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Aquí estaba yo sentada en la sala de mi casa como una niña regañada mientras el abogado me daba un sermón por haber ido a buscar a David mientras Anthony me veía con mirada desaprobatoria. Aún seguía molesto conmigo por el drama de anoche.

–Es que yo solo quería saber por que estaba haciéndome esto, no quería o no pensé en las consecuencias.

–De cualquier modo debía hablar primero conmigo– el abogado era igual de canson que Anthony.

–Ni siquiera yo lo sabía – Anthony se creía que el abogado era nuestro consejero de parejas.

–¿Que fue lo que le dijeron exactamente? No omita nada.

–Que él no había sido, que quizá era cosa de su padre. Realmente no me dijo mucho. Bueno... que me ayudaría preguntándole a su papá.

–¿Crees poderme agendar una cita con él?–me pregunto el abogado.

–Si, él prometió ayudarme–Anthony torció los ojos, sé que en su mente me imitó.

–Cualquier cosa que él pueda decirnos puede ser muy útil para tu defensa.

–Yo le llamó y le digo cuándo podemos ir a reunirnos con él.

–¿Tiene que ir ella?– preguntó Anthony sentado en el sillón con los brazos cruzados.

–No necesariamente. Es una reunión amistosa, quiero entender que es lo que está pasando, ellos realmente no tienen nada en concreto para las acusaciones que están haciendo. Ya veremos cuando sea el momento de presentar las pruebas que es lo que van a hacer.

El abogado se despidió de nosotros y nos quedamos solos. Cuando Anthony estaba molesto era como una piedra en el zapato, es muy orgulloso y testarudo pero no quería que siguiéramos peleados menos en estos momentos que cualquier cosa puede pasar.

–Thony...– Anthony subió su mirada y me fulmino con ella. Él tenía una mirada muy expresiva y en este momento sus ojos eran dos dagas que estaban a punto de ser lanzadas.

–¿Que?– respondió pero volvió su vista al celular.

–¿Estas muy enojado?– para cuando Anthony levanto su mirada yo ya tenía la mitad de la blusa abierta mientras me acercaba a él.

Se me quedo viendo sin decirme nada, solo observaba como desabotonaba los últimos botones de mi blusa conforme me iba acercando. Me senté encima de él y no puso resistencia pero su mirada aún no cambiaba aunque su respiración era más rápida.

–No quiero que estemos peleados baby, no ahora– le di un beso en la punta de la nariz.– ¿Me perdonas? ¿Si? Anda precioso, cosita hermosa–comencé a llenarle de besos toda la cara, no soporto mas, una sonrisa se dibujó en su cara, sus manos se deslizaron por mi cintura para apretarme contra su fornido y sexy cuerpo.

–Te perdonó con una condición...

–¿Cual?

–Que no me digas mentiras, que confíes en mi en cada momento. Yo voy a apoyarte debby pero déjame cuidarte.

–Te lo prometo– tenía muchas cosas que decirle pero si comenzaba terminaríamos más peleados.

Con una de sus manos tomo me cuello y me acerco para besarme mientras que con la otra me apretujaba contra su voluminoso ser.

–Te propongo algo...

–¿Que? ¿Es muy indecente?

–No mucho– sonrió. Tomo mi blusa y empezó a abrochar los botones lo cual me decepciono.– Quiero que nos olvidemos un poquito de toda esta locura y vayamos a algún lugar lindo a pasarlo bien.

–¿A donde?

–No se, déjame pensarlo. Podemos invitar a mis sobrinos y a mi hijo. Ya le conté la verdad, me reprendió al principio pero entendió la situación.

–Pensé que iríamos tú y yo solos...

–Si eso quieres así lo hacemos pero quiero que empieces a convivir con mi familia. Podríamos dejar a Maty con su nana para poder ir a nadar, escalar montañas, un poco de deportes extremos.

–¿Y a ti quien te dijo que a mi me gusta eso?– me reí.

–¿Y Que es lo que a ti te gusta mami?– maldito, sabia que tono de voz usar y como tocarme para ponerme como locomotora.

–Tú. Nada me gusta en este mundo como tú. Eres mi niño bonito, mi negro lindo– acaricié su rostro, me encantaba su barba sin rebajar parecía un osito,

–Tu eres mi damisela en apuros– se rio con ternura.

–¿Ten gustan las chicas problema, cierto?

–Tengo síndrome de héroe, así que...– encogió sus hombros.

–Te voy a dar suficientes problemas para que no busques a alguien más a quien salvar.

–Contigo tengo suficiente– me dio un corto beso en los labios y sonrió.

–Entonces... ¿Tienes cosas que hacer o puedes atender las necesidades de tu mujer?– le pregunte mordiéndole el labio inferior y pase una mano por encima de su pantalón.

–Ay "Bebora" que traviesa de pones– se sonrojó pero su sonrisa era aún más amplia y esos hermosos hoyuelos se notaban más.

Paso sus dos manos por mi cintura y se levantó del sillón junto conmigo, en cualquier momento vamos a azotar los dos en el suelo. Envolví mis piernas en su cintura e intento subir las escaleras conmigo así pero fue imposible. Ambos nos empezamos a reír al notar su nula fuerza.

–¿Que paso le paso a mi súper héroe? ¿Perdió su fuerza?– me reí al notar que casi se le sale un pulmón por el esfuerzo que había hecho.

El pobre no podía decirme nada, estaba recargado con sus manos en las rodillas tratando de estabilizarse. En un suspiro se recuperó y me cargo como costal de papas. No podía dejar de reírme mientras subía las escaleras conmigo así y después me lanzo sobre nuestra cama como luchador de la WWE.

–Te amo– dijo antes de abrir mi blusa con fiereza. Fue dejando una línea de besos húmedos desde mi cuello hasta mi ombligo.

Clandestino / Romeo Santos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora