+ Lo siento.
Prometo apurado.
+ He pillado mucho atasco y no me ubico por aquí.
- Con casi media hora de retraso por atasco podrías haber venido andando.
Malú contesta ruda. La tengo estudiada y los comentarios de que es borde y creída parecen ajustarse perfectamente a ella.
+ Me he disculpado.
Le recuerdo de mala manera.
R: Martín, soy Rosa.
Me tiende la mano amablemente. Cuando hablamos por teléfono ya me había advertido que a Malú no le sentaría bien mi entrada a su equipo.
R: Bienvenido.
Con un gesto me invita a tomar asiento junto a ellas y llama al camarero que no tarda en aparecer para tomarme la orden.
+ Un café está bien.
- ¿Nos permites un momento?
Se pone de pie y con los ojos le pide a su manager que la siga. Si algo tiene, es una mirada muy expresiva.
Narra Malú
R: Es mucho más guapo de lo que se veía en las fotos.
Rosa intenta disuadirme.
- No lo quiero en el equipo.
Repito molesta.
R: Malú.
Suspira.
R: Ya te he dicho que no ha sido decisión nuestra, son órdenes directas de Sony.
- ¿Pero por qué? ¡Joder!
R: Sabe mucho de música.
Argumenta para tranquilizarme.
R: Si no puedes evitar que trabaje contigo, coge la oportunidad y aprende de él.
- Pero si es un paleto.
Le miro de soslayo.
R: Siempre tienes alguna queja de los nuevos.
Contraataca.
- Ya sabes lo que pienso. Estas cosas debiesen depender de mi.
R: Es imposible.
Zanja la conversación.
R: Y volvamos a la mesa, que no es de buen gusto estar cuchicheando a las espaldas del pobre muchacho.
Ruedo los ojos cabreada. Cuando Rosa quiere ser mi madre no la aguanto. Para eso ya tengo a la mía que cumple muy bien con su rol.
- Rosa me ha dicho que entiendes de música. ¿Qué instrumento tocas?
+ Pues guitarra, bajo, piano, saxo...
Enumera.
- Anda ya.
+ Entiendo que tú sólo tienes voz.
- Siendo que soy cantante, no está mal, ¿no?
Me defiendo llena de ironía. Será gilipollas, venir a reclamar que no toco instrumentos.
+ No, pero podría enriquecerte aprender a tocar algo.
- ¿Bueno, qué, tú has venido a criticar o a currar con nosotros?
+ Las críticas mejoran el trabajo.
Sentencia.
- Mis músicos son fenomenales.
Asevero.
- ¿Alguien va a decirme que tienes que hacer tú con nosotros?
Intercalo mi mirada fulminante entre Rosa y el nuevo.