que me estás diciendo?– esto era un total disparate.

–Si Anthony. Quiero que te lleves a Matías y me dejes tranquila con mi hija.

Me quede muy sorprendido. Debora jamas, jamas permitiría que le quitara a nuestro hijo.

–No me hagas esto de nuevo– dije tomando su rostro entre mis manos.

Baje mis manos y toque su vientre. Me emocione muchísimo cuando sentí que nuestra bebé pateaba la panza de su mamá. Estaba seguro que era mi hija.

–Nunca la vas a conocer Anthony– dijo con frialdad.

–Deb...

–Nada Anthony. El día que preferiste a tu falsa familia yo iba a decírtelo... iba a decirte que íbamos a tener una hija pero sabes que? Como es costumbre nunca estuviste para mi, preferiste la falsedad, preferiste a un niño que no lleva ni tú sangre.

–Debora escúchame por favor...– Me empecé a sentir mal, desesperado, el aire estaba faltándome, sentía como si estuvieran presionándome el pecho, como si estuviera apunto de darme un infarto. Estaba sudando a chorros. Fue entonces que de un espasmo me desperté.

Estaba en mi cama, sudado y con la respiración acelerada. Todo había sido un sueño... no un sueño una pesadilla.

Tome mi celular y vi la hora, eran las diez de la mañana. Todo se veía tan real. Maldita sea.

–Hola mi amor, buenos días– dijo Fran entrando a la habitación con el niño en los brazos.

No podía seguir con esta incertidumbre, desde hace días no podía dormir pensando en el tema. Tenía que hacerle una prueba de ADN y saber si era mi hijo o no.

Ella dejó al niño en su porta bebé y se acercó a mi.

–¿Estas bien? Hace días te noto raro– dijo tocándome las mejillas.

–No, no estoy bien– dije pasándome las manos por la cara.

–¿Quieres que llame a un doctor?– pregunto preocupada.

–No– dije tomando sus manos para que dejara de tocarme.

–¿Entonces que pasa? ¿Problemas con tu carrera? Confía en mi.

Solté un suspiro y tome aire llenando mis pulmones.

–Tengo un hijo con debora.

–¿QUE?– gritó y se levantó de la cama como resorte.

–El niño que viste con ella es mi hijo– dije afrentando lo que debí haber hecho hace tiempo.

Se tapo la boca y empezó a llorar. No estaba de humor para soportarla a si que me levante de la cama para irme pero me detuvo.

–¿Como pudiste Anthony?– me grito.

–Yo no lo sabía, hasta que viaje a españa.

–Esa maldita zorra– dijo con rabia.

–No la llames así. De hecho deberías agradecerle por que gracias a ella tienes esto– dije señalando a su alrededor.–Ella prefirió irse, prefirió dejarme para que tú hijo tuviera un padre.

–¿Mi hijo?– dijo ofendida.

–Tu hijo... por que ahora mismo tengo la duda que yo sea su padre–dije antes de salir de la habitación.

Clandestino / Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora